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Esta semana se lleva a cabo la tercera edición de Energy Mexico Oil, Gas and Power Expo and Congress, que se ha constituido como el evento más importante del sector en el país y referente obligado para autoridades, empresas y analistas especializados, en el que se analizan la situación actual, perspectivas, riesgos y retos de las industrias que lo integran. Participan 85 ponentes nacionales y extranjeros en 23 sesiones sobre las cadenas de producción de hidrocarburos y electricidad.
En el primer día de actividades se plantearon las perspectivas de la industria del petróleo y gas, donde destacó la conversación entre los representantes de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y de la Agencia Internacional de Energía (AIE), a la que México se incorporó recientemente. El primero destacó "la necesidad de que el mercado confíe en el cumplimiento de los acuerdos de los países productores de petróleo para estabilizar los precios", lo que parece que se está consiguiendo dado el incremento de las cotizaciones en los últimos meses, aunque en buena medida ello se deba a la incapacidad de detener la caída de la producción en varios países miembros de la OPEP (Venezuela) y no miembros (lamentablemente, México). En contraste, para la AIE esa "búsqueda de estabilidad" es un riesgo para los países consumidores, como ha ocurrido en el pasado); se subrayó la importancia de realizar cambios en el sector que permitan realizar lecturas más rápidas de lo que ocurre en el mercado global, esto es, disponer de más y mejor información. Sin duda, lo más relevante fue que esas dos organizaciones expusieran sus puntos de vista —en varios aspectos contrastantes— sobre el funcionamiento del mercado petrolero. También se analizaron el mercado regional del gas natural y el de refinación en la zona del Golfo de México que son esenciales para el país, ya que son los determinantes de los precios internos de los combustibles y de ahí se importa la mayor parte de las gasolinas que consumimos.
En su discurso inaugural, el secretario de Energía apuntó los riesgos de revertir la reforma energética bajo la que se han comprometido inversiones por 640 mil millones de dólares en hidrocarburos y cerca de 400 mil millones en electricidad, más los que se acumulen en las dos rondas de exploración y extracción que todavía realizará esta administración, montos impensables sin una apertura a la inversión privada. Asimismo, reconoció que quedará pendiente la 'papa caliente': los campos terrestres no convencionales, sobre todo los que requieren técnicas de fracking y que generan un gran debate socio-ecológico.
El segundo día se concentró en el sector eléctrico, desde la nueva arquitectura del mercado y el desempeño de las empresas privadas hasta la evolución y perspectivas de las energías limpias (hidráulica, solar y eólica), cuyos procesos han cambiado drásticamente en los últimos años en la medida en que los gobiernos han reducido los subsidios, pero las tecnologías se han abaratado sustancialmente. También se tocó el entorno político para el sector con la participación de representantes de los partidos políticos de México, elemento esencial en este año electoral.
En el tercer día se plantearon otros aspectos fundamentales para la operación de las inversiones y los mercados de energía, como la resolución de disputas judiciales y la importancia del Estado de derecho; la competencia económica en el sector y el papel de los reguladores no sólo en México sino en toda América del Norte; los temas ecológicos y de cambio climático, con Estados Unidos fuera del Acuerdo de París; y la importancia de las políticas relativas al 'impacto social' en los proyectos de energía, con especial énfasis en las medidas para obtener permanencia, legitimidad y coordinación gubernamental en las denominadas licencias sociales para operar. Grandes retos a atender.
En resumen, un evento integral y referencia obligada.
* Socio Fundador de GEA Grupo de Economistas y Asociados.
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