Mario Rodarte

El problema de la medición

 

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Esta semana iniciamos con la noticia de que un académico de prestigio cuestionó la forma como se está midiendo el valor final de todos los bienes y servicios producidos por la economía en el año, conocida como el Producto Interno Bruto o PIB.

Ya nos habíamos tardado en cuestionar a esa caja negra en que se ha convertido la institución, autónoma, encargada de la estadística oficial en el país. Con todo y autonomía, tiene la obligación de rendir cuentas a la sociedad y no basta con sus notas metodológicas publicadas en su página de internet o los informes a los legisladores, quienes no entienden ni la 'O' por lo redondo, sino que efectivamente debe buscar que los círculos de usuarios, incluidos académicos, centros de investigación y otros, den su aval a los que se está produciendo.

En los círculos bajos, o como decimos coloquialmente "en lo oscurito", ni el Banco de México ni Hacienda, dos de los mayores usuarios, confían en la estadística oficial y si investigamos en algunas universidades en el interior del país, veríamos que los cuestionamientos son severos.

Existen cambios frecuentes en las metodologías utilizadas y en la cobertura de las muestras y en la temática que se pregunta, lo que hace que las series de tiempo pierdan su utilidad para realizar análisis de largo plazo. Los cambios en la temática y preguntas de ejercicios tan valiosos como los censos, hacen que los resultados se vuelvan incomparables, quedando sólo válido el dato de población total y el número total de establecimientos, lo cual hace que resulten sumamente costosos para la sociedad, dada la utilidad que se le puede dar a la estadística derivada. Es imposible convertirla en información y aquí viene la pregunta: ¿será por esto que en México no podemos diseñar política económica que haga que el país crezca a una tasa mayor? Sin estadística e información de calidad, diseñar política pública es un ejercicio estéril.

Todas las encuestas han sufrido cambios en su cobertura temática y en su tamaño de muestra y, como mencionamos arriba, las series se pierden y no hay opción de analizar para el largo plazo. Se sabe que las encuestas son un insumo básico para las cuentas nacionales, de donde se calcula el PIB. ¿Cómo le afectan estos cambios? Nadie sabe y a nadie se le informa de lo que pasa en la enorme caja negra.

Finalmente conviene mencionar que a últimas fechas han salido con todo tipo de información, que resulta muy cuestionable su confiabilidad y utilidad, como por ejemplo la medición de la criminalidad, o la de la productividad total de los factores, cuyo cálculo es muy complejo y posiblemente en la institución no cuenten ni siquiera con la estadística básica requerida para su cálculo.

Y qué les parece a los amables lectores el indicador de felicidad? Como para Ripley, con las desigualdades, marginación, el tamaño de la informalidad y el servicio de procuración de justicia, es claro que todos debemos estar muy contentos, de acuerdo con la caja negra.

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