Luis Wertman Zaslav

Incertidumbre

 

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Es probable que la incertidumbre general en la que nos encontramos se haga todavía más profunda, conforme pasen los siguientes meses. Aunque en cada mesa en la que le toca a uno sentarse, cada persona tiene su opinión y su pronóstico acerca del futuro, basta señalar unas cuantas de las inconsistencias que nos regala a diario la realidad del país para que la certeza se esfume de cualquier conversación.

Primero, el escenario político hacia 2018 no puede (espero) contener mayor inestabilidad. Mientras el sistema político acude a sus viejos manuales de operación para generar consenso, la ausencia de liderazgo, la resistencia a cambiar sus malas prácticas y, en consecuencia, su alejamiento de la mayoría de la población, sólo aumentan la zozobra.

Y si esto es mucho antes de que se tenga a los candidatos presidenciales, no quiero imaginar el tipo de proceso electoral que viviremos en ocho o diez semanas.

De nuevo, la enfermedad nacional es la desconfianza. Los ciudadanos no creemos en las instituciones que promueven el voto ni en los tribunales que harán que se respete su emisión. De los partidos y sus integrantes, es mejor ni hablar. Tampoco es novedad que esa es una estrategia de la política para entonces sólo pelear los sufragios necesarios dentro de las clientelas ya conocidas para que el rival no gane.

Sin embargo, esta ruta no ha tomado en cuenta lo que, creo, empiezan a perfilar algunas mediciones reales: miles de mexicanos están en un nivel de descontento no visto en casi 20 años y su voto de castigo podría alterar cualquier augurio o deseo.

A esta presión hay que añadirle la táctica de negociación del gobierno de Estados Unidos, la cual mantiene en vilo la existencia del Tratado de Libre Comercio; una salida poco calculada impactará en la carrera por la Presidencia aquí, si eso significa ganar terreno para las elecciones intermedias allá.

Esa tormenta política no puede llegar en peor momento. Precisamente éste será el peor año en materia de seguridad del sexenio; octubre fue el mes con el mayor número de homicidios en dos décadas y hasta el momento ninguna proyección señala que descenderán en el corto plazo.

Supongo que igual que en un huracán, apenas podemos ver hacia adelante. Sabemos qué se necesita hacer (porque diagnósticos sobran), pero nuestra organización como sociedad todavía no es lo sólida que se esperaría para hacer a un lado los intereses creados que fomentan la corrupción y la impunidad.

Lo último que quiero hacer es pronosticar en medio de todo; no obstante, es fundamental que tomemos definiciones morales y cívicas para que el sistema nos escuche y nos represente, lo que por cierto nunca será bullying a las instituciones. Participar en el análisis de lo que nos propongan, involucrarnos en el proceso desde la ciudadanía y votar masivamente, son las brújulas a la mano.

Twitter: @LuisWertman

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