Sobremesa

La guerra por el SNTE

Lourdes Mendoza escribe que la maestra Elba Esther Gordillo quiere recuperar el SNTE, para ella y los suyos, sólo que ahora no será ella la lideresa, sino alguien de su equipo.

Como ya le había platicado en este espacio, la maestra Elba Esther Gordillo quiere recuperar el SNTE, para ella y los suyos. Sólo que ahora no será ella la lideresa, sino alguien de su equipo. Por lo que, de entrada, hará a un lado a Juan Díaz, hoy dirigente del Sindicato y a quien considera un traidor que se alió con EPN. ¿Cómo? Acusándolo laboral, no penalmente. La idea es hacerlo a un lado, para que no le estorbe, pues tampoco quiere que escarben de más y poner en riesgo lo que hay en el sindicato. Así pues, irán ante las instancias pertinentes, es decir, el Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje, para denunciar que no fue elegido legalmente, por lo que es un usurpador, ya que los estatutos del Sindicato dicen que debió de elegirlo y ungirlo la asamblea de delegados, no la dirigencia.

También, me dicen, quiere revindicar su historia y convertirse en la voz de los maestros para conseguirles lo mejor en la nueva negociación de la reforma educativa con Esteban Moctezuma y AMLO. Ojo, vale la pena aclarar que no busca ser ella en lo personal la nueva dirigente del sindicato, aunque sí lo hará de facto, siendo quien estaría meciendo la cuna.

¿Quién mecerá la cuna?

Pero, como todo en la vida tiene al menos dos versiones y visiones, en el SNTE afirman que tratar de quitar a Juan Díaz por cómo fue elegido es prácticamente imposible. ¿Las razones? Entre otras:

A. Que ya convocaron al máximo órgano de gobierno sindical del SNTE, y que cerca de cuatro mil delegados de todo el país fueron electos de manera democrática; quienes decidieron la conclusión de la anterior dirigencia, aprobaron una nueva norma estatutaria y eligieron a nueva dirigencia.

B. Por lo que existe reconocimiento legal pleno a la nueva dirigencia electa y al nuevo estatuto, producto del VII Congreso Nacional del SNTE.

Además de que, en febrero de 2018, se emprendieron 33 demandas de amparo pidiendo la nulidad de la elección de Juan Díaz como presidente del Consejo General Sindical del SNTE y de todos los actos derivados de su mandato estatutario; al final, el Poder Judicial de la Federación resolvió que todas las demandas eran improcedentes, por lo que era válido su nombramiento y sus actos jurídicos. Conclusión: se escuchan tambores de guerra.

Por cierto, el lunes entrevisté a la futura secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, y obvio le pregunté si el Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje revisará las tomas de nota del SNTE y me dijo… el viernes publicaré la entrevista y podrán leer lo que me contestó sobre esto, el tema de Elba y muchas cosas más.

¿Cómo se llamó la obra?

Si usted piensa que política es ficción, cheque la siguiente historia.

Escena 1. Luis Cházaro, ese perredista que manejaba muchos intereses del sol azteca, cercanísimo a los Chuchos, platicaba de lo más ameno con Silvano Aureoles, todavía góber de Michoacán.

Escena 2. Cházaro, sí, el excandidato a diputado que tanto admiran los toreros y ganaderos en Michoacán, por aquello que lo ven mucho en una ganadería de la "fiesta brava", terminó de hablar con Silvano y se pasó a otra mesa para platicar ni más ni menos que con Fernando Galindo, exsubse de Hacienda, quien todavía tiene muchas palancas o facultades en la dependencia de Pepe Toño González. Así pues, seguro Cházaro le pidió su intervención a Galindo para que le gestione los últimos recursos de este sexenio a Silvano.

Escena 3. Silvano Aureoles también se cambia de mesa y se va a un privado a platicar con su exlíder en la Cámara, Manlio Fabio Beltrones, pues no hay quien no recuerde cómo parecía más un entenado de Beltrones que un perredista. Ah, y qué tal que en la campaña presidencial tras emberrincharse con el Frente de Ricardo Anaya, por no lograr lo que quería, salió del closet e inclinó sus afectos por Pepe Meade y el PRI.

Escena 4. Emilio Gamboa, junto con Guillermo Ruiz de Teresa, grillan en otra mesa, y al terminar Manlio con Silvano, se les unió para hablar de algo MUY secreto, pues nadie pudo escuchar nada.

Todo esto sucedió en el Suntory de Lomas.

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