Perspectiva Bursamétrica

El error de octubre….. ¿Es nada más uno?

O'Farrill habla de la reacción de los mercados ante temas externos, pero también ante decisiones internas que ha tomado el próximo gobierno

Los mercados en general son el reflejo de las expectativas de los agentes económicos. Al estar motivados por las expectativas, más que por los hechos, los mercados suelen anticiparse a los eventos económicos. Pero los mercados no son perfectos, y muchas veces exageran el pesimismo o el optimismo, y otras veces se quedan cortos en sus anticipaciones. En las últimas semanas los mercados financieros globales y los nacionales han estado presentando una acentuada fase de ajuste, con mayor volatilidad. ¿Qué estarán viendo?

Lo que ha estado sucediendo en los mercados globales es que están anticipando que el ciclo de bonanza de la economía global está entrando a un punto de inflexión. Las condiciones para que la inflación repunte en la economía de los Estados Unidos están dadas.

El incremento insostenible del déficit fiscal, la tasa de desempleo más baja desde 1969, el incremento de aranceles resultado de la guerra comercial emprendida por Trump, y las sanciones impuestas por él mismo a algunos países productores de petróleo, como Irán, que han incidido en el incremento de los precios de los hidrocarburos, son un cóctel molotov para el resurgimiento inminente de la inflación, y de una normalización de la tasa de referencia de la Reserva Federal más rápida que la anticipada. Nosotros estimamos que la fase recesiva se dará en el 2020.

Esta visión negativa no es un escenario generalizado aún, la gran mayoría de los analistas internacionales ven solo cierta desaceleración. Si este escenario pesimista fuera el consenso global, ya habríamos visto un mega-crack en los mercados globales. Antes del crack del Nasdaq que observaba una muy clara e impresionante burbuja alrededor de las empresas dot.com, el consenso apuntaba por una simple corrección. Antes de las crisis hipotecaria, la Reserva Federal subió su tasa de referencia hasta 5.25% sin visualizar el efecto fatal que tendría esto en los Credit Default Swaps, en el sistema financiero en su conjunto, y después en la economía global.

La amenaza de un entorno global de mayor costo del dinero y mayor inflación, con decremento en la actividad económica le pega en forma inmediata a los mercados emergentes, lo cual se está observando claramente desde hace algunos meses en varios países. Las monedas de Argentina, Turquía, China, Brasil, y México, por mencionar algunos ejemplos han estado cayendo, al tiempo que las tasas de interés se han disparado, y su bolsas están en picada. Este comportamiento refleja una clara salida de capital de los mercados emergentes. Pero en cada país hay circunstancias particulares que les pegan directamente.

En el caso de los mercados mexicanos una tormenta perfecta se encuentra presente en el entorno. El choque externo, más los ingredientes políticos de manufactura nacional: el "error de octubre", que es en sí el cúmulo de varias circunstancias y factores que caracterizan este periodo de transición atípico, en donde el Gobierno en turno está totalmente desdibujado, y el Gobierno Electo gobierna de facto con el control del Congreso.

No sería extraño que el alza del tipo de cambio y de las tasas de interés, y la caída de la Bolsa podría atribuirse al descuento de los mercados financieros mexicanos a los posibles resultados de la votación organizada por Morena, al margen de la Ley, que implicarían la cancelación de la construcción del aeropuerto de la Ciudad de México en Texcoco y de sus posibles efectos colaterales en el clima de inversión en México. Pero también son factores críticos: la delicada situación de Pemex, en donde el Gobierno Electo quiere construir una refinería nueva en Dos Bocas, Tabasco, dejar de exportar petróleo, y no permitir la producción de petróleo y gas tipo shale, por lo que ya se ganó la perspectiva negativa en su calificación crediticia por parte de Fitch; varios nombramientos de futuros funcionarios no muy bien aceptados, la clara descoordinación entre los mismos, las visiones encontradas, y en general la preponderancia de las decisiones políticas sobre las decisiones racionales o económicas.

Los mexicanos queremos que le vaya bien al próximo Presidente. AMLO ha logrado aglutinar en torno a su movimiento a diversos grupos políticos y a gente de los dos polos opuestos, de la extrema derecha y de la extrema izquierda. Ganó las elecciones contundentemente y con un amplio control del Legislativo. Ha acumulado un capital político nunca antes visto en la historia moderna del País. Hoy su movimiento luce totalmente descoordinado y sin una clara visión de Estado. Como la Torre de Babel. Ojalá no derroche su capital político como le ha ocurrido a otros Presidentes y logre encauzar al país por la senda de la prosperidad y la paz social.

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