Contracorriente

AMLO necesita a sus adversarios

Los poderes políticos y económicos deben estar trabajando para construir sinergias que apunten a una mayor justicia social y eficiencia económica.

Debería ser claro para la clase política y grupos poderosos del país que los afanes justicieros de López Obrador no tienen viabilidad sin un desempeño económico más acelerado y eficiente; también debería ser claro que la visión economicista de Meade y de Anaya no puede seguir avanzando en medio de profundas iniquidades sociales, económicas y regionales.

​La mayoría de este país tiene sed de justicia, por eso es que AMLO no sólo es el puntero en las encuestas sobre preferencias electorales, sino que el escenario más probable es su triunfo. En ese escenario deberían estar trabajando los poderes políticos y económicos para construir sinergias que apunten a una mayor justicia social y eficiencia económica.

Con AMLO estaría representada en el gobierno una mayoría de mexicanos, pero no todos; los gobiernos de las últimas décadas despojaron a la mayoría de expectativas de mejoría en sus condiciones de vida, al haber revertido el sentido de la movilidad social y provocado el aumento del número de pobres del país.

Ni las clases medias y menos aún los pobres están seguros de que sus hijos puedan ascender en la escala social con una educación apropiada y un buen empleo.

López Obrador reivindica expectativas sociales de quienes se han empobrecido material, intelectual y emocionalmente, lo cual es justo y con toda seguridad, de ganar la presidencia, su gobierno tendrá que soportar fuertes presiones sociales de quienes esperan que el discurso se traduzca -cuanto antes- en hechos concretos.

Los rezagos, sin embargo, son muchos y el gobierno ha perdido instrumentos y capacidad financiera e institucional, no tiene suficiencia para dar las respuestas que se le exigirán más pronto que tarde.

No todo se consigue con mera voluntad, como parece creer López Obrador. Entre los muchos requisitos que hay para avanzar en justicia social, destaca el crecimiento de las inversiones productivas y del empleo.

Combinar crecimiento con énfasis en la equidad es el verdadero desafío de este tiempo mexicano.

El crecimiento productivo con responsabilidad social requiere la participación de los sectores económicos y sociales que se sienten representados por Meade y por Anaya, sin duda poderosos.

La coalición Juntos Haremos Historia tendría que ampliar su espectro para conseguirlo.

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