Mario Rodarte

El sistema de precios

 

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Casi en tono de alarma algunos medios anunciaron que Pemex cada vez refina menos e importa más. ¿Debemos preocuparnos? Dadas las condiciones de producción, la tecnología actual y la capacidad instalada de refinación en el mundo, esta podría ser la decisión óptima. Para ampliar la capacidad de refinación y modernizar la actualmente disponible se requeriría hacer cuantiosas inversiones, utilizando recursos que claramente tienen un uso alternativo, con mayor rendimiento económico y social. Esta es precisamente la función del sistema de precios: ordenar la asignación de los recursos escasos en su mejor uso alternativo.

Desde hace algunos años la ahora empresa productiva adquirió en asociación una refinaría en territorio del vecino del norte, hacia donde se dirige una parte del crudo que se obtiene, para proceder a refinarlo y traer productos varios, entre ellos gasolina de calidad. Cuando estaba en discusión la construcción de una nueva refinería en el país, ganó la necedad y se decidió proceder a elegir un lugar en donde se instalaría. Ahora tenemos un terreno enorme, sin uso, en el que el estado gastó un dineral para adquirir los derechos y así ganar la asignación de la obra. Afortunadamente no se realizó la construcción, de lo contrario estaríamos a medias en la construcción y muy posiblemente a punto de cancelarla en forma definitiva, debido a la caída en los ingresos petroleros. Evitamos perder por partida doble.

Otro de los ejemplos de la función que presta el sistema de precios nos lo da el anuncio de los millones de spots que el INE pondrá a disposición de los partidos, así como el dineral que les ha sido asignado para sus campañas. El resultado: basura pura; primero por la cantidad de anuncios, volantes, folletos, cartas y tiempo en las llamadas redes sociales, para que un ejército de jóvenes se dedique a desprestigiar, otros a tratar de construir la imagen del partido que los contrató y otros más simplemente a perder el tiempo. Tendremos la televisión y la radio plagadas de mensajes sin contenido, con promesas imposibles de cumplir y llamadas a la conciencia de los ciudadanos para que recuperemos la confianza en los partidos, que ahora si saben lo que los ciudadanos necesitan y, obviamente, saben hacerlo mejor que otros.

Si los partidos y sus dirigentes tuvieran que trabajar para generar los recursos para financiar sus campañas, otro sería el resultado, ya que, como cualquier otro agente económico, ante la escasez de recursos, tiene que optimizar el uso de lo poco que tenga. Esta práctica únicamente fomenta el dispendio y el derroche y, obviamente contribuye a fomentar la corrupción, ya que no habrá agencia publicitaria, taller, o imprenta que no quiera ganar, a como de lugar, los contratos para producir la basura electoral que amenaza con empezar pronto. Esto, obviamente se presenta después de un enorme recorte presupuestal que va dejando al país inactivo paulatinamente, ya que se ha detenido el programa de infraestructura. Buenas decisiones, sin duda.

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