Opinión

Los riesgos de la economía


 
Rodolfo Navarrete
 
A fines de la semana antepasada se llevó a cabo la reunión ordinaria del Consejo de Estabilidad del Sistema Financiero, organismo presidido por el secretario de Hacienda y Crédito Público y con la presencia del gobernador  del Banco de México. En dicha reunión se discutió sobre los factores que podrían afectar la estabilidad financiera en el corto plazo, por lo que se hace necesario seguirlos estrechamente  debido sobre todo a lo cambiante de la situación externa e interna.
 
 
Tres son los riesgos que  dicho  Consejo considera que pueden afectar en el corto plazo  la estabilidad del sistema financiero mexicano: 1) la incertidumbre sobre el inicio de la normalización de la política monetaria de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos; 2)  el menor crecimiento de la economía nacional y el impacto que ello podría tener sobre el crecimiento del crédito y sobre el crecimiento de la cartera vencida; 3) el efecto sobre las finanzas públicas de éste y el próximo año de los recientes fenómenos meteorológico Ingrid y Manuel.
 
 
Sobre el primero, se entiende que en la medida en que se perciba que la Fed pueda iniciar el retiro de los estímulos monetarios aumenta el riesgo de que se presente una salida generalizada de capitales de los países emergentes, que provocaría depreciaciones en las monedas, aumentos generalizados de las tasas de interés y caídas en los mercados de valores, lo que podría desestabilizar a la economía.
 
 
Al respecto, los últimos eventos relacionados con la paralización de la actividad gubernamental estadounidense a raíz de la falta de acuerdos políticos para la aprobación del presupuesto público de 2014, han conducido a una disminución de la probabilidad de que la Fed pueda pronto empezar a retirar los estímulos monetarios. Sin embargo, ello no implica que vaya a cambiar de opinión, de lo que se trata simplemente es de una postergación y nada más.
 
 
Por lo que respecta al segundo factor de riesgo relacionado con el menor crecimiento de la economía nacional y sus efectos sobre el mercado de crédito y el desempeño o la evolución de la cartera vencida, ya empiezan a registrarse algunas novedades.
 
 
Contra la versión oficial de que el debilitamiento de la actividad económica observado en el primer semestre es de carácter temporal,  la semana pasada se dieron a conocer algunos indicadores económicos que llevan a una conclusión contraria, vale decir que la debilidad económica podría estarse profundizando en el segundo semestre del año,  misma que podría abarcar  incluso a la primera  mitad del próximo.
 
 
Para empezar, la confianza de los consumidores registró una caída  inesperada en septiembre con respecto al mes anterior (-2 por ciento), producto del deterioro de la percepción no sólo de  la situación actual, sino también futura de la economía y de las familias. Esto, como es de esperar, adelanta la posibilidad de que el consumo privado se debilite aún más en el futuro, con el consiguiente efecto negativo sobre la economía.
 
 
Lo mismo sucede con la confianza de los productores del sector manufacturero. Este indicador también cayó en septiembre (-2.8 por ciento).
 
 
Esto explica claramente la fuerte caída que registraron las ventas de Walmart en septiembre, misma que no sólo sorprendió al mercado, sino que además fueron las más bajas desde que dicha empresa ofrece este tipo de información. Si bien esta caída podría estar relacionada en alguna medida con los efectos de los huracanes Ingrid y Manuel, no explica por completo el fenómeno debido a lo  focalizado de los efectos.
 
 
El sostenimiento, e incluso la probable  profundización de la debilidad económica durante los próximos meses afectarán el crecimiento del crédito bancario y elevar la cartera vencida con lo que el sistema financiero podría resentir algún efecto negativo.
 
 
Finalmente, respecto al efecto sobre las finanzas públicas de los recientes fenómenos meteorológicos Ingrid y Manuel, el Consejo indicó en su reunión que ve "con beneplácito" el señalamiento de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público de que no se afectará el balance público propuesto para este ni el próximo año, en vista de que los costos de la reconstrucción se atenderán con recursos disponibles y la reorientación de algunos rubros del gasto.
 
 
Si no fuera así, calculamos que el déficit fiscal aumentaría de 0.3 puntos porcentuales del PIB.
 
 
Al respecto, no deja de  llamar  la atención que al Consejo le preocupe el efecto sobre las finanzas públicas de dicha reconstrucción  y no la propuesta de elevar el déficit fiscal de una cifra programada para el presente año de cero por ciento  del PIB a una de 1.5 por ciento en 2014, misma que se encuentra contenida en la reforma fiscal.
 
 
En resumen, si bien en el corto plazo ha bajado relativamente la presión sobre un inminente retiro de los estímulos monetarios por parte de la Fed estadunidense, no sucede así con la desaceleración económica interna y la posibilidad de que el déficit fiscal siga aumentando. Al parecer, por el momento los riesgos se están cargando más por el lado interno, que por el externo.
 
 
 
 
 
 
 
 

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