Perspectiva Bursamétrica

¿El modelo del desarrollo estabilizador funcionaría hoy?

El 'modelo neoliberal' mexicano es incongruente, por eso no funciona bien, asegura Ernesto O'Farrill.

El candidato Andrés Manuel López Obrador le dijo a los empresarios que no deben tener miedo a sus propuestas de cómo se va a manejar la economía, ya que se va a inspirar en el libro del legendario secretario de Hacienda de los presidentes Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz hace 60 años, Desarrollo Estabilizador, con dos ingredientes adicionales: democracia y justicia. "Este esquema le permitiría al país crecer 4.0 por ciento anual, desde el actual 2.0 por ciento." Y así le dirá adiós al 'neoliberalismo'.

A primera vista esto suena atractivo, esta época de 1954 a 1970 se observa como el mejor periodo en nuestra historia economía. Es el periodo de la posguerra en donde las principales economías del mundo observaron crecimientos promedio superiores a 4.0 por ciento. México creció durante varios años a tasas elevadas por arriba del crecimiento demográfico y con relativa estabilidad de precios y estabilidad cambiaria. ¿Esto nos debe quitar el miedo?

Junto al objetivo de crecer con estabilidad, se tenía la necesidad imperiosa de industrializar al país, y de manera velada también se buscaba asegurar la estabilidad política.

Las empresas se comprometieron a invertir en la industrialización del país, para lo cual el gobierno les ofrecía: protección arancelaria y controles cuantitativos a las importaciones. Bajos impuestos al capital, estabilidad política fiscal y monetaria, apoyos crediticios a la actividad productiva y una garantía de rescate para las empresas que fracasaran.

Los trabajadores se comprometían a moderar demandas salariales y a evitar conflictos obrero patronales a cambio de: salarios reales crecientes, prestaciones sociales amplias, educación gratuita además de controles de precios en productos alimenticios y subsidios a bienes y servicios básicos.

A los campesinos, que se comprometían a mantener la paz social y a apoyar al régimen, a cambio de obtener créditos al campo, precios de garantía para sus cosechas.

El gobierno obtenía estabilidad política, dando crecimiento acelerado y persiguiendo lograr una menor desigualdad.

Los resultados en el periodo son a primera vista espectaculares: crecimiento del PIB 5.0-6.0 por ciento, crecimiento del PIB per cápita 3.4 por ciento real anual, baja inflación (3.0 por ciento anual), estabilidad cambiaria. Sólo se dio una devaluación de 8.65 pesos a 12.50 pesos el 17 de abril de 1954, bajo un régimen de tipo de cambio fijo.

Pero al finalizar el periodo, se habían acumulado varios aspectos sumamente negativos. El proteccionismo derivó en una falta de competitividad, las empresas producían con una gran ineficiencia y sin preocuparse de la calidad de los productos, dado que no tenían competencia. En lugar de bajar la desigualdad, se dio una gran concentración de la riqueza y de la propiedad. También la población sufrió un enorme rezago en los servicios de seguridad social. Los controles de precios provocaron la insuficiencia alimentaria y desabasto, lo que nos llevaba a tener que hacer grandes importaciones, sin contar con las divisas suficientes para comprar afuera, dado que la falta de competitividad y la mala calidad de nuestra manufactura nos impedía poder exportar, haciendo a la economía cada vez más dependiente del exterior.

Todo esto llevo al debilitamiento progresivo del Estado mexicano que derivó después a una mayor represión. La carencia crónica de generadores de divisas también nos llevó a un sobreendeudamiento del exterior. Muchas de las grandes empresas rescatadas por el Estado se mantuvieron subsidiadas en una forma ineficiente durante 15 a 20 años más. (Altos Hornos, Teléfonos de México, Cananea, etcétera). ¿Será conveniente mirar de nuevo hacia ese modelo?

¿Puede existir un peor modelo? Sí. Si lo hubo. El de la época de Echeverría y López Portillo. Un modelo de mayor intervencionismo del Estado, donde el Estado creaba el empleo mágicamente, con financiamiento ilimitado del Banco de México, llegando a ser propietario de muchas empresas que trabajaban con ineficiencia absoluta.

Ya hemos comentado que el 'modelo neoliberal' mexicano es un modelo incongruente. Por eso no funciona bien. Y también hemos expresado que hoy en día las ideologías tradicionales desde el socialismo, el comunismo o el capitalismo salvaje y la economía del bienestar están todas muertas. Propuestas como la del Consejo Coordinador Empresarial que presentó la semana pasada Juan Pablo Castañón 'México, mejor futuro', pueden ser una mejor guía de lo que debemos hacer.

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