Se acerca el gran momento. El próximo domingo iremos a las urnas a elegir el futuro que queremos para México. Algunos ya tenemos definido nuestro voto, pero muchos aún no lo han decidido.
Durante este proceso hemos evaluado los distintos perfiles, revisamos sus propuestas y apoyamos aquella plataforma que le dará rumbo al país y mayor certeza y tranquilidad a nuestras familias. Al día de hoy, existe todavía un gran número de mexicanos que están por definir por quién votarán, o que ya lo definieron pero no desean hacerlo público derivado del gran nivel de polarización que se ha generado en algunos sectores de la sociedad. Quisiera exhortarlos a salir a votar con la mente puesta en el país que soñamos, que votemos con la razón y con plena conciencia.
Las encuestas, cuando serias, han aceptado el altísimo margen de 'no respuesta' o de encuestados que aún no deciden. Hay una cifra negra en absolutamente todos los sondeos, y esa cifra podría ser la definitoria en esta elección. Desafortunadamente, tanto los medios (por ganar audiencia) como las campañas (para confundir al electorado) han engrandecido las encuestas, como si fueran el veredicto final de una elección. Es una percepción falsa, y si bien había logrado su objetivo hace unos meses, al día de hoy, los ciudadanos se han dado cuenta que hubo un universo de millones de personas que no fueron tomadas en cuenta por las encuestas. Insistiré con la pregunta que en otro de mis artículos formulé: ¿a ustedes los han encuestado?, ¿las encuestas han tomado tu punto de vista?
Como nos lo explica el analista político Samuel Prieto, el llamado "voto oculto" es un factor que en los últimos años ha sido sumamente estudiado en el mundo gracias a su aparición en algunas de las elecciones más icónicas que hoy tienen repercusiones importantes en el planeta.
¿En dónde ha ocurrido el "voto oculto"? Casos por demás conocidos son las últimas elecciones presidenciales estadounidenses y la consulta del Brexit en Reino Unido. En ambos pudimos observar que los sondeos no fueron verdades absolutas, que la 'no respuesta' y los 'indecisos' cambiaron el resultado final. Como ya se ha dicho en los últimos días, la verdadera encuesta, la que vale, es la del 1º de julio.
Por ello, hay que votar. Debemos acercarnos con los indecisos, incluso con quienes quieren anular su voto, y explicarles la importancia que tiene presentarse a las urnas a ejercer uno de los mayores derechos democráticos. En una elección como ésta, donde cada vez es más claro que el resultado se disputará entre dos candidatos, nuestra responsabilidad ciudadana es votar por el perfil más orientado a conseguir el bien común. Y lo digo claramente: el que puede conseguir el bien común, no el perfil que ha hecho una campaña llena de promesas y de aparentes buenas intenciones.
El carácter, la experiencia, los conocimientos y la capacidad de construir puentes son características primordiales que debe tener un presidente. Hoy, tenemos un candidato que cubre con creces ese perfil. No debemos dejar pasar la oportunidad de elegir al más apto, al que sabe escuchar para atender y actuar para resolver.
Expertos en estos temas señalan que el voto útil es un tipo de votación táctica por medio del cual el elector emite un voto racional por una opción que tiene una mayor posibilidad de ganar (aunque sea distinta a la de su preferencia) para evitar que gane un candidato que ofrece propuestas contrarias a sus intereses. El voto útil debería emitirse para el candidato que sabrá gobernar mejor, el que entiende mejor cómo funcionan las instituciones, el que ha entablado relaciones positivas para México dentro y fuera de nuestras fronteras.
Si todavía no sabes por quién votar el próximo domingo, quizás desees considerar darle un valor especial a tu voto pensando en el plan de gobierno que ofertaron los candidatos. Vota por quien consideres la mejor opción para nuestro país, vota por el bienestar para tu familia, vota para evitar que el porvenir de México se convierta en una mala experiencia populista.
Ningún voto es útil si se elige a personas sin experiencia, que son diestros para hacer campaña pero que, cuando el momento de las decisiones llegue, van a gobernar con ocurrencias, con las vísceras, con inexperiencia, ejercitando arbitrariamente el mando del Estado. Es menos útil aún si se elige a un candidato opaco, que ha traicionado a quienes lo ayudaron a crecer, y que ha mentido sistemáticamente a la ciudadanía. Y, lo más grave, si los ciudadanos nos quejamos de los casos de corrupción, ¿cómo podríamos ser complices de elegir a un presidente corrupto?
No exageran quienes dicen que la decisión que tomemos el 1º de julio tendrá repercusiones en toda nuestra vida. Los siguientes seis años son fundamentales para el futuro de México. Un México de desarrollo o un México en crisis. Un país con crecimiento sostenido o un país en recesión. Un presidente con experiencia o un presidente improvisado. Un presidente corrupto, o uno honesto y con trayectoria impecable. ¿Qué es lo que queremos para nuestro futuro? En el voto útil y en el voto oculto está la respuesta.