Debate Puntual

Responsabilidad ciudadana, eje clave para la elección de 2018

Fernando Hernández da un panorama de los candidatos presidenciales y pone sobre la mesa la labor de los ciudadanos en la próxima elección.

Una vez más, las precampañas han pavimentado el camino para motivar entre la sociedad cierto distanciamiento basado en preferencias partidistas. Cada seis años, solemos ir a las urnas movidos por nuestras pasiones más que por la idea de aportar a la construcción del futuro del país. La contienda electoral de 2018 será la más competida de nuestra historia, por ello considero vital que, quienes conformamos el padrón electoral, participemos de manera informada, crítica y responsable.

Con el cierre de las precampañas ya podemos esbozar un perfil más claro de los candidatos y de sus visiones personales de futuro, información clave para tomar nuestra decisión.

Andrés Manuel López Obrador tiene 12 años recorriendo el país y promoviendo su Plan de Nación. De acuerdo con su nueva estrategia, muestra un personaje maduro, que ha perdonado a quienes en otro momento fueron sus adversarios políticos, incluso a aquellos que pertenecían a la 'mafia del poder', y les ha permitido sumarse a su movimiento. También hizo alianzas con grupos de ideologías ajenas a la suya, como el PES, de extrema derecha, y ofreció una polémica amnistía al crimen organizado.

Sin embargo, el 'viejo' AMLO aún persiste: apuesta por el asistencialismo en extremo, ofrece subsidios en lugar de ofrecer mayor generación de empleo o mejorar el sistema educativo; lanza muchas propuestas pero casi ninguna tiene fundamento; cree haber encontrado la forma de proteger los votos a su favor, pero lo ha hecho a través de un discurso que propicia el odio y la división.

Ricardo Anaya es, para muchos, un misterio. Su discurso está plagado de los mismos clichés optimistas de cualquier campaña política, sin embargo, hasta ahora sus mensajes no tienen sustancia y sí mucho afán protagónico. Durante los últimos cuatro años usó para su beneficio la estructura y recursos del PAN para construir su candidatura.

Para algunos representa lo más cercano a una versión intermedia entre el populismo extremo con el que ligan a AMLO y la continuidad de una administración que ha sido muy criticada, pero de la que fue actor clave como parte del grupo parlamentario que aprobó las reformas estructurales. Los analistas le reprochan su mínima preparación en cargos públicos, se le acusa de promover batallas internas en su partido y es señalado como un dictador por compañeros y militantes.

José Antonio Meade, sin duda, es el candidato que la ciudadanía menos conoce pues en su trayectoria profesional no explotó su imagen personal. Los negativos que destacan sus adversarios son que lo postula el PRI y que firmó el gasolinazo. Pese a ello, Meade es un perfil interesante para el electorado, con amplias cualidades que incluso sus oponentes han resaltado en distintos foros. Me enfoco en dos de ellas: primera, el conocimiento que tiene de la administración pública en el ámbito nacional e internacional, sustentado con 20 años como servidor público; segunda, que dentro de esa trayectoria no se vio ligado con actos de corrupción.

Este 2018, los ciudadanos debemos replantearnos la democracia como nuestro derecho y una importante responsabilidad. La participación ciudadana va mucho más allá de quejarnos en las redes sociales o en reuniones familiares, de compartir memes y sátiras del acontecer nacional. Va más allá, incluso, de presentarnos a las casillas el día de las elecciones. En su versión mínima, la democracia incluye todo eso, sí, pero involucra todavía más de cada uno de nosotros.

La labor individual es importante, pero tiene mayor impacto si sumamos los avances y los logros de todos. Podemos comenzar conociendo a nuestros vecinos, intercambiando opiniones y reconociendo los problemas y necesidades que existen a nuestro alrededor, trabajando en conjunto para lograr metas que tracemos en sociedad. El renacer de la comunidad es clave para alcanzar una sociedad participativa, que puede solucionar los problemas y convertirse en una voz contundente al momento de exigir resultados. Debemos recordar también que el servicio público no se puede sostener de ocurrencias ni pragmatismos.

Los ciudadanos, en particular los jóvenes, podemos cambiar el rumbo de esta elección, ser críticos a la hora de juzgar a los candidatos y asegurarnos de que las propuestas que nos presentaron sean congruentes y viables, tener en cuenta que el voto no es una decisión a la ligera. En Estados Unidos y en el Reino Unido ya se lamentan por las decisiones tomadas desde las urnas en los últimos años. No podemos dejar que eso nos pase en México. ¿Ustedes que piensan?

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