Describamos el ánimo actual. Sobre todo el percibido por consumidores y productores. Es predominantemente positivo respecto del futuro, sobre todo a partir de la elección de julio. Los consumidores reportan elevados niveles de confianza tanto en la economía como en su entorno familiar. Más aún, las encuestas también sugieren que la población anticipa favorables resultados por parte del nuevo gobierno y tan pronto como en menos de un año.
Del lado de los productores o iniciativa privada, la confianza en el futuro también es elevada, lo mismo para el clima de negocios, según sondeos. Lo anterior, en adición al alcance de un nuevo acuerdo de libre comercio para Norteamérica, todavía pendiente de ser firmado, dibujan un entorno mas favorable para la inversión que el reinante a principios de año. En un entorno así, vale la pena preguntarnos sobre las posibles consecuencias que podría tener el proceso y resultado de la consulta pública que tomará lugar esta semana, más allá de ubicar un proyecto de aeropuerto por ser impulsado.
Considero que hay al menos tres ámbitos a considerar, todos con efectos promovidos a través de la señalización implícita en el ejercicio de consulta pública. En especial, estoy interesado en concentrarme en la señal que podría emerger y ser captada por los inversionistas, tanto vigentes como potenciales.
Primero, las reglas de juego. La primer gran señal que hay que considerar es la que tendría que ver con la posibilidad de que otros proyectos futuros pudieran ser interrumpidos bajo premisas de distinta naturaleza. El riesgo de dicha situación es enviar una señal que termine por traducirse en una mayor prima de incertidumbre que a su vez se materialice en la forma de mayores costos de financiamiento y en términos de deterioro de incentivos para invertir en proyectos de mediano y largo plazo.
Segundo, la vinculación a instituciones. Las consultas populares se encuentran legisladas y su vinculación se encuentra determinada por varias condiciones por cumplirse. En el caso de la consulta que tendrá lugar esta semana, el respeto a su resultado y su consiguiente implementación está dado por un compromiso moral más que legal -al no apegarse al proceso establecido. La señal por subrayar aquí tiene que ver con el precedente que podría sentarse respecto del apego a los procesos de consulta pública establecido por la ley. Lo anterior a fin de cuentas dota al ejercicio de certeza jurídica y lo blindan ante posibles críticas o impugnaciones al menos respecto a su organización y vinculación de su resultado.
Tercero, la transparencia del proceso. La transparencia y la rendición de cuentas son atributos deseados y esperados por una sociedad democrática. Estas características dotan al resultado de todo ejercicio democrático de legitimidad y lo blindan de especulaciones. Así, la señal relevante tiene que ver con la confianza en el proceso y su imparcialidad, por ejemplo. Este ámbito también es relevante para la inversión privada, la cual suele competir en procesos y su transparencia no solo otorga de credibilidad al concurso o licitación, sino que termina por fortalecer a las instituciones que la promueven.
Así, la creciente relevancia de la consulta que está por llevarse a cabo no solo tiene un alcance local o regional sino, al menos desde mi punto de vista, en términos de señales clave para el mantenimiento de un clima favorable de inversión. Lo anterior sin duda es relevante, sobre todo al tener en cuenta que los atractores de capitales privados no solo se encuentran concentrados en una sola región, sector o país. Los recursos son escasos y hoy en día se compite por atraerlos a proyectos productivos que al final forman parte de un abanico de opciones globales.
El actual contexto internacional es de por si complejo gracias a los elementos proteccionistas, los riesgos geopolíticos y la mayor astringencia en las condiciones financieras. Esto hace más retadora la capacidad de atracción de capitales, incluyendo aquellos destinados a la inversión de tipo directa. Así, seamos cautelosos con las señales que enviaremos.