Perspectiva Bursamétrica

Expectativas de las tasas de interés en EU y México

El Banco de México se ha 'adelantado' a las políticas económicas del presidente Trump y las decisiones de la Fed.

El presidente Trump dijo la semana pasada "estar preparado para aplicar aranceles a mercancías por un valor de 500 mil millones de dólares a China", lo que equivale gravar 100 por ciento de su comercio, y también arremetió contra los países europeos y China, que al bajar sus tasas de interés han debilitado sus monedas, haciendo perder la ventaja competitiva a las mercancías estadounidenses. De paso expresó su desacuerdo con que la Reserva Federal siga aumentando las tasas de interés, porque esto favorece un dólar fuerte.

Por su parte Jerome Powell, presidente de la Fed, declaró: "La estrategia de la Fed será seguir aumentando las tasas gradualmente guiándose por los datos de la economía". Y sobre la política comercial de Trump dijo: "El proteccionismo mundial representa un riesgo para el crecimiento de Estados Unidos y del mundo".

¿Quien tiene la razón? ¿Debe la Reserva Federal seguir incrementando las tasas de interés, o las debe bajar para impulsar de nuevo un dólar débil que le incremente la ventaja competitiva a Estados Unidos?

Hace 10 años, Ben Bernanke, presidente de la Fed, decidió realizar un experimento radical para evitar una gran depresión, después de la gran crisis hipotecaria. Bajó la tasa de Fondos Federales a 0 por ciento y cuatriplicó en tan sólo cinco años la cantidad de dólares en circulación, comprando bonos del Tesoro y activos tóxicos a los bancos. El primer resultado lógico ante tal sobreoferta de dólares fue un dólar débil. Desde ese entonces, se estableció la meta de lograr una inflación de 2.0 por ciento.

Hoy en día la inflación general en Estados Unidos (EU) se ubica en 2.9 por ciento anual, abultada por los incrementos en los precios de los hidrocarburos, que él mismo propició al retirarse del acuerdo de desarme nuclear con Irán. Si excluimos los hidrocarburos, la inflación subyacente alcanza 2.0 por ciento anual. Por lo tanto, desde esta óptica, no queda ninguna justificación para que la Fed mantenga una política monetaria expansiva.

En cuanto a la actividad económica, el PIB de EU ha estado creciendo a 2.8 por ciento anual, pero es probable que los datos que conoceremos hoy presenten un crecimiento de 4.0 por ciento, muy por arriba de su promedio histórico. Por lo que de este otro lado tampoco es justificable el estímulo monetario.

La coincidencia de una política monetaria que pretende ajustarse muy gradualmente, con una política fiscal expansiva, hace el entorno sumamente riesgoso, más si a esto se le suma la guerra comercial global que Trump está empujando.

La curva de rendimientos de los Bonos del Tesoro (los rendimientos que ofrecen los Bonos a distintos plazos, ordenados de menor a mayor) está aplanada. El diferencial entre la tasa de los bonos a dos años y los de 10 años se ubica en menos de 40 puntos base, la más baja desde 2007. Esta podría ser una señal anticipada de recesión, pero la excesiva inyección de euros y yenes que han estado efectuando los bancos centrales del euro y de Japón distorsionan los precios de los bonos de largo plazo, inflándolos.

En México, el Banco de México se adelantó a los movimientos de la Fed aumentando la tasa de referencia desde 3.0 al 7.75 por ciento actual. La Junta de Gobierno reconoce que el nivel actual implica una política monetaria restrictiva, con una tasa real positiva de casi 300 puntos base aproximadamente.

A pesar de esto, el Banco de México tendrá que ir aumentando aún más su tasa de referencia dependiendo de la evolución de la inflación, de lo que suceda con la negociación TLCAN (ya sea por una vía trilateral o bilateral) y principalmente con lo que pase con la presentación del Paquete Económico 2019 al nuevo Congreso, en donde es imperativo que la nueva administración logre concretar un superávit primario, a efecto de asegurar que las calificadoras internacionales mantengan el grado de inversión. Se tienen 120 mil millones de dólares en la tenencia de valores gubernamentales en manos de residentes del exterior, que se mantienen invertidos en pesos si la calificación de la deuda soberana de México no corre peligro.

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