Universo Pyme

Cuello de botella a la innovación emprendedora

En la actual administración se le dio un impulso al ecosistema emprendedor mexicano, lo que ha generado un gran cantidad de proyectos, de los cuales solo unos cuantos van a impactar en el mercado.

Es prudente contemplar el asunto como un área de oportunidad del ecosistema emprendedor mexicano. La cantidad de innovaciones que ha registrado este ecosistema en poco menos de seis años, si consideramos el énfasis que se le dio la política pro-emprendedora en la presente administración, es relevante para decir lo menos.

Pero, ¿cuántas de esas innovaciones llegarán a impactar al mercado? Las menos. Muy muy pocas.

Tomo un ejemplo claro publicado en este diario en ésta columna entre los años 2015 y 2016. Se trata de la empresa iLow, nacida en la incubadora de proyectos innovadores iLab en Xalapa Veracruz bajo la dirección de Víctor Moctezuma.

ILOW es uno de los desarrollos tecnológicos más relevantes que se hayan dado en México en mucho tiempo. Deriva del trabajo de tres muchachos: Salucita Roman Domíguez, José Antonio Villanueva Vázquez y Alehi Almazán Morales.. Dos de los jóvenes son hijos de carniceros y estudiantes de escuelas públicas.

Desde hace poco más de tres años trabajan y han conseguido ya un bioplástico conducto de electricidad y datos.

Comenzaron usando los plásticos derivados de bolsas usadas de papas o "monchis tronchis", pero el proceso era muy tardado y el ahorro poco significativo. En el plano casi final consiguieron un plástico, un bioplástico, capaz de ser conductor de electricidad sin necesidad alguna de piezas o cables metálicos. Un plástico que conduce electricidad. ¿Puede creerlo?

El columnista ya cargó en 2016 su teléfono celular desde cero carga al 100 por ciento en menos de una hora con el dispositivo inventado por estos muchachos mexicanos. Una de las muchachas es egresada del Instituto Tecnológico Superior de Acayucan. Jamás hubiera llegado a ser inventora. A lo más administradora de una carnicería heredada a su padre.

Entre las muchas ventajas está que los dispositivos que pueden aprovechar este bioplástico hoy en día tienen un alto grado de componentes que adicionan a la contaminación ya que se estima que varios de estas piezas tradicionales exigirían un tiempo de degradación de 400 años mientras que los productos que pudieran ser manufacturados con este material se degradarían en máximo cinco años a decir por los cálculos del MIT de Estados Unidos (el Massachussets Institute of Technology).

Además el bioplástico de estos muchachos resulta 80 por ciento más económico que el cobre y 50 por ciento más barato el producir cargadores y otros accesorios.

Los desarrolladores de este material iniciaron con buenos resultados de su trabajo consiguiendo que un foquito de LED de 5 voltios se encendiera y hoy la carga eléctrica que soporta es de 110 voltios. Además acaban de "descubrir" que además de conducir electricidad puede conducir datos. Ya lo probaron favorablemente.

Este desarrollo lleva poco más de tres años y en ese tiempo pudo despertar el interés del MIT y de Conacyt y de empresas multinacionales como la General Electric, la empresa 3M que por cierto les apoya ya para la parte final previa a la producción de consumibles vinculados a computadoras y teléfonos celulares y la empresa Sumagro que también está financiando parte del proyecto.

Ningún Fondo de Inversión de Riesgo de los que la política pública mexicana ha convencido a incorporarse como punto de apoyo del ecosistema emprendedor (42 según datos oficiales) ha sumado un peso. Los ocho millones de pesos que van a invertirse sobre un terreno de 3 mil metros cuadrados para iniciar la planta manufacturera han sido aportados por particulares veracruzanos.

Este desarrollo tecnológico revolucionará la industria mundial de estos accesorios, según estiman investigadores del MIT. (que tiene un asiento en el Consejo de Administración de iLab y periódicamente evalúa los proyectos que surgen de cada una de las generaciones de proyectos, tres al año). Es decir: el asunto no va a revolucionar a la industria de cargadores eléctricos sino pudiera tener un alcance disruptivo para la industria manufacturera mundial. No lo dicen estos muchachos o Víctor Moctezuma sino el MIT.

Estos jóvenes ya están del otro lado de la orilla pero en donde partieron hay cientos de casos en espera del milagro que les permita cruzar el río. Tan solo de iLab han surgido poco menos de 150 proyectos innovadores en su inmensa mayoría. Imagine si sumamos los que surgen de otras incubadoras de alto impacto.

¿Y dónde están los capitales de riesgo? Esperando que los muchachos tengan al menos un año de ventas. Así de ...¡ valientes!

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