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Cede efecto Trump en mercados financieros de México

 

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Nada en el siglo XXI golpeó a los inversionistas en México más que el ascenso del presidente Donald Trump. El peso mexicano se desplomó a un mínimo récord: perdió 17 por ciento de su valor entre 16 monedas principales en 2016.

En México, que durante más de dos décadas superó en desempeño a los 26 países que conforman el mercado emergente, las empresas perdieron más cuota que desde al menos 1994, cuando se compilaron dichos datos por primera vez. Los bonos de México, favoritos entre los mercados emergentes desde al menos 2010, cuando las cifras fueron publicadas por primera vez, se derrumbaron en una reversión sin precedentes, según datos compilados por Bloomberg.

Sin embargo, ahora hay razones para pensar que el efecto Trump en los mercados mexicanos puede estar a punto de desvanecerse. Algunos indicadores de expectativas para el futuro se han estabilizado, lo que sugiere una disminución del pesimismo inducido por Trump sobre las perspectivas para las empresas mexicanas, la deuda mexicana y la economía mexicana.

Ciertamente los inversionistas han tenido razones legítimas para temer lo peor. Ningún país desde 1980 hace tanto comercio con México como Estados Unidos, un total de 480 mil millones de dólares el año pasado, sin incluir las remesas enviadas a casa por los mexicanos que trabajan al norte de la frontera. Desde que James K. Polk planteó sus argumentos para hacerle la guerra a México en 1846, ningún presidente estadounidense ha sido tan hostil con su vecino latinoamericano como Trump.

Se ha referido a los inmigrantes mexicanos como "asesinos" y "violadores"; descalificó la decisión de un juez que nació en Indiana por su "herencia mexicana"; se comprometió a construir un muro para evitar que los "criminales" mexicanos entren a Estados Unidos y prometió cancelar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que beneficia no sólo a México, sino también a Canadá y Estados Unidos al establecer la mayor zona de libre comercio del mundo con 450 millones de habitantes y un producto interno bruto de 20.8 billones de dólares. En las dos décadas transcurridas desde que el TLCAN entró en vigor, el comercio entre los tres países se cuadruplicó a 1.14 billones desde 297 mil millones de dólares.

Los temores por Trump eran tales que los patrones de inversión tradicionales se disolvieron en 2016. Hasta el año pasado, las acciones de las empresas mexicanas subían a un ritmo más rápido que en ningún otro mercado emergente desde 1995, con la excepción de la crisis financiera mundial de 2007-2009.

A pesar de la estabilidad política, el dinero invertido en México ha estado huyendo a Brasil, donde la presidenta Dilma Rousseff fue destituida y su sucesor, Michel Temer, está envuelto en acusaciones de corrupción que podrían terminar con su carrera. La fuga de capitales se revela en la salida de 42 por ciento de este año del mayor fondo que cotiza en bolsa (ETF por sus siglas en inglés) de México, mientras que el mayor ETF de Brasil se benefició de una afluencia de 28 por ciento, según datos compilados por Bloomberg.

Al mismo tiempo, la Bolsa Mexicana de Valores dejó de ser un indicador de las acciones estadounidenses, como había tendido a serlo durante dos décadas. La correlación entre los movimientos en los precios de las acciones de México y Estados Unidos cayó a un mínimo récord de 0.4 (cero significaría que no hubo relación y 1 significaría que se movieron al unísono), según los datos de Bloomberg, en comparación con 0.8 antes de 2014 y 0.6 justo antes de las elecciones de 2016.

La deuda de México también invirtió su desempeño superior en 2016 después de años de fortalecimiento en relación con otras economías emergentes. La relativa inferioridad de los bonos mexicanos durante los siguientes 16 meses ha sido el peor desempeño desde que se empezaron a recopilar los datos en 2010. El precio del petróleo, cuyas fluctuaciones tradicionalmente influyeron en el peso, tuvo la menor correlación con la moneda mexicana desde 2008.

Sin embargo, hay una estrella en los mercados que sugiere un cambio de rumbo. La volatilidad implícita del peso, una medida de las apuestas de los operadores sobre las fluctuaciones futuras de los precios de la moneda, cayó 48 por ciento desde principios de noviembre y hoy está sólo un punto porcentual más arriba que su promedio de cinco años, según datos compilados por Bloomberg.

Después de alcanzar un mínimo récord en enero, el peso subió 15 por ciento este año y se convirtió en la moneda de mejor rendimiento entre las 16 principales. Los analistas encuestados por Bloomberg también predicen que el peso redituará un total de 5.6 por ciento (ingreso más apreciación) a finales de 2018 como la cuarta entre las divisas de mejor desempeño.

La reciente confianza también se revela en el promedio móvil de 50 días del peso, que superó su promedio móvil de 200 días en abril. Los operadores llaman a esto la "cruz de oro", una indicación de que una moneda subirá. Es razonable argumentar que estos indicios de un cambio se deben a la incapacidad de Trump para cumplir sus amenazas. A pesar de toda su fanfarronería, aún no ha obtenido el apoyo del Congreso para cancelar el TLCAN o construir un muro en la frontera con México.

Mientras tanto, el crecimiento del PIB de México superó al de Estados Unidos y Canadá el año pasado y los economistas encuestados por Bloomberg predicen que México será el líder en 2019. Aunque la inflación de precios al consumidor subió a 6.16 por ciento este año desde 3.4 por ciento, los operadores apuestan a que caerá a 3.86 por ciento en los próximos meses, según datos de Bloomberg.

Los analistas encuestados por Bloomberg también anticipan ganancias récord de las empresas mexicanas, en contraste con los débiles pronósticos para los mercados emergentes en general. Esto volvería a muchas acciones mexicanas una ganga en los próximos 12 meses.

En este contexto, los analistas encuestados por Bloomberg predicen que las compañías de consumo discrecional en México subirán 17 por ciento durante los próximos 12 meses en comparación con 9 por ciento para el resto del mercado emergente, indicio de que los compradores mexicanos están dispuestos a gastar. Dicho de otra forma, lo peor quizá ya pasó para los inversionistas en México.

(Con la ayuda de Shin Pei)

Esta columna no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial o Bloomberg LP y sus propietarios

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