Lourdes Aranda

El referéndum sobre Trump

Lourdes Aranda escribe que a dos años de la elección presidencial, la elección intermedia del 6 de noviembre es una prueba de fuego para el presidente Donald Trump.

En Estados Unidos, las elecciones intermedias ponen a prueba la popularidad del presidente en turno, si bien lo que realmente se juega son asientos en el Congreso que definen si el partido gobernante alcanza, mantiene o pierde la mayoría. Para el mandatario son esenciales porque le dan o le restan capacidad de maniobra para el segundo bienio de su periodo y, de ser el caso, si tiene la fuerza para reelegirse.

El próximo martes 6 de noviembre los estadounidenses elegirán los 435 escaños de la Cámara de Representantes y 35 de los 100 escaños del Senado. El Partido Republicano (GOP) parte con una ligera ventaja al tener mayoría en ambas Cámaras, pero las encuestas más recientes apuntan que, tras los comicios, habrá un Congreso dividido. De acuerdo a las encuestas más recientes se estima que la Cámara Baja tendrá mayoría demócrata, mientras que la Cámara Alta permanecerá en manos republicanas. Un poder Legislativo con mayoría demócrata podría ser un freno para los planes del presidente Donald Trump. Casi con seguridad se opondría a las iniciativas emblemáticas del mandatario como la reforma del sistema de salud, la reducción de impuestos o la construcción del muro en la frontera con México. Más importante: podría iniciar el proceso de destitución del presidente.

Está por verse las consecuencias que tendrá la confirmación de Brett Kavanaugh como juez de la Corte Suprema de Justicia, que ha abierto una brecha entre el GOP y grupos de mujeres afines a ese partido. Igualmente no se sabe aún cómo afectarán a Trump los recientes actos de terrorismo doméstico y ataques antisemitas.

A cinco días de la elección, queda claro que Trump volvió a concentrarse en cortejar a sus simpatizantes para mantener una mayoría suficiente que lo respalde en el Congreso. Estados Unidos se ha recuperado económicamente. Al mismo tiempo el presidente se ha valido de amenazas externas para movilizar a su base. En sus declaraciones más recientes sobre la caravana migrante de Honduras ha reiterado que su prioridad –sobre cualquier acuerdo comercial– es la seguridad de sus fronteras, así como su convicción de que migrantes y refugiados son delincuentes y terroristas potenciales. También en redes sociales ha denunciado el interés de los rusos de intervenir en las elecciones a favor de sus contrincantes.

En Estados Unidos es fundamental tomar en cuenta el papel de las elecciones estatales. En esta ocasión, la más importante, por su peso demográfico, es Texas. Desde los años 1990, el estado ha sido un bastión republicano –carro completo–, pero en esta ocasión podría cambiar algo la suerte de los demócratas. Hace algunas semanas se especuló que el candidato demócrata al Senado, Beto O'Rourke, podría competirle el escaño al mismo Ted Cruz, lo cual no es menor considerando que este último es una figura nacional. El triunfo de O'Rourke hoy se ve improbable, dependería en gran medida de la movilización masiva del voto hispano, el "gigante dormido". Con todo, si se lograra que el Partido Republicano dejara de ser hegemónico en Texas, se complicarían sus posibilidades futuras de ganar elecciones nacionales, sobre todo si se considera que otros Estados influyentes en el Colegio Electoral tienen inclinación demócrata (California y Nueva York) u orientación pendular (Florida).

A dos años de la elección presidencial, la elección intermedia del 6 de noviembre es una prueba de fuego para Trump. No sorprende entonces que el presidente haya revivido sus tácticas preferidas: desacreditar a los candidatos demócratas e impulsar que su electorado, masculino, blanco y que se siente amenazado por la situación económica o por las minorías étnicas y religiosas, acuda a las urnas. La pregunta todavía es si serán redituables en esta ocasión. Como dijo en el mitin de Misisipi, aunque su puesto no esté en juego, se trata de un referéndum sobre él mismo. Un asunto definitivo para alguien que ha redefinido las reglas de la comunicación política en su país y el resto del mundo en los últimos tiempos.

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