Opinión

Inmersos en la impunidad y la corrupción

Alberto Núñez Esteva

Muchos están contentos, muy contentos: El Chapo Guzmán fue atrapado y está en la cárcel. Felicidades al Sr. Presidente y a su equipo.

Yo estoy triste, muy triste: la impunidad y la corrupción son un fardo que pesa sobre nuestro país, genera intranquilidad e impide el desarrollo.

Acabo de ver un video en donde un periodista inglés, hace unos cuantos días, entrevista a La Tuta, la famosa Tuta, líder del cártel de Los Caballeros Templarios. En este video aparece este siniestro personaje relatando sus hazañas y repartiendo billetes a la población de uno de tantos municipios de Michoacán. Se siente orgulloso de compartir sus ganancias mal habidas como si fuera un moderno Robin Hood. Lo hace sin pudor alguno, a la vista de quien quiera verlo y con el agradecimiento de quien recibe el dinero. Al principio del video aparecen cuerpos humanos, algunos colgados en los puentes y otros descabezados. Este es nuestro Michoacán, este es nuestro México querido atrapado por la violencia e inmerso en la impunidad y la corrupción.

¿Qué tan mal estamos? El índice 2013 elaborado por Transparencia Internacional en relación a la percepción de la corrupción en el sector público habla por sí mismo. México ocupa el lugar 106 entre 177 países, por debajo de Bolivia, Argentina, Panamá, Ecuador, Perú, Brasil, Chile y Uruguay. Estos dos últimos ocupan los lugares 22 y 19 respectivamente en el ranking mundial, lo que les debe llenar de satisfacción. Pero no sólo eso: nuestro país ha retrocedido del lugar 51 en el 2001 al lamentable sitio que ahora ocupamos. Transparencia Internacional señala que el 69% de los países obtienen menos de 50 puntos en la medición de corrupción, lo que denota un severo problema a nivel mundial. México obtuvo sólo 34 puntos.

Tráfico de influencias, contrabando, soborno, peculado, uso privado de bienes públicos, castigo al inocente, premio al que no lo merece, todo ello forma parte del universo de nuestra lamentable corrupción. Cuántos mexicanos están en la cárcel sin merecerlo -¿vieron ustedes la película basada en un caso real, Presunto Culpable?- mientras otros pasean por las calles de México y del extranjero sin recato alguno. La revista Forbes acaba de publicar la lista de los 10 personajes que, en su opinión, fueron los más corruptos de nuestro país en el 2013: Elba Esther Gordillo, Carlos Romero Deschamps, Raúl Salinas de Gortari, Genaro García Luna, Andrés Granier Melo, Tomás Yarrington, Humberto Moreira, Fidel Herrera, Arturo Montiel y Alejandra Sota ¿Qué le parece a usted? Ex gobernadores, líderes sindicales, funcionarios públicos del más alto nivel, en fin, una lista de personajes famosos, paseando por las calles de México o del extranjero, ocultos unos, visibles otros, con fuero de senador uno más, y con una sola excepción, Elba Esther Gordillo, que está en la cárcel.

¿Y quienes son las cinco instituciones con el índice de corrupción más alto? Veamos lo que nos dicen los expertos en la materia, señalándolos por orden de importancia: La policía, los partidos políticos, los funcionarios públicos, el poder judicial y el poder legislativo.

Mientras el índice de impunidad se encuentre alrededor del 95% la corrupción continuará. La relación riesgo/beneficio es tan favorable a los sinvergüenzas, que difícilmente cambiarán su forma de actuar. Reducir la impunidad a través de fortalecer el sistema judicial, es uno de los grandes retos que enfrenta nuestro país. Pero estemos conscientes, la falta de respuesta de la autoridad al atropello a la ciudadanía, ha ocasionado en Guerrero y particularmente en Michoacán, que la sociedad tome la justicia en sus propias manos y aparezcan, para bien o para mal, las autodefensas o las guardias comunitarias y de que se tengan síntomas de que en otros lugares empieza a suceder lo mismo. La primera responsabilidad del Estado Mexicano es la de dar seguridad a los ciudadanos en sus personas y sus posesiones. Las lamentables fallas en esta materia, ha dado lugar a lo que estamos viendo en los lugares señalados ¿Qué haría usted si los Templarios le piden como cuota a pagar el que les preste a su hija o a su esposa durante una semana, como ha sucedido y lo han relatado los habitantes de Michoacán? En ese momento, no tengo duda, yo haría lo mismo que hizo el Dr. Juan Manuel Mireles: me uniría u organizaría mi propio grupo de autodefensa.

No creo que la solución a este gravísimo problema esté en manos de una autoridad que ha demostrado su incapacidad y corrupción. Los ciudadanos debemos y tenemos que tomar una posición mucho más activa y exigente. Difícil sería abundar en este tema tan delicado -ofrezco tratarlo en su momento-, pero tenemos que hacer valer lo que dice al art. 39 de nuestra constitución, que en interpretación libre no es otra cosa sino el señalamiento de que nuestros mandatarios y representantes están obligados a trabajar en beneficio de la ciudadanía –y no al revés como sucede ahora. Nosotros somos los dueños de este país y debemos exigir que aquellos que dicen representarnos cumplan con su misión en vez de revolcarse, muchos de ellos, en la corrupción, una corrupción alimentada por un 95% de impunidad.

Presidente de Sociedad en Movimiento.

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