Leon Opalin

Privilegios y Poder de las Ultrarreligiosas en Israel

Los haredim crean molestia en los israelíes porque con sus estructuras y leyes religiosas se consideran un grupo privilegiado, dice el columnista.

Las comunidades ultrareligiosas de Israel, denominadas haredim (temerosos de Dios) que en el presente representan 12.2% de los 8.9 millones de habitantes de ese país, proporción que se estima subirá a 20.0% en las dos próximas décadas, por la alta tasa de natalidad de las mujeres de esa comunidad, enfrentan cada vez más protestas de la población secular judía (44.3% del total) por la influencia que ejercen en la vida cotidiana de Israel. Sus hábitos y costumbres, que las autoaisla del resto de la población son profundamente divergentes con las tendencias políticas y sociales que prevalecen en una nación moderna y avanzada.

Los haredim crean molestia en los israelíes, porque con sus estructuras y leyes religiosas se consideran un grupo privilegiado como "guardianes de la esencia del judaísmo en Israel".

Los haredim para continuar su modo de vida y buscar imponerlo al resto de la población, utilizan a sus partidos religiosos que los representan en la Knéset (Parlamento) desde la creación del Estado de Israel en 1948; paradójicamente el país que nació con una vocación laica se ha visto permanentemente bajo la presión de los partidos políticos religiosos. Son frecuentes las caricaturas satíricas de los haredim en Occidente, particularmente utilizados por los antisemitas que hacen de ellos objeto de sorna.

David Ben Gurrión, el Padre fundador del Estado de Israel, buscó desde el inicio el consenso de la comunidad haredi, "para rendir homenaje a la religión judía por razones morales e históricas para mantener la unidad del pueblo judío", de aquí que aceptara otorgarles ciertas competencias y privilegios y aprobar leyes que chocan con la esencia de la democracia Occidental. Les concedió decidir quién era judío y quien no, competencia sobre los matrimonios judíos; hasta el presente no existe el matrimonio civil en Israel. Asimismo, Ben Gurión le permitió a las autoridades religiosas regir todas sus conductas y disputas mediante sus propios tribunales y la más polémica, la concesión vigente hasta el día de hoy; la exención del servicio militar si los jóvenes acreditan estar inscritos en una Yeshiva, escuela religiosa donde se estudia la Torah, los textos sagrados de los judíos.

Los haredim evitan el contacto con la población judía laica y todas las convenciones sociales que no estén aprobadas por sus rabinos. En las familias haredim prevalece un ambiente patriarcal donde la toma de decisiones a nivel individual es muy limitada; la mujer tiene un papel irrelevante, e incluso, los partidos políticos ultrareligiosos no aceptan mujeres. Rechazan a Israel como Estado Nación "solo el Mesías, debe crear un Reino para los judíos", empero, en la realidad no dudan en aceptar las ayudas pecuniarias y de otra índole del gobierno. Las dificultades económicas por las que atraviesan la mayoría de las familias haredim para cubrir sus necesidades es una de las razones básicas por las que recurren a la ayuda gubernamental, también reciben apoyos de las comunidades judías haredim del exterior.

En virtud de que casi la mitad de los barones haredim estudian de tiempo completo, las mujeres son la principal fuente de ingresos de las familias quienes generalmente tienen jornadas laborales de medio tiempo, ya que son responsables del cuidado de sus hijos, de 6 a 8 hijos por familia, frente a una media de 2 a 3 en la población israelí; para las mujeres haredim la familia es muy importante. El 73.0% de las mujeres haredim están ocupadas, frente a 51.0% de los hombres, sin embargo, estos últimos tienen un salario medio 25.0% más elevado; el ingreso medio mensual de las mujeres haredim es de 1,400 euros al mes, comparado con 2000 de el 82.0% de las mujeres israelíes de la población económicamente activa (PEA).

