Opinión

Elecciones y control de la corrupción

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En 2018 los mexicanos tendremos la oportunidad de (re)plantear el tipo de sociedad que queremos construir. Las elecciones son un ritual que nos permite decidir qué políticas públicas deben mantenerse y cuáles modificarse, más allá de las personas que gobernarán. Este proceso es fundamental para el funcionamiento de un sistema democrático, pero representa un riesgo potencial: los candidatos pueden apelar al descontento de la ciudadanía para hacer campaña en contra de políticas nuevas o que aún no se implementan a cabalidad y, por ende, no han dado resultados que evaluar.

Este es el caso del Sistema Nacional Anticorrupción (SNA). La corrupción es uno de los problemas públicos que más preocupa a los mexicanos y la idea de su control ha estado en la agenda pública durante los últimos años. En este contexto, los escándalos de corrupción y la ausencia de nombramientos clave en el SNA han generado malestar y desaliento entre la población que participó de múltiples formas en la creación de este sistema. Los candidatos pueden aprovechar estos sentimientos para atacar el SNA, argumentando que ha sido incapaz de controlar el fenómeno que le dio origen. Pese a su potencial electoral, esta estrategia puede ser perniciosa: la construcción del sistema fue un proceso arduo y costoso y todavía no podemos evaluar su diseño, ni la política nacional anticorrupción que propondrá en breve, porque está en pleno proceso de implementación.

Si desmantelamos el SNA antes de ponerlo a prueba, no sólo perderemos todos los recursos, tiempo y energía humana invertidos en los últimos años, sino que tendremos que divisar y poner a funcionar un nuevo esquema que, incluso, también puede fracasar. Por esta razón, los candidatos en las elecciones, sin importar las distinciones partidistas, deben mostrar su compromiso de implementar a cabalidad el actual SNA. Esto significa mantenerlo y llevarlo hasta sus últimas consecuencias para, posteriormente, evaluarlo. Implementar el sistema de forma completa permitirá determinar si cumple su propósito y si no lo hace, debe ser modificado o sustituido para prevenir y controlar la corrupción de forma efectiva.

La importancia del SNA es que pone nuevas reglas del juego en el tablero del servicio y la administración pública mexicana. Es indispensable que durante 2018 todos los actores comencemos a jugar con estas nuevas reglas, pese a que el Sistema esté entrampado entre el viejo y el nuevo marco normativo por la falta del nombramiento del fiscal anticorrupción y de los magistrados de las salas especializadas; estos nombramientos son urgentes porque la nueva tipificación de delitos de corrupción en el Código Penal y en la Ley General de Responsabilidades deben aplicarse a cabalidad, en breve.

Este año que comienza no sólo dará a los mexicanos la oportunidad para proponer y realizar cambios en el rumbo del país. También nos permitirá reflexionar sobre lo que hay que conservar. Que todos los actores nos sometamos a las nuevas reglas del SNA debe ser el primer paso en la construcción de una sociedad donde los actores políticos y agentes económicos nos desempeñemos dentro del nuevo marco legal, busquemos el bien común y no mantengamos privilegios que sólo beneficien a unos cuantos. La importancia de jugar con las reglas no es menor porque cuando una autoridad realiza una acción fuera de ellas, debe justificarla. En un régimen discrecional como el nuestro, el riesgo de alejarse del cumplimiento de las normas va en aumento, ya que no existen consecuencias y la exigencia de explicación por parte de las autoridades pronto se desvanece al aparecer un nuevo escándalo que llama la atención de la opinión pública.

El SNA servirá para evaluar las explicaciones de los servidores públicos cuando se alejen de las normas y podremos dar pasos firmes para que todos los actores se desempeñen dentro las leyes; así, el sistema tendrá la oportunidad de mostrar si es capaz o no de controlar la discrecionalidad que da pie a la corrupción. El SNA sólo deberá sobrevivir si es capaz de controlar este fenómeno, pero antes de proponer nuevas instituciones permitamos que el Sistema que hemos creado empiece a funcionar.

Twitter: @joelsas

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