Juan Antonio Garcia Villa

Situación no prevista del actual proceso electoral

El columnista destaca situaciones particulares de los lugares en donde se llevarán a cabo las elecciones, pero destaca uno en particular: Coahuila.

Arrancaron ya las campañas electorales. Parece increíble que así sea, pues cualquier observador tendrá la impresión de que aquéllas empezaron hace varios meses. Y sin embargo apenas comenzaron. Se trata de los comicios en los que estarán en disputa más de tres mil quinientos cargos de elección popular, tanto en el ámbito federal como local. El más importante de los cargos, desde luego el de la Presidencia de la República, que por supuesto acapara la mayor atención de los medios y de la opinión pública nacional.

También habrá elecciones para gobernador en una decena de entidades. Se renovará tanto la Cámara de Diputados como la de Senadores, así como algunas legislaturas estatales y ayuntamientos en cientos de municipios, incluidos los de la Ciudad de México donde éstos renacen después de nueve décadas de haber desaparecido aquí. Las elecciones pues más amplias y complejas en la historia política del país.

Además de lo anterior, hay varios datos que vale la pena resaltar del proceso electoral en curso y que relativamente han pasado, hasta ahora, inadvertidos. Entre otros el siguiente:

Que por primera vez en más de ocho décadas habrá candidatos que aspiran a ser reelectos, es decir, para continuar en el cargo de elección popular que ahora ocupan. Se puede afirmar que ya no hay votantes que hayan tenido experiencia similar. Fue mucho el tiempo que permaneció, hasta convertirse en una especie de tabú, esa absurda institución de la no reelección para periodos consecutivos. Que obviamente no fue, como sostienen algunos ignorantes, un postulado de la Revolución Mexicana, la iniciada por Francisco I. Madero. Fuera del presidente de la República y por lo que hace a los gobernadores de los estados, jamás nadie planteó la no reelección para los demás cargos de elección popular. Hasta que vino el asesinato de Obregón, al que le reformaron la Constitución para que se pudiera reelegir, y fue tan traumático su homicidio que se creyó necesario recular mucho más allá de lo que realmente era necesario.

Hoy por fortuna se da marcha atrás al cancelar la no reelección, pero resulta algo tan novedoso que en algunos casos no se sabe qué hacer. Como en Coahuila, donde habrá elecciones municipales y no son pocos los regidores, síndicos y alcaldes que están apuntados para ser reelectos, tanto priistas como panistas. De entrada, no se hicieron las reformas pertinentes a la legislación electoral, que al no hacerse hicieron que se presentaran situaciones verdaderamente chuscas.

Como la siguiente: Los actuales ayuntamientos coahuilenses son de transición y fueron electos para durar sólo el año en curso, del 1 de enero al 31 de diciembre. Los munícipes que aspiraran a ser reelectos, debieron haber solicitado licencia para separarse del cargo a los pocos días de haberlo asumido. Un absurdo. Pero sucedió, por fortuna, que la Suprema Corte resolvió para el caso de otro estado, que no era necesaria tal separación. A lo cual se han acogido los aspirantes coahuilenses a la reelección.

Pero a un absurdo sucedió otro, pues resulta que el Instituto Electoral de Coahuila, en lugar de dictar reglas mínimas que establezcan normas razonables para quienes a la vez serán candidatos que aspiran a reelegirse en el cargo edilicio que ya ocupan, han dejado esa regulación a los propios ayuntamientos. Increíble que la autoridad electoral, por timorata, no asuma su papel. Increíble, pero así es. Veremos qué sucede.

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