El Globo

Jimmy, Cristina y latinoamérica

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La victoria aplastante de Jimmy Morales como nuevo presidente de Guatemala (68% en segunda vuelta) deja una serie de reflexiones sobre las causas de este triunfo en manos de un advenedizo a la política.

Al mismo tiempo, en Argentina las elecciones cruciales para perfilar el futuro o el ocaso del Kircherismo como movimiento político, han forzado a una segunda vuelta obligatoria que coloca al candidato oficialista Scioli en una apretada posición.

En Guatemala Jimmy Morales, un conservador cristiano con experiencia mediática y conocido como comediante, tiene estudios en administración de empresas y maestría en planeación estratégica con estudios en seguridad y defensa. Es prácticamente un inexperto total, con plan de gobierno desconocido ni propuesta programática anunciada. Nadie sabe qué va a hacer ni cómo, pero ganó por un contundente mensaje contra la corrupción. La cárcel que enfrenta el depuesto ex presidente Otto Pérez Molina, junto con su ex vicepresidenta Roxana Baldetti es resultado de un sistema de corrupción aduanera instaurado en el propio Palacio Presidencial, que alcanzó a todos los niveles de gobierno. Hoy existen 158 funcionarios de la anterior administración, sujetos a proceso e investigación judicial.

Corrupción rampante, dirigida desde la presidencia, condujo a la debacle del gobierno y el surgimiento de un comediante como nuevo líder del país. El nivel de hartazgo y rechazo de la población hacia el cinismo corrupto, condujo las votaciones en esa dirección. No será la primera vez que una persona proveniente del medio del entretenimiento se transforme en político; ahí están casos célebres como Ronald Reagan y otros, pero construyeron un camino y una trayectoria política antes de llegar a la presidencia. El caso de Jimmy Morales en Guatemala no tiene precedente.

En Argentina las cosas se complican para el llamado "Peronismo" o el estilo peronista de los Kirchner. Con un resultado muy estrecho inferior a un punto de diferencia, los señores Daniel Scioli del oficialismo (35.8%) y Mauricio Macri de la oposición (35.2%) se medirán el 22 de noviembre en una segunda vuelta electoral. Los pronósticos previos al domingo anunciaban una relativa ventaja para Scioli, pero el día de los comicios el sentimiento de cambio, el desgaste de una Cristina adorada por algunos, y despreciada por otros, parece marcar el rumbo de un nuevo estilo en Argentina.

Para nadie es un secreto el fortalecimiento en un sistema de derechos impulsado por los Kirchner en 12 años de gobierno: derecho de protección social, derecho de pensión; derecho a la diversidad sexual; derecho a matrimonios del mismo sexo y muchos más. Sin embargo, la política social ha traído de forma indisoluble un severo deterioro económico, donde los datos precisos son desconocidos porque no hay medición confiable. Una de las erráticas decisiones del gobierno de Cristina fue la intervención del órgano descentralizado de medición y estadística, que lamentablemente fue utilizado a partir de ese momento, como el centro que ratificaba la información oficial. Por ende no sabemos con exactitud el nivel de inflación que algunos analistas internos e independientes calculan en 40% en los últimos 22 meses, aunque el gobierno afirme que es apenas del 10%. No se conoce el nivel de la caída en el potente mercado pecuario y ganadero que distinguió a Argentina por décadas, aunque se ha contabilizado extraoficialmente la pérdida de 3.5 millones de cabezas de ganado en los últimos 3 años.

Cristina Fernández ha aparecido en casi 8 años de gobierno, 140 veces en la televisión nacional –estatizada e intervenida- en una práctica que se hizo hábito y plataforma de diatriba y golpeo político a sus detractores, especialmente, empresarios e industriales que chocaron con su gobierno en materia de política económica.

A todo esto se suma, el descrédito internacional con las instituciones financieras por litigios y conflictos por moratorias (2001) y créditos no cubiertos. Por si faltaran elementos, hay severos señalamientos de corrupción al gobierno de Cristina, su familia y su entorno cercano. Por lo menos 15 funcionarios de alto nivel, incluido el vicepresidente han sido investigados y presentados ante las autoridades.

El recurrente tema de la corrupción en América Latina, como Guatemala, Argentina, la Señora Roussef en Brasil y más países de la región, han sido fundamentales para estos virajes completos en materia electoral. Ya sucedió en Guatemala, mientras que en Argentina se prepara un viraje para el día 22 del mes siguiente. Cada país sigue su propio ciclo y su tiempo.

Parece una consigna o un sentimiento generalizado de hartazgo por gobiernos incapaces de limitar, combatir y cerrarle el paso a la corrupción. México no es la excepción. Ahí están las lecciones países muy cercanos al nuestro.

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@LKourchenko

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