La tasa de desempleo entre los haredim es casi de 50.0%, frente al 6.0% del promedio nacional. El ámbito de las dificultades económicas que experimentan las comunidades deriva en que el 45.0% de sus miembros viven por debajo del umbral de la pobreza. La mayoría de los hogares haredim no tienen televisores o radios, las noticias de la comunidad se difunden a través de carteles empapelados en las paredes de las calles donde se concentran, esto ayuda a sus líderes religiosos a informar solo lo que ellos creen conveniente; los deseos de progreso son vistos como una amenaza para los mismos. Hace una década si un hombre haredi tenía intenciones de trabajar fuera de su comunidad, era expulsado inmediatamente del grupo.

En el presente los haredim que se quieren integrar al mercado laboral de Israel encuentran dificultades para hacerlo, sus habilidades son limitadas, no hablan inglés y sus conocimientos de matemáticas son bajos. No obstante, están teniendo mayor participación en el mercado de trabajo en virtud de que las empresas, particularmente, las de alta tecnología, los están aceptando cada vez más. Asimismo, las autoridades han optado por desarrollar políticas para favorecer la integración de los haredim al mercado laboral, especialmente para las mujeres a quienes evalúan que son más permeables al cambio.

Cabe destacar que una parte de los israelíes ven a los haredim como una carga para el país porque no trabajan, no hacen el servicio militar y son mantenidos por el Estado.

En este entorno, la Ministra de Igualdad Social, del partido gobernante Likud, expresó dos semanas atrás, "que no debe haber partidos religiosos en el sistema político de Israel, la política es cuestión de compromiso y, la religión es simplemente inquebrantable". En el presente existen tres partidos religiosos en la coalición gobernante.

Lo cierto es que estos partidos siempre ponen en jaque a los partidos gobernantes amenazando con romper las coaliciones, y, dada la fragilidad de las mayorías en la Knéset, romper las coaliciones puede llevar a convocar a nuevos procesos electorales, con las implicaciones y costos en estos. Muchas de las demandas de los partidos religiosos provocan costos operativos y económicos para el gobierno y las empresas e irritación en la población que se ve afectada. Así por ejemplo, la semana pasada el Ministro de Transporte detuvo los trabajos en un puente peatonal en Shabat (el día de descanso de los judíos) en virtud de que la coalición ortodoxa protestó contra esa construcción en Shabat. En general ha existido reticencia de la coalición religiosa para que los comercios abran sus puertas en Shabat.

El asunto más espinoso que han enfrentado los partidos religiosos en la Knéset ha sido las iniciativas de la ley para que los haredim sean reclutados obligatoriamente al Ejército, como está establecido en la Ley. La coalición religiosa se ha opuesto invariablemente a esta propuesta porque significaría sacar a los varones haredim del rezo cotidiano y porque el Ejército constituye un elemento fundamental para sacarlos del aislamiento de sus barrios. Desde el 2013 la modificación a la Ley Tal, que declaró inconstitucional por el Tribunal Supremo que se presentó un año antes, y que pone fin gradualmente el no hacer el servicio militar obligatorio, siempre y cuando se acredite que los hombres estudian en una Yeshiva. Posteriormente, en julio de este año se aprobó en una votación el proyecto para formalizar el reclutamiento militar de los haredim; con base en el Informe del Comité del Ministerio de Defensa se propuso varios objetivos mínimos para el reclutamiento, que de no cumplirse darían lugar a sanciones económicas a las Yeshivat que caigan por debajo de las metas a partir del 2020, si los porcentajes de reclutamiento no alcanzan el 95.0% del objetivo, entonces los fondos para las Yeshivat se reducirían, si los porcentajes no llegan al 85.0% de la meta anual para el 2023, el Acuerdo sería cancelado y se aplicarían sanciones penales para la evasión, de acuerdo a las que se aplican a todos los ciudadanos israelíes que incumplan con el servicio. El proyecto de reclutamiento debe ser aprobado en otras dos votaciones para convertirse en Ley.

De acuerdo al proyecto se reclutaría obligatoriamente a 7,000 haredim en el 2027. Se considera que los castigos doblegaran a los candidatos para el reclutamiento. Sin perder la esencia de la religión judía, la integración de los haredim a la modernidad los ayudaría a salir de la miseria en que viven y a disfrutar la vida.

COLUMNAS ANTERIORES

Francia facilita a los judíos recuperar obras robadas por los nazis
Los judíos de Hungría

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.