Fuera de la Caja

Medio término

Macario Schettino escribe que si el Congreso queda dividido en EU, la parálisis legislativa que seguiría dará espacio a ataques aún más virulentos por parte del presidente.

Hoy hay elecciones de medio término en Estados Unidos. Se renueva la Cámara de Representantes y 35 senadurías, además de que se eligen 39 gobernadores. Es una elección cuya importancia no puede menospreciarse.

De acuerdo con las encuestas, agrupadas en la página 538 de Nate Silver, los demócratas tienen 88 por ciento de probabilidad de ganar la mayoría en la Cámara, pero apenas 16 por ciento de alcanzarla en el Senado. Debe ser una estimación cercana a la realidad, porque Trump ya dijo el fin de semana que él se concentró en el Senado, así que da por descontada su derrota en la Cámara baja.

El Senado hoy se reparte 51-49 a favor de los republicanos, y es difícil que pierdan dos lugares (netos). Si sólo perdiesen uno, quedando en 50 ambos partidos, el voto de desempate corresponde al vicepresidente, de forma que seguirían teniendo mayoría los republicanos. Sin duda, mientras menor sea la ventaja del partido de Trump, más difícil será para éste impulsar sus propuestas, que no sólo son rechazadas por los demócratas, sino por cualquier conservador con principios. La capacidad que ha tenido Trump de destruir esos principios en el Partido Republicano es notable, pero la elección de hoy puede ponerle fin.

Si el Congreso queda dividido en Estados Unidos, como indican las encuestas, la parálisis legislativa que seguiría dará espacio a ataques aún más virulentos de parte del presidente, me imagino, para tratar con ello de polarizar lo suficiente a la ciudadanía rumbo a 2020. Si las estimaciones son correctas, la ruptura entre las ciudades (demócratas) y el campo y los pueblos (republicanos), será más marcada a partir de hoy. Polarizar en esas condiciones es muy fácil para alguien sin escrúpulos, que insistirá en que los yuppies (o como se les diga hoy) son holgazanes pervertidos, que han traicionado al verdadero corazón de América, que apuestan a sumar millones de migrantes para con eso ganar y destruir a los blancos anglosajones evangélicos. Porque este es su mercado, y específicamente los hombres entre ellos. Es muy impresionante ver que la intención de voto está empatada entre hombres, pero los republicanos pierden entre mujeres, dos a uno. Si le sumamos educación, mientras dos de cada tres mujeres con estudios de licenciatura votarían Demócrata, dos de cada tres hombres sin estudios votarían Republicano (CNN).

En este escenario, el más probable, la mayor polarización en Estados Unidos no será una buena noticia para nosotros. Primero, porque seguramente México será uno de los temas de disputa. Segundo, porque un entorno global de polarización va a favorecer esa misma tendencia al interior de nuestro país. Es precisamente lo que ha llevado al hundimiento, y casi desaparición, del centro político en Europa, y ha permitido la elección de personajes como Bolsonaro en Brasil. Considerando la ausencia de proyecto del nuevo gobierno en México, del que hablamos ayer, el camino de la polarización sería el que recorreríamos.

Como siempre, podemos tener esperanza en un triunfo demócrata. Beto O'Rourke, candidato demócrata al Senado por Texas, que enfrenta a Ted Cruz, podría convertirse en una estrella política, además de obtener esa curul que parece casi escriturada a los republicanos. Cambiaría por completo el panorama, pero sus probabilidades de triunfo son escasas, apenas 25 por ciento. Su campaña ha logrado colocar al borde del triunfo a varios representantes, y tal vez quede cerca de Cruz, pero no sería suficiente.

Si las cosas ocurren como indican los números, entonces el proceso de irracionalidad, miedo, angustia y enojo seguirá avanzando. Y tal vez a un ritmo más acelerado. Hace dos años, parecía que Trump no podría ganar. Vaya que se ha oscurecido el panorama desde entonces.

COLUMNAS ANTERIORES

Ya se van
Engañados

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.