Jorge Berry

A cualquiera le dan clases

El columnista explica por qué los demócratas tienen una granada de mano que pueden hacer explotar en contra de Trump como tema toral de su campaña.

Son tantas las barbaridades que ha cometido Donald J. Trump como presidente de Estados Unidos en política exterior, en tratados comerciales, en temas de inmigración y en el desmantelamiento de las instituciones, que se pierde de vista la enorme, inédita y generalizada corrupción que marca a su gobierno. Será interesante ver cuántos lugares asciende en la lista de los países más corruptos del mundo.

Trump, además, lo hace a plena luz del día. No se preocupa por moverse en lo oscurito. ¿Para qué, si tiene a sus esbirros en el Congreso que le justifican todo? Los demócratas, si por fin dan con una estrategia inteligente para las próximas elecciones intermedias, tienen una granada de mano que pueden hacer explotar como tema toral de su campaña. Un recuento:

1) Paul Manafort, exjefe de campaña de Trump. Está por terminar el juicio por evasión de impuestos y fraude bancario que puede mandar a Manafort a la cárcel de por vida. Entre otras linduras, prometió a Steve Calk, el dueño de un pequeño banco, que le conseguiría la secretaría del ejército en la administración Trump a cambio de un préstamo de 16 millones de dólares. Y aún están por destaparse sus oscuras relaciones con los oligarcas rusos y cómo afectaron la campaña.

2) Tom Price, ahora exsecretario de salud. Desde sus tiempos de legislador, usó su posición en la Cámara de Representantes para influir sobre iniciativas de salud que afectaban a farmacéuticas de las que él era accionista. Perdió su puesto en el gabinete de Trump luego de un escándalo provocado por su uso indiscriminado de transporte aéreo con cargo al erario. Tuvo que renunciar, convirtiéndose en el secretario de Salud que menos ha durado en el puesto en la historia. Por mucho menos, en México corrieron a David Korenfeld de Conagua.

3) Michael Flynn, exasesor de Seguridad Nacional. De los más cercanos a Trump, durante la campaña, la transición y los primeros días del gobierno, a través de su empresa seguía cobrando a Turquía por cabildear a su favor. No se registró como agente de un gobierno extranjero, porque no habría sido nombrado a su puesto, en el que sólo duró unos cuantos días. De su conspiración con Rusia, ni hablamos.

4) Jared Kushner, yerno y asesor del Presidente. A través de su puesto, ha obtenido préstamos millonarios para su negocio familiar de bienes raíces. En una maniobra realmente sucia, presionó al gobierno de Qatar con sanciones internacionales hasta sacarles el financiamiento de un edificio en Nueva York. Con su esposa Ivanka, presentó un ingreso de más de 80 millones de dólares en su declaración de impuestos, mientras se supone que ambos trabajan tiempo completo para la Casa Blanca.

5) Scott Pruitt, exsecretario del Medio Ambiente. Llegó a tener 19 investigaciones abiertas por corrupción en la contraloría de su secretaría. Quiso obtener una franquicia de comida rápida para su esposa usando su puesto, gastó millones en un aparato de seguridad de 24 horas, sacó ventaja de empresas que tenían asuntos pendientes en la secretaría y viajaba exclusivamente en 1ª clase o transporte militar. Tuvo que renunciar.

6) Wilbur Ross, actual secretario de Comercio. Tiene más de 80 años y se queda dormido en las juntas, pero también tiene la mano muy larga. Sus lazos con empresas rusas y bancos chipriotas no impidieron a Trump nombrarlo. La revista "Forbes" acaba de publicar un artículo describiendo cómo es que Ross, a través de premisas falsas, ha esquilmado durante años a sus socios, por un total que la revista calcula en unos 120 millones de dólares.

7) Steven Mnuchin, secretario del Tesoro. Este hombre hizo su fortuna aprovechando la crisis de bienes raíces del 2008. Compró propiedades a precios de remate, echó a la calle a cientos, si no es que a miles, de familias en lugar de buscar fórmulas para ayudar a la gente. Como clásico nuevo millonario, botó a la esposa, y recientemente casó con una belleza mucho más joven que él. Usó un transporte militar para llevarlo a su luna de miel. También usó transporte gubernamental para ir con su nueva esposa, la actriz escocesa Louise Linton, a ver un eclipse de sol desde la azotea de Fort Knox, donde EU atesora sus reservas de oro.

Falta, por supuesto, la joya de la corona, el propio Donald Trump. Pero para describir sus muchas corruptelas, habrá que esperar una futura columna.

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