Entorno Económico

Luna de miel post-electoral e impacto económico

La mesa está puesta para un consumo robusto, pero hay que seguir de cerca algunos indicadores, dice Joel Virgen.

Pocos son los indicadores de confianza o clima de negocios que no han observado una mejoría sustancial tras las elecciones del pasado 1 de julio. Parece predominar una expectativa de mejores tiempos económicos para los siguientes meses tanto a nivel macroeconómico como en el entorno de los hogares. En las siguientes líneas me concentro en uno de estos indicadores, la confianza del consumidor, y las que creo son cuatro observaciones relevantes o implicaciones acerca del comportamiento reciente del mismo. Una de estas reflexiones pretenderá concluir si forzosamente tenemos que esperar que el buen ánimo de los agentes económicos se traduzca en una mejoría económica, en este caso en el consumo.

Primero, el fuerte repunte en la confianza del consumidor observada tras el proceso electoral local es tan o más fuerte que el desplome sin precedentes observado tras las elecciones de EUA de noviembre del 2016. Lo anterior destaca en una coyuntura donde buena parte de las incertidumbres generadas a partir de la elección estadounidense continuaban vigentes al menos hasta julio de este año (renegociación del TLCAN, recrudecimiento del entorno proteccionista global y deterioro en la relación bilateral México-EUA). Claramente, el inédito apoyo electoral para el ahora presidente electo, amén de un creciente apoyo y mejoría en su imagen, ha tenido correspondencia en la expectativa de mejores tiempos para el consumo.

Segundo, la mejoría no se percibe solamente en los grandes agregados económicos. En particular, la robusta ganancia en confianza observada entre junio y julio de este año, y confirmada en agosto, ubicó a la confianza del consumidor en sus niveles más altos desde diciembre del 2007 -previo a la Gran Recesión global-. Más aun, a su interior, sus subíndices revelan que los participantes en esta encuesta levantada mensualmente por el Inegi no sólo anticipan mejores condiciones para los siguientes 12 meses en términos de la economía mexicana, sino también de la economía familiar. En el primer caso, el indicador se ubica cerca de sus niveles máximos desde septiembre del 2006, mientras que el segundo se compara con el alto nivel alcanzado en enero del 2008.

Tercero, los indicadores para agosto se mantuvieron en niveles excepcionalmente altos, no necesariamente influenciados por el anuncio de un acuerdo comercial entre México y EUA. El alto dato de agosto confirmó que los altos niveles de confianza del consumidor han observado persistencia en claro contraste con el episodio de profunda caída en enero del 2017 (poselecciones EUA), la cual fue inmediatamente seguida de tres o cuatro meses de recuperación hacia niveles previos. Vale la pena considerar que el esperanzador anuncio del logro de un acuerdo comercial bilateral entre México y EUA fue hecho el 27 de agosto, en tanto que la encuesta de confianza del consumidor correspondiente a ese mes se realizó durante los primeros 20 días.

Cuarto, conviene recordar que la relación entre el indicador de confianza del consumidor y el consumo privado en México es elusiva, aun al considerar otros determinantes del consumo. Un análisis estadístico revelaría la presencia de periodos de cambiante correlación y una causalidad que no siempre ha sugerido que parte de la confianza hacia el consumo. Es por lo anterior que no me es posible afirmar que los recientes niveles de confianza son un anticipo de un significativo repunte en el consumo privado en los siguientes meses.

No obstante lo anterior, reconozco que la mejoría en confianza no sólo es excepcional sino que no es exclusiva de un solo indicador. Otros indicadores tales como la confianza del productor (Inegi) y el clima de negocios (Banxico) apuntan en la misma dirección. Así, lo que sí se puede afirmar es que en términos de ánimo del consumidor, la mesa está puesta para un consumo robusto. Ahora sigamos muy de cerca la trayectoria de algunos de los principales indicadores adelantados para el consumo tales como la masa salarial, las importaciones de bienes de consumo y las tasas de interés en busca de confirmación de mejores cifras de consumo.

* Joel Virgen es el Economista en Jefe para México del BNP Paribas con sede en Nueva York, EUA. Sus opiniones no necesariamente representan las de la institución bancaria internacional.

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