Javier Murillo

El robo de ADN. Cuando Gattaca nos alcance

El columnista dice que este problema va más allá de continuar con las investigaciones genómicas.

Te voy a decir por qué no debes permitir, bajo ningún concepto, que una compañía se quede con tu código de ADN, que te hace único entre tu especie. ¿Es porque pueden clonarte?, ¿porque revelarías los datos más íntimos de tu persona?

Esta vez no me refiero a eso. Es algo todavía más mundano y real: porque podrían discriminarte.

Aquí la pregunta no es si la ciencia genómica ha avanzado tanto como para llegar a este planteamiento. Lo cierto es que hay cientos de programas en marcha, simultáneamente, en centros de investigación públicos y privados. Crece a paso acelerado y no está nada lejos la fecha en que una mayoría poblacional pueda acceder a las pruebas genómicas para prediagnóstico, diagnóstico y tratamiento personalizado ante decenas de enfermedades.

La Ley de Moore, que desde 1965 nos explica que cada dos años la tecnología se duplica hasta desdoblarse sobre sí misma hasta un grado exponencial, también ilustra lo que sucede con la tecnología aplicada a las ciencias de la salud: una revolución constante que avanza, imparable y veloz, mucho más rápida que el consenso sobre lo ético de sus posturas y, por lo tanto, sobre su legislación.

En otras palabras, la medicina genómica se extiende a pasos agigantados y no hay leyes que la regulen. En materia de salud, esto nos pone en la tradicional postura "entre la espada y la pared": ¿Qué pasa si nos volvemos superhumanos?, ¿Qué, si nos hacemos inmortales o alargamos nuestra esperanza de vida a, digamos, unos 400 años?, ¿Qué, si esta tecnología no está disponible para todos?

Hay laboratorios farmacéuticos y de investigación que solicitan ADN a cambio de, por ejemplo, informar de la mezcla racial en tu carga genética. Pero, esos datos y más serán guardados para llevar a cabo otras investigaciones, y hasta hoy ninguna ley nos garantiza que no serán utilizados para fines oscuros o peor, en nuestra contra.

Las compañías aseguradoras, por ejemplo, podrían evaluar entre sus solicitantes de servicios y establecer que para ti será más caro porque tienes en tus antecedentes genéticos una enorme probabilidad de desarrollar una enfermedad crónica.

No estamos listos, tampoco, para el manejo emocional al identificar una enorme probabilidad de desarrollar una grave deficiencia hereditaria.

En los escenarios de mis análisis siempre me gusta llegar hasta las últimas consecuencias y en este caso es pensar, por ejemplo, qué pasará cuando la genómica pase de la detección de la preexistencia a la de la predisposición y rechace individuos que incumplan con la normatividad genética del momento. Sí, como ocurre en la película Gattaca (Andrew Niccole, 1997) que retrata una sociedad en la que ya no caben los humanos "tradicionales", los que nacieron con fallas de origen (como todos). Hoy, el problema no es si debemos continuar con las investigaciones genómicas, sino hasta dónde debemos llegar éticamente.

*Fundador y Presidente del Consejo de Metrics.

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