Dolores Padierna

La petición inútil de Donald Trump

Dolores Padierna analiza la condición de Trump para renegociar el TLCAN sólo si México frena la ola de migrantes latinos.

La nueva amenaza de Donald Trump, de condicionar un acuerdo en la renegociación del TLCAN a que México frene a los migrantes centroamericanos que cruzan su territorio, es un sinsentido y una petición inútil: desde la llegada al poder de Enrique Peña Nieto, México ha duplicado las deportaciones de ciudadanos de Centroamérica (crecieron 116 por ciento entre 2015 y 2016) y ha negado, sistemáticamente, la opción del refugio a la inmensa mayoría de los solicitantes, personas que huyen de la violencia en sus países.

Candil de la calle y oscuridad de la casa, dice el refrán. En este caso, la oscuridad se acompaña de un despliegue retórico que Peña Nieto resumió en la primera parte de su mandato, cuando anunció el Programa Frontera Sur que tendría como prioridad, según dijo, los derechos humanos de todos quienes cruzan nuestro territorio. El dicho presidencial quedó en eso, pues en la realidad los ciudadanos centroamericanos siguen siendo blanco de múltiples abusos y vejaciones. A los que sufren a manos de la delincuencia organizada y de los criminales comunes, se suma la violencia institucional proveniente de todos los niveles de gobierno.

La nueva amenaza de Trump mereció una respuesta, por la misma vía tuitera, del canciller Luis Videgaray, quien afirmó que "México decide su política migratoria de manera soberana, y la cooperación migratoria con EU ocurre por así convenir a México. Sería inaceptable condicionar la renegociación del TLCAN a acciones migratorias fuera de este marco de cooperación".

Sería bueno saber cuál de las porciones de la cooperación convienen a México. ¿Permitir que agentes de Estados Unidos