Isabel Cruz

Desafíos de la Inclusión Financiera en México

 

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México tiene un atraso estructural en la inclusión financiera (último país de la OCDE e intermedio en los países de América Latina), con importantes esfuerzos gubernamentales por remontarla, como la Política Nacional de Inclusión Financiera (2016). La semana pasada el Presidente Enrique Peña Nieto y el Gabinete Financiero inauguraron la IV Conferencia Internacional sobre Inclusión Financiera, con la presencia de la reina máxima de los Países Bajos, embajadora de la ONU para la inclusión financiera. Una prioridad del G-20 en el que México se ha empeñado en sobresalir. Logró el premio a la inclusión en el ONU por la tarjetización de las beneficiarias Prospera, obtuvo el Premio de Inclusión a mujeres y niñas para el PATMIR un programa de inclusión financiera con focalización a pobreza, migración y mujeres. La inclusión financiera - tras un proceso de 16 años en regulación-, encuentra a un sector de "banca social" con desigual nivel de madurez, crecimiento, expansión y vocación a las metas establecidas del programa, pero fortalecido institucionalmente por la regulación: 224 instituciones, 9.5 millones de socios/clientes; 149 mil millones de activos, 115 mil millones de captación; 95,000 millones de cartera y 42,999 millones de liquidez. Desigualdad contrastada en zonas rurales donde aún son insuficientes las instituciones para lograr inclusión financiera en zonas de mayor pobreza. No obstante esa banca social tiene alto impacto en el financiamiento agrícola (25 de cada 100 créditos son otorgados por las "Cajas", ENAH 2014), en el crédito de vivienda popular (20% de su cartera) y muchos otros segmentos de las economías locales (aunque se clasifique como "consumo"). A pesar del desarrollo de esta banca social con 3117 sucursales, el país carece de muchísima infraestructura física aún (180,000 localidades con menos de 500 hab y 1,267 municipios rurales sin sucursales bancarias). El enfoque de inclusión financiera cree que se puede lograr esa infraestructura a través de corresponsales bancarios o de sistemas combinados de corresponsales con instituciones financieras. Sistemas interactivos en territorios del país, con una lógica un poco diferente de la lógica bancaria basada en comisiones por todo.

La emergencia de las fintech, -y su próxima regulación con una ley específica- junto al éxito relativo de las corresponsalías urbanas, han generado un excesivo optimismo sobre la solución que puede dar una masiva inclusión financiera basada en internet y celular. En una década, muy diversas experiencias de introducción de tecnologías de fintech con tarjetas, uso de celular, adquirencias, corresponsales en zonas rurales (Telecom, Bansefi, red de la gente, Siscoop, Entoura, Red Confianza, Ya estás, Minisucursales Asea, entre otras); han mostrado barreras estructurales que debemos analizar y derribar con cuidado, en alianzas público-privado y construyendo ecosistemas fintech de banca social, con bajos costos, economías de escala, cooperación técnica, dando la vuelta a soluciones monopólicas que siguen la lógica de banca comercial, pero no se adaptan ni en precio, ni en servicios, a nuestra población meta.

Las remesas y la gran cantidad de liquidez que inyectan a zonas rurales (40% de los 27,000 millones de dólares que llegarán a México en 2017) es una oportunidad si le damos rostro humano. La banca social paga remesas pero aún no conoce suficiente a sus clientes migrantes. Tenemos obvias oportunidades de pilotajes bien delimitados para ampliar y masificar en los próximos años, tales como la bancarización efectiva de remesas, de migrantes, receptores y de comunidades migrantes; un marco Fintech que dé oportunidades de pilotaje a soluciones rurales, con gradualidad en el desarrollo de corresponsales. Pero lo más importante del contexto actual para la banca social es la profesionalización y la especialización de las sociedades en el otorgamiento del crédito productivo (agrícola y no agrícola) y la profundización de mercado para impactar el desarrollo territorial. Adquirir tecnologías crediticias especializadas, enfoque territorial, especialización de personal, reducción de liquidez. Más ingresos, mejores indicadores, y un enfoque de inclusión a mujeres y pequeños productores, de zonas de alta intensidad migratoria.

*Asociación Mexicana de Uniones de Crédito del Sector Social.

Correo: isacruzh@gmail.com

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