Isabel Cruz

Somos ricos viviendo en pobreza: Cafetaleros de Veracruz y Chiapas

Isabel Cruz Hernández indica que de cada tasa de café, con valor estimado en 30 pesos, el productor de café recibe sólo 13 centavos, mientras que el tostador-torrefactor, 48 centavos y el vendedor, 16.50 pesos.

El café es la tercer bebida de mayor consumo en el mundo y su demanda crece a un ritmo de 2% anual, también crecen los mercados de especialidad. La industria que integra su producción, procesamiento, comercialización y distribución tiene un valor cercano a los 16,200 millones de dólares anuales. Como siempre, los cafetaleros retienen sólo una milésima parte de ese ingreso.

Se estima que de cada tasa de café con valor estimado en $30 pesos, el productor de café recibe sólo 13 centavos, el tostador-torrefactor 48 centavos y el vendedor de café $16.50 pesos; en medio los comercializadores que importan-exportan, mezclan. Esta distribución del ingreso es aún más injusta porque el productor absorbe todos los riesgos: cambio climático, enfermedades (roya, por ejm.), reducción de productividad, movimiento en el tipo de cambio, volatilidad en el precio internacional, incertidumbre de mercado.

En México se estima que existen 560 mil pequeños productores de café y se siembran 600 mil hectáreas; 75% de esos productores son minifundistas y 30% mujeres con menos de una hectárea de cultivo. Así que decir cafetaleros es sinónimo de pobreza, marginalidad, exclusión, biodiversidad, multiculturalidad, migración, feminización de la agricultura, desigualdad. Las zonas cafetaleras de México son zonas de seguridad nacional, las diversas guerrillas han surgido de ellas. La paz social y la estabilidad también están en juego.

México produce sólo 3.0 de los 150 millones de sacos que se comercializan en el mundo, 80% de nuestra producción se exporta, pero importamos 2.8 millones de sacos. Aunque se siembra en 12 estados de la República, la mayor parte de la producción se concentra en el trópico húmedo de Chiapas, Veracruz, Oaxaca y Puebla. Los factores que determinan el desarrollo de la cafeticultura son multifactoriales, aunque recientemente se ha culpado a la roya del café.

Importamos casi lo mismo que exportamos (!), pero no procesamos ni damos valor agregado (como los Colombianos con su Café Juan Valdez), exportamos materia prima y el creciente mercado interno es satisfecho por importaciones y una oferta de las multinacionales con cadenas de cafeterías. Hace tres décadas México era un exportador importante, el nivel de abandono y políticas erráticas de fomento a la actividad nos llevo a ser superados por Guatemala, Honduras, Nicaragua, países más pequeños y con menos recursos que nosotros; así como también por Perú y Ecuador.

Rescatar al campo y desarrollar a los cafetaleros puede garantizar aumentar la calidad de vida y los ingresos de estas familias. Pasar de 8 quintales a un minimo de 12quintales o al deseable de 20 quintales, realmente significa aumentar el ingreso. Es sin duda alguna uno de los mayores desafíos del nuevo gobierno.

Para impactar en forma sostenible las miles de familias que dependen del café el reto es construir políticas cafetaleras de corto, mediano y largo plazos que integre una visión de conjunto de la producción – procesamiento - mercados interno y externo; de marcas colectivas, de valor agregado con nichos de especialidad. México es ya un mercado atractivo y de consumo creciente. Porque no pensar en una mejor distribución del ingreso en la cadena arriba descrita. Somos pobres ricos, porque las regiones cafetaleras de México tienen una amplia biodiversidad y multiculturalidad que nos ha llevado a modelos exitosos de producción orgánica y café con calidad de especialidad.

Importante y meritorio el esfuerzo de participación en el diseño de una propuesta en esta dirección. Con años de inversión, amplia visión, expertise y conocimiento comunitario esta siendo conducida por José Antonio Rocha, cafetalero y asesor de organizaciones entre productores de los sistema producto café de Veracruz y Chiapas: Contar con una política cafetalera de corto, mediano y largo plazos. Reconocer desde las tres instancias del gobierno que no hay una solución mágica como repartir 1000 plantas de café y un paquete tecnológico; pero que puede haber un modelo que de certidumbre y trazo al camino que necesitamos: Identificar a los productores reconociendo su problemática por sector y regionalización (minifundistas, pequeños, medianos y grandes productores), diseñando programas adaptados, con trazabilidad y modelos de capacitación y financiamiento; generar proceso de construcción de capacidades locales, de innovación tecnológica, introducción de nuevas variedades, la organización de productores en figuras asociativas para fortalecer y consolidar su desarrollo estructural y organizacional. Construir el modelo desde abajo, desde las comunidades, atendiendo la diversidad y condiciones regionales. Ellos han entendido que Cuarta transformación no es esperar que el nuevo gobierno otorgue graciosas concesiones, que cuarta transformación es organizarse desde abajo y lograr modelos sostenibles.

COLUMNAS ANTERIORES

El bitcoin no abarata el costo de transferir remesas
Estrategias financieras de los Migrantes en EU y pandemia por Covid-19

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.