Debate Puntual

Ante Maduro, el pecado de la omisión

Fernando Hernández Marquina invita a sumarse a las voces que piden una postura crítica de México hacia el actuar del gobierno de Venezuela, luego de que el gobierno mexicano, a través de la Cancillería, se rehusó a apoyar el llamado a desconocer el nuevo mandato de Nicolás Maduro.

La semana pasada, resaltó en los medios la abstención de México en la firma del más reciente acuerdo del Grupo de Lima. Contrario a los otros 13 países de América que lo conforman, el gobierno mexicano, a través de la Cancillería, se rehusó a apoyar el llamado a desconocer el nuevo mandato de Nicolás Maduro.

Desde el año pasado, el Grupo de Lima aseguró que el proceso electoral venezolano careció de legitimidad y transparencia, y en diciembre del 2018 comenzaron las reuniones para saber cómo enfrentarían, en bloque, la extensión del mandato madurista, a concretarse el 10 de enero de 2019.

La respuesta de México ha incomodado dentro y fuera de nuestras fronteras, aunque fue aplaudida por López Obrador y los principales personajes de Morena ligados históricamente con Venezuela: Martí Batres y Yeidckol Polevnsky. En sus declaraciones, los tres han esgrimido el mismo discurso: México no quiere que intervengan en su política, por ende, no intervendrá en la política venezolana. Entre la oposición existe el temor de que la realidad sea más oscura que el discurso oficial.

Durante la última década, México ha sido uno de los países líderes en Latinoamérica, con una de las economías más fuertes en la región y una posición preponderante en cuanto a la toma de decisiones que afectan al centro y sur del continente. Sin embargo, la proclividad de los morenistas hacia el post-chavismo podría poner en riesgo dicha postura, a la par de encender los focos rojos en los organismos defensores de los derechos humanos.

El director para las Américas de Human Rights Watch, José Miguel Vivanco, lamentó que el gobierno de AMLO no haya tomado los derechos humanos como un componente de su política exterior, esto, a pesar de las promesas y discursos de López Obrador, quien se comprometió a la defensa de los derechos humanos a tan solo 10 días de iniciado su mandato.

La oscuridad que comenté líneas más arriba radica en lo siguiente: preocupa que AMLO se niegue a condenar conductas autoritarias que vienen de un gobierno al que se le sabe afín, mientras que, en campaña, dedicó gran parte de sus discursos a criticar la forma en la que se trataba a los derechos humanos en el país, y tildaba de autoritarias algunas decisiones del gobierno en turno. ¿Se abstiene de criticar a Maduro porque, en esencia, coincide con su política y su visión de gobierno? ¿Son estos hechos la primera declaratoria pública de su forma de pensar autoritaria y dictatorial? ¿Soslayar la realidad de Venezuela bajo el pretexto de la "no intervención" es una forma de exigir una respuesta similar de los países aliados en caso de que en México el gobierno tome decisiones como las de Maduro?

Es alarmante que la decimoquinta principal economía del mundo no se pronuncie contra la opresión al pueblo venezolano, que entre las decisiones económicas y políticas encuentra sus derechos humanos vulnerados y se volcó hacia un éxodo que hoy lleva alrededor de 3 millones de expatriados.

La postura de México genera suspicacia también en el ámbito internacional debido a que es una de las primeras grandes decisiones de corte diplomático, y una cuyo sentido podría alejar a nuestro país de sus principales aliados en la región. ¿Vale la pena arriesgar los vínculos internacionales creados anteriormente sólo para defender un tema ideológico que, en el pasado, los propios morenistas han calificado como un tema personal y no partidista? Una vez más, parece que las decisiones de AMLO van más ligadas a sus propias creencias que al bien de una nación.

¿Podría ser una decisión de política exterior la antesala para un destino trágico en la política nacional? ¿Hasta dónde debemos preocuparnos los mexicanos por el desaire al Grupo de Lima? Lamentablemente, podríamos estar tan solo a una consulta ciudadana y una declaratoria más de la "autodeterminación de los pueblos" de convertirnos en Venezuela, un temor que renace hoy por las decisiones del presidente.

Por lo anterior, los invito a que sumemos nuestro Debate Puntual a las voces que piden una postura atenta y crítica hacia el actuar del gobierno. El aplauso complaciente, la falta de autocrítica y la omisión podrían ser algunos de los muchos pecados que se cometan en perjuicio de México.

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