Opinión

Ni cómo ayudarle

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Se palpaba la tensión la noche del martes en el Capitolio en Washington. Donald J. Trump, el presidente 45 de Estados Unidos, se disponía a rendir su primer informe de gobierno ante una sesión conjunta del Congreso, su gabinete, los jueces de la Suprema Corte, invitados y el mundo entero. La difícil atmósfera era comprensible. Los choques del último año entre demócratas y republicanos llegaron hasta provocar una suspensión de actividades del gobierno durante tres días en enero. La investigación de Robert Mueller sobre los lazos entre Trump y Rusia parece estar llegando a un punto crítico, y Melania Trump, la primera dama, estaba furiosa ante los reportes de prensa sobre el romance de su marido y una estrella de cine porno, a la que pagaron 135 mil dólares por guardar silencio semanas antes de la elección.

LO QUE DIJO
Trump empezó con la economía, que sin duda anda bien. Intentó vender las bondades de su recorte de impuestos a la clase media, pero no se refirió al 1.0 por ciento de la población con más ingresos, que son los más beneficiados. Respecto a la bolsa, desempleo, crecimiento y otros indicadores, Trump insiste en ser el responsable de los buenos números, aunque, a decir verdad, los del demócrata Barack Obama fueron mejores. Pero hay que reconocer que, por lo menos, no los ha derrumbado.

Había el temor de que hiciera algún pronunciamiento radical en cuanto al TLC, pero no ocurrió así: sólo la retórica de siempre sobre la equidad en los tratados internacionales, y que no permitirá que Estados Unidos siga siendo la víctima. ¡Pobrecitos!

Preocupante resultó el capítulo sobre política exterior. Subió de nuevo la retórica contra Corea del Norte, al punto que renunció el embajador ya designado y aprobado por Seúl para Corea del Sur. Y declaró enemigos de Estados Unidos a los países que votaron en la ONU en contra del reconocimiento de Estados Unidos a Jerusalén como la capital de Israel. En esa lista están muchos aliados de Washington, que incluso albergan bases militares en sus territorios. Le aplaudieron los republicanos cuando anunció que mantendrá abierta la prisión de Guantánamo. Increíble.

La parte más dura del discurso fue sobre la inmigración, empujando el plan de cuatro puntos dado a conocer días antes, donde otorga amnistía a casi dos millones de dreamers a cambio de 25 mil millones de dólares para el muro y seguridad fronteriza, el final de la lotería para inmigrantes y la reducción de visas familiares para incluir sólo a esposas e hijos. No lo aceptarán los demócratas.

LO QUE NO DIJO
No mencionó a Rusia en todo el discurso. No planteó el razonamiento que usó para bloquear las nuevas sanciones contra Rusia que impuso el Congreso, pero bloqueadas quedaron. Nunca se refirió a la investigación que pesa sobre su presidencia por la posible colusión de funcionarios de su campaña y agentes rusos, ni a la intervención del Kremlin en las pasadas elecciones; tampoco a que los rusos se preparan para influir en las elecciones intermedias de noviembre, y que Estados Unidos no está haciendo nada para prevenirlo, a pesar de que el director de la CIA, un día antes, informó que la guerra cibernética continúa con todo vigor. Criticó y anunció sanciones contra los "regímenes comunistas y totalitarios" (sí lo son) de Cuba y Venezuela, pero de Rusia, nada, a pesar del reciente encarcelamiento de la oposición en Moscú. No cabe duda que algo le saben los rusos.

EL PROBLEMA
Credibilidad. La misma noche del discurso aparecieron notas de muchos medios serios (Washington Post, The Guardian) señalando la insultante cantidad de errores y falsedades contenidas en el discurso. Y eso que todo fue meticulosamente leído. No improvisó, así que no hay excusa. Es un mentiroso patológico, y por eso su equipo no quiere que declare ante Mueller.

LA RESPUESTA

El apellido Kennedy tiene magia en la política de Estados Unidos. El joven (37 años) representante de Massachusetts, Joseph Kennedy III, nieto de Robert Kennedy, asesinado hace 50 años en plena campaña presidencial, ofreció en respuesta a Trump un discurso maravillosamente escrito, inspirador y con visión de Estado, que será mucho más recordado que el informe presidencial mismo. Este joven, y otros como él, son el futuro de los demócratas en Estados Unidos.

Twitter: @jorgeberry

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