Opinión

Luis Adrián Muñiz: Un nuevo escenario económico en México


 
 
En los últimos meses el escenario económico de México se ha transformado, generando una nueva expectativa inflacionaria, previendo un tipo de cambio más depreciado, desvaneciendo la posibilidad de nuevos cambios en la política monetaria, y poniendo en entredicho el crecimiento económico previsto por la Secretaría de Hacienda de 3.1% en 2013.
 

La 'fotografía' del país al primer trimestre mostraba una economía desacelerada pero con sólidas perspectivas de recuperación, hasta alcanzar incluso tasas de 3.5% al cierre del año. El tipo de cambio reflejaba una fuerte entrada de flujos de capital, y una expectativa cercana a 12 pesos por dólar en 2013.
 
 
Por su parte, se esperaba una inflación anual de alrededor de 3.9% al cabo de este año, y la expectativa de nuevos relajamientos monetarios en el corto plazo.
 

Sin embargo, la información económica que se ha dado a conocer después de finalizado el primer trimestre ha llevado a los especialistas del sector privado (incluidos nosotros) a revisar sus previsiones económicas para lo que resta de este 2013.
 
 
Desde la publicación del PIB del primer cuarto del año, los indicadores de producción como el de pedidos manufactureros, los indicadores cíclicos, la producción industrial y el IGAE, apuntan a que la desaceleración económica que se había previsto resultará más profunda y duradera, afectando toda la primera mitad del año. De esta manera, el mercado en su conjunto anticipa que el crecimiento económico llegará en el tercer y cuarto trimestres del año, una vez que el crecimiento en Estados Unidos se consolide, y el gasto del sector público en México elimine el subejercicio que presentó en el primer trimestre del año y que restó puntos al crecimiento por primera vez desde los primeros meses de 2004 -al cierre del primer semestre, según declaraciones preliminares del secretario de hacienda, el subejercicio del gasto público casi se ha eliminado.
 
 

Con esto en mente, las expectativas de crecimiento económico de las diferentes encuestas disponibles en el mercado, han disminuido sus estimados de crecimiento para el segundo trimestre, y ajustado el del año en su conjunto de niveles cercanos a 3.5% en abril, a aproximadamente 2.8% en junio -nosotros estimamos un crecimiento de 2.2%.
Las previsiones en términos inflacionarios no han cambiado menos. Desde la primera quincena de enero y hasta la primera de mayo, la inflación general experimentó una clara tendencia al alza debido, en buena medida, a diversos choques de oferta, pasando de 3.21 a 4.72%, y generando expectativas cercanas, y en algunos casos superiores, a 4% para el cierre del año.
 
 

Como era de esperarse, los choques de oferta que provocaron este repunte inflacionario se disiparon -por ejemplo el precio de las frutas y verduras ha caído de manera importante en las últimas quincenas-, y la inflación ha comenzado a mostrar una tendencia francamente a la baja. Al cierre de junio, la inflación anual se ubicó en 4.09%, además de que nuestras estimaciones indican una inflación cercana a 3.7% al cierre del año.
 
 
Los pronósticos de tipo de cambio también han sufrido correcciones importantes en los últimos meses. Alentado por las políticas monetarias en algunas economías desarrolladas, las condiciones económicas domésticas, y las buenas perspectivas políticas en términos de las reformas estructurales, el tipo de cambio se apreció, incluso alcanzando cotizaciones inferiores a 12 pesos en mayo, y generando algunas expectativas de 12 por dólar al término de 2013. Sin embargo, los signos de recuperación en el producto y en el mercado laboral de EU generaron expectativas respecto al fin del estímulo monetario de ese país, moderando y, en algunos casos, revirtiendo la entrada de capitales a las economías emergentes, depreciando sus tipos de cambio.
 
 
En el caso de México, la depreciación resultó en cotizaciones superiores a 13 pesos por dólar en los últimos días de junio, y en expectativas mayores a 12.50 al término de 2013.
 
 
Por supuesto que las condiciones monetarias en la economía no han resultado ajenas a estas modificaciones en las expectativas económicas. Después de presentar un apretamiento relativo hasta los primeros meses de este año, las condiciones monetarias se han comenzado a relajar desde abril, lo que, en combinación con la expectativa de un menor estímulo monetario en EU, ha disipado la posibilidad de cambios en la política monetaria del Banco de México, al menos para lo que resta de este año y el próximo.
 
 
Incluso, en su última decisión de política monetaria, publicada el pasado viernes, el banco central decidió mantener sin cambios la tasa de interés de referencia, si bien existe perspectiva de inflación a la baja y una profunda desaceleración económica.
 
 
De este modo, el escenario económico de México se ha reconfigurado, mostrando un año complicado en términos de crecimiento, con fuertes riesgos de avanzar por debajo de 3% anual; un tipo de cambio más depreciado del observado meses atrás; una perspectiva inflacionaria relativamente positiva gracias a la caída en los precios de diversas frutas y verduras, pero con riesgos al alza en caso de nuevos choques de oferta, y de un traspaso de la depreciación del tipo de cambio a precios de bienes importados; y finalmente una política monetaria poco presionada por la perspectiva del retiro de los estímulos monetarios en EU en el corto plazo, en vista de la eventual recuperación económica de ese país, la cual también repercutirá positivamente sobre nuestro crecimiento económico, pero eso sucederá bien entrado el segundo semestre del año.
 
 
 
 

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