Universo Pyme

AMLO: impulsar la innovación en serio

En México hay innovación, pero la falta de apoyos, entre ellos gubernametales, provoca que muchas buenas ideas emprendan y terminen condenadas a la muerte, cuestiona Eduardo Torreblanca.

A lo largo de 13 años, UNIVERSO PYME ha conocido, sin temor a equivocarme, a más de 5 mil emprendedores/empresas del ecosistema emprendedor mexicano. Sus ideas o logros han pasado por nuestros micrófonos de radio, televisión o han sido plasmadas sus historias en nuestro sitio en internet o bien en las páginas de este diario.

En esos trece años ha habido de todo: empresas tradicionales, con tecnología intermedia o bien proyectos de innovación relevantes. Nos ha tocado el privilegio conocer de cerca historias de innovación surgidas en comunidades aisladas, de alta marginación como el caso de cuatro niños (no rebasaban los 15 años) que en alguna escuela secundaria en Huajuapan de León, Oaxaca, desarrollaron una suerte de pequeño cilindro con merma de madera que adicionada y compactada con ciertos carburantes permitía calentar el agua sin necesidad de un alto consumo de madera.

Impulsados por su centro educativo, se trató de promover ese desarrollo en beneficio de muchas comunidades pobres de la entidad y de otras entidades. Lo que nos explicaron los maestros de esos muchachos es que nunca se les concedió la oportunidad de patentar su invento por dos razones: porque era muy caro hacerlo y ni sus familiares ni la escuela contaba con recursos para fondear el trámite y porque al ser menores de edad no contaban con la posibilidad de tener personalidad jurídica para hacerse del trámite. Eso fue lo que alguien les comentó para argumentar la negativa a proteger su desarrollo.

Otro proyecto que recuerdo y que fue documentado como el primero en estas páginas, lo conocimos en una feria de innovaciones en Guanajuato en donde conocí a unos muchachos que consiguieron obtener etanol, usado como combustible, de los plásticos que cubren las salchichas. Una gran fábrica productora de salchichas en Guanajuato tenía mucha merma de ese delgado plástico que el consumidor retira para guisar el embutido.

Era tanta la merma que pidió a un instituto tecnológico que encontraran que podía hacerse con ese material y los muchachos, menores a los 20 años, dieron con la forma de convertirlo en etanol.

Lamentablemente, hasta donde el autor sabe, ninguno de los dos desarrollos prosperaron por razones diversas que pueden condensarse en una idea: en México no hay apoyo suficiente para la innovación que no surja de las grandes instituciones de investigación como el Tecnológico de Monterrey o el Instituto Politécnico Nacional o la Universidad Nacional Autónoma de México o algunas más que pudieran acercárseles.

No hay apoyos realmente suficientes para que estos proyectos no sólo se puedan patentar sino incluso puedan ser aprovechados nacionalmente. Hay intereses privados e incluso públicos que ponen obstáculos para que estos proyectos crezcan y aporten al país. No están ni claras las vías ni sencillos los caminos que permitan aprovechar esta innovación "silvestre" que se da, que surge, de mentes talentosas de alumnos o de maestros a lo largo y ancho del país.

En la siguiente semana AMLO y su grupo de colaboradores darán a conocer los lineamientos procurados en materia científica y tecnológica y ya veremos si hay algunos renglones que pudieran anticipar qué se va a hacer con estas innovaciones que surgen casi de manera espontánea y como surgen, mueren ante la falta de apoyo o asesoría suficiente.

Mientras tanto, surgen estas maravillosas ideas con la condena a morirse.

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