Fuera de la Caja

México a través de sus Legislaturas

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Estamos acostumbrados a interpretar nuestra historia a través de los presidentes de la República, pero me parece que desde 1997 eso es erróneo. No es que ya no importen, pero ahora también importa el Congreso, algo que en realidad nunca antes había ocurrido en México. Permítame hacer un brevísimo recuento de lo que ha ocurrido en estos 18 años.

La LVII Legislatura inició en 1997. Los senadores ya venían de la elección anterior, y el PRI tenía una mayoría total: 95 de los 128 senadores, casi 75 por ciento, sobrados incluso para hacer cambios constitucionales. Pero en ese año perdió el PRI el control que había tenido en la Cámara de Diputados incluso desde antes de su creación.

Alcanzaron 48 por ciento, contra 49 por ciento del PAN y el PRD. El PRI intentó impedir la instalación del Congreso, fallaron, y México abandonó el régimen de la Revolución. Esta Legislatura tuvo que inventar formas de autogobierno que sustituyeran un Congreso inventado como apéndice del Ejecutivo, con control absoluto y permanente del PRI.

La LVIII Legislatura inicia en el año 2000, con la gran novedad de que el PRI ha perdido la presidencia. No sólo eso, sino también la mayoría en el Senado, y no recupera la mayoría en la Cámara de Diputados. En esa Legislatura tenemos que aprender a funcionar con un presidente que no venía del PRI, y empezar a usar la ley en lugar del supremo papel presidencial.

La LIX Legislatura (2003) mantiene la misma distribución en el Senado, mientras que en Diputados el cambio relevante es una reducción del PAN que ganan el PRD y los partidos más pequeños. El PRI queda claramente como la minoría más grande. Esto le permite al PRI bloquear cualquier intento de reforma, convencidos como estaban de que regresarían al poder en 2006.

Pero la LX Legislatura es totalmente diferente. En la disputa por la presidencia entre PAN y PRD, el PRI queda relegado a un lejano tercer lugar, y pierde incluso su papel de primera minoría. En el Senado queda en segundo lugar con un cuarto de los senadores (33) y en diputados se va al tercer puesto, con poco más de 100 legisladores. El PRD es segunda fuerza en diputados y tercera en el Senado, y desconocen al presidente Calderón. Al PAN no le queda más remedio que negociar con el PRI, que ya entendió que los tiempos han cambiado y empieza a actuar diferente.

En la LXI Legislatura, que inicia en 2009, el PRI se recupera en diputados. De hecho, en su ya formal alianza con el PVEM, tienen mayoría en esa Cámara, pero en senadores siguen muy abajo. Con esa mayoría el PRI continúa bloqueando reformas, pero ya en otra lógica, la de un partido en democracia que puede recuperar el Ejecutivo y que pospone para entonces esas reformas (especialmente Laboral y de Amparo).

Finalmente, en la LXII Legislatura, que está terminando, regresamos al PRI-PVEM como primera minoría, el PAN en segundo lugar, y en tercer puesto el PRD. Esto, en ambas cámaras. La agenda del PAN, y la del PRI que logró regresar al poder, son similares. El grupo que controla las estructuras del PRD decide sumarse a esa agenda, en parte por convicción y en parte para deshacerse del caudillo de turno, López Obrador, y se conforma un grupo llamado Pacto por México, que cuenta con 90 por ciento de los votos en ambas cámaras. Las reformas pospuestas 18 años pueden finalmente procesarse.

Ha sido un proceso exitoso, aunque para quienes lo vivimos se haya visto amenazador, generador de angustias, desesperante.

Twitter: @macariomx

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