Opinión

El PIB crece en 2013, pero sólo 1.1 por ciento

Benito Solís Mendoza

Las democracias requieren de varias condiciones para funcionar de una manera correcta, entre las cuales están la disponibilidad de estadísticas confiables y oportunas, así como la existencia de una prensa libre y profesional. Cuando tengo que hacer algún trabajo en otros países, principalmente de Latinoamérica, es cuando más aprecio las actuales estadísticas mexicanas, que son de las mejores que se pueden encontrar en el mundo. Como todo en la vida, son perfectibles pero son muy superiores a las que predominan en otras regiones del mundo. Y como sabemos, aquello que no se puede medir… ¡no se puede mejorar!

Esto comentario es oportuno ya que había gran interés en conocer el dato del crecimiento económico del año pasado, ya que el pronóstico oficial inicial había sido de 3.5 por ciento, mismo que se fue reduciendo a lo largo de los meses. En nuestro país las estadísticas económicas tienen una gran aceptación por el medio financiero y se utilizan de manera consistente para la planeación de las inversiones de las empresas.

La semana pasada se publicó que el Producto Interno Bruto (o PIB) creció en promedio 1.1 por ciento en 2013. El PIB se define como la producción interna de bienes y servicios finales. El sector primario, que se refiere a las ramas agropecuarias, silvícola y pesca entre otras, tuvo un incremento del 0.3 por ciento mientras que el de servicios o terciario aumentó en 2.1 por ciento. Por su parte, el PIB del sector secundario (o sea el industrial y de construcción, de minería, de petróleo y otros más) registró una contracción de -0.7 por ciento. Esta reducción fue producida principalmente por razones internas más que externas, ya que la economía norteamericana, la cual es la que tiene un mayor impacto en nuestro país, registró un crecimiento más elevado.

Un factor importante que determinó este comportamiento de la economía nacional fue el cambio en la administración pública, tanto del gobierno federal, de los estatales y municipales, así como del nuevo congreso federal y de los estados. La inversión pública y privada es determinada por las nuevas reglas o la ratificación de las existentes que impongan los gobiernos. En gobiernos anteriores era frecuente que se tuvieran crisis financieras importantes en los años de transición, como sucedió en 1982-83 y en 1994-95, mismas que impactaron de manera grave en el ahorro nacional y en la confianza de los mexicanos. Incluso en el primer año del gobierno de Fox se pasó de un crecimiento del 6 por ciento a una contracción del -1.0 por ciento.

Al inicio del gobierno de Calderón se pudo mantener el crecimiento económico, pero a los dos años (2009) tuvo que enfrentar la peor crisis global del siglo, con el colapso del sistema bancario mundial, lo que provocó una contracción del -6.1 por ciento del PIB. Sin embargo, al año siguiente ya se tuvo un importante crecimiento nacional del 5.4 por ciento, mientras que en contraste varios países desarrollados no han podido superar la crisis mundial.

En esta ocasión la economía si fue afectada por el cambio del gobierno, por la crisis en el sector de la construcción y por la menor inversión, pero no se llegó a tener una contracción generalizada de la economía, sino solo tasas negativas en algunas ramas y sectores económicos específicos. Sin embargo, el Indicador Global de la Actividad Económica, que es mensual, muestra en diciembre pasado un descenso de -0.3 por ciento con respecto al mes inmediato anterior.

La economía mexicana tuvo una importante desaceleración durante el año pasado, pero todavía mostró datos positivos en promedio. Sin embargo, la información disponible no permite afirmar que se tenga una recuperación sólida de la economía mexicana hasta este momento. Es posible que durante el actual, y tal vez el próximo trimestre, continúe débil el crecimiento económico.

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