Democracia Eficaz

Comisiones legislativas

Las comisiones son el espacio de trabajo técnico más relevante del Congreso, pero nadie se asoma a ver el trabajo de éstas.

Se aprobó su integración en el Senado el 25 de septiembre y en la Cámara de Diputados dos días después. Lo bueno: se redujo su número. De un total de 120 comisiones ordinarias (56 en Diputados y 64 en Senadores), se reducen a 46 en cada cámara, para un total de 92.

Lo malo: siguen siendo demasiadas. El promedio mundial de comisiones en parlamentos nacionales es 21. La propuesta original era un recorte mayor, pero la negociación política lo impidió. La Cámara de Diputados seguirá siendo la tercera con más comisiones del mundo, y el Senado bajará del segundo al tercer lugar también a nivel mundial.

Persisten comisiones que duplican trabajo y temas. Por ejemplo, en la Cámara de Diputados se mantuvieron por separado las comisiones de Asuntos Frontera Norte y de Asuntos Frontera Sur, las cuales pudieron haberse fusionado con la comisión de Asuntos Migratorios, justo como hizo la Cámara de Senadores.

Lo bueno: hubo gran interés de muchos legisladores para integrar las comisiones. Lo malo: ese interés comúnmente se desvanece después de pocas semanas. Una vez que se instalan el interés se desmorona. Durante la Legislatura 2015-2018 ninguna comisión de diputados cumplió con la obligación legal de sesionar una vez al mes (34 sesiones obligatorias). Las comisiones de Cultura y Cinematografía y la de Asuntos Fronterizos, por ejemplo, sólo sesionaron siete y cinco veces, respectivamente. En la Cámara de Senadores, 28 comisiones se reunieron menos de 10 veces en ese tiempo.

Lo malo: algunos legisladores encabezarán comisiones sin contar con experiencia en la materia. Por ejemplo, el diputado Sergio Mayer al frente de la Comisión de Cultura y Cinematografía. Mayer es cantante, bailarín, actor, modelo y productor de televisión, pero carece de experiencia en otros ámbitos culturales. En el Senado Félix Salgado Macedonio, ex presidente municipal de Acapulco, conducirá los trabajos de la Comisión de Defensa Nacional. También en el Senado, el exgobernador del Estado de México y dos veces presidente municipal de Ecatepec, Eruviel Ávila, presidirá la Comisión de Marina. A ninguno de los dos se le conoce experiencia en dichas materias.

También se observan potenciales conflictos de interés. La diputada Adela Piña, quien presidirá la Comisión de Educación, tiene trayectoria como integrante de la Sección 9 de la CNTE. O el senador Napoleón Gómez Urrutia, quien ha tenido litigios judiciales como exdirigente del sindicato minero, ahora será presidente de la Comisión de Trabajo.

Las comisiones son el espacio de trabajo técnico más relevante del Congreso. Sin embargo, los medios reproducen casi siempre imágenes del Pleno (de legisladores dormidos, de otros arengando desde la tribuna o de otros texteando mensajes indiscretos). Pero nadie se asoma a ver el trabajo de las comisiones. Se cree que los diputados trabajan si asisten a las sesiones del Pleno, sin reparar que ese trabajo político de poco sirve si no se acompaña del análisis técnico y jurídico de las comisiones.

En las pocas semanas de esta Legislatura, se han presentado 293 iniciativas en la Cámara de Diputados y 150 en Senado. Si la tendencia se mantiene, tendremos nuevamente una Legislatura con miles de iniciativas, pero con una tasa de atención baja. En la Legislatura que terminó en agosto se presentaron seis mil 219 iniciativas en la Cámara de Diputados, de las cuales el 70 por ciento quedaron pendientes o fueron retiradas.

La nueva Legislatura merece el beneficio de la duda. Tiene poco tiempo para hacer cambios significativos. Para atarse las manos y no caer en tentaciones. La lógica del confort y del dinero atrapa rápidamente a los legisladores. Ojalá detonen los puentes para ya no regresar al mundo de los privilegios y del dispendio que anestesió durante dos décadas las funciones de contrapeso del Congreso mexicano.

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