Gerardo Herrera Huizar

Un respiro de 45 días

El plazo que Estados Unidos le dio a México para mejorar la situación migratoria es un respiro profundo en medio un entorno complicado.

Los 90 días negociados entre los gobiernos de Estados Unidos y México para paliar la migración de Centroamérica, con los 45 intermedios, representan, en el mejor de los casos, un poco de oxígeno para tratar de generar una estrategia razonablemente efectiva para sortear las presiones del vecino del norte, en una relación que se sabe históricamente asimétrica.

Bien se entiende que la solución al fenómeno migratorio es de carácter global y multifactorial, que demanda no sólo de la voluntad de un gobierno, sino de colaboración internacional y el desarrollo de capacidades locales de carácter político, social y económico, que son, por su naturaleza, de largo plazo.

Los compromisos asumidos por los representantes mexicanos ante las exigencias de la administración norteamericana y el anuncio de represalias comerciales colocan al país en una situación por demás incómoda y de pronóstico reservado, ante la dificultad de armonizar las demandas externas, la tradicional política de libre tránsito, la realidad patente en los lugares de origen que incentiva los desplazamientos de personas y las capacidades internas para dar atención a la migración masiva.

Un factor que se adiciona obligadamente a la ya compleja situación externa, es la de la inseguridad interna y la percepción de que ésta puede verse potenciada con el arribo y permanencia de migrantes procedentes no sólo del sur, sino de otras latitudes, demandando servicios y satisfactores de los que en muchas ocasiones carecen las propias comunidades. Existen, asimismo, visiones contradictorias en el ambiente político, que no comparten las decisiones adoptadas para atender el asunto, dadas sus implicaciones económicas, sociales, políticas, de soberanía y de prestigio internacional.

Como sea, la decisión ha sido adoptada y los mecanismos de contención están en marcha, sin que se tenga a la vista un cambio de rumbo en el futuro inmediato. Todo parece depender, hacia adelante, de la valoración que el gobierno de Estados Unidos haga, al cumplirse los 45 días de plazo, sobre los esfuerzos realizados para atender su muy amable petición.

COLUMNAS ANTERIORES

El Estado, en disyuntiva
Treguas, elecciones y más

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.