El Globo

Brexit, a votación

    

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Una nebulosa tormenta política enfrenta el gobierno británico, crisis interna, rebeldía partidista y, por si le faltaran problemas, un Acta de Salida (Brexit) de la Unión Europea que será sometido a votación del Parlamento británico muy probablemente, hoy mismo.

Las pláticas para la consolidación de la salida del Reino Unido de la Unión Europea llevan poco más de un año, seis rondas en total. En las idas y venidas, las condiciones y las peticiones, los ingleses han buscado obtener las mejores oportunidades con el menor número de obligaciones. Esto es: terminar con los pagos a la Unión –obligatorios de todo país miembro– pero mantener tarifas comerciales muy cercanas a las de un país miembro: rechazada. Mantener los libres flujos de ciudadanos británicos en territorio europeo, pero no recibir igualmente a ciudadanos de todos los países miembros o, incluso, a sus inmigrantes: rechazada.

El primer borrador del Acta de Salida, que establece la factura a pagar
–los europeos han fijado una suma de indemnización que ronda los 280 millones de euros– como compensación a la Unión por los daños que provocará la retirada de la Gran Bretaña, además de términos comerciales, financieros, migratorios y otros muchos, conformarán finalmente la Ley Brexit. Fue resultado de una enmienda impulsada por un grupo de parlamentarios para que se votara en el Pleno. Fue además una condición de la Unión. El Parlamento era apenas un testigo distante de las negociaciones y decisiones que el gobierno llevaba a cabo. Con la enmienda tendrá que ser sometida al Parlamento en Pleno.

La clave es qué sucederá en la votación de hoy, ante un partido Conservador (Tories) dividido, confrontado y en abierta rebelión a su jefe y primera ministra Theresa May.

Son 40 tories quienes este fin de semana publicaron una carta abierta en The Sunday Times pidiendo la dimisión de la señora May. Consideran a su gobierno débil, desarticulado, poco representativo e incapaz de conducir el Brexit.

La señora May enfrenta además de la rebelión de sus coparlamentarios, una grave crisis en su gobierno, provocada por el despido del ministro Michael Fallon por un escándalo de acoso sexual, y de Priti Pattel por haber sostenido encuentros con funcionarios israelíes sin informarle a su jefa o a la oficina de Asuntos Exteriores. El jefe de la diplomacia Boris Johnson (exalcalde de Londres y uno de los grandes promotores del Brexit) ha demostrado el techo de su incompetencia y existen altas posibilidades de que sea removido.

Con todo, la fecha final existe: haya acuerdo o no, se vote favorablemente la Ley Brexit o no, el 29 de marzo de 2019 el Reino Unido dejará de formar parte de la Unión Europea.

Es difícil, en medio de la crisis, hacer ningún pronóstico de lo que suceda en el Parlamento.

Si Theresa May es retirada como líder del partido –justamente lo mismo le sucedió a Margaret Thatcher en 1990– aunque los tories se mantuvieron al frente del gobierno bajo el liderazgo de John Major por otros siete años, pudieran convocarse a nuevas elecciones y emerger una eventual victoria laborista, que probablemente podría dar un giro reversible al Brexit.

No han publicado encuestas, pero todo parece indicar que existe un extenso segmento de la población que se arrepiente del Brexit. Si May cae rodeada de los escándalos de su gobierno y la incapacidad para avanzar en el Brexit –en caso de que el voto en el Parlamento sea adverso– un nuevo grupo político pudiera reorientar el curso nublado de la política británica.

Twitter: @LKourchenko

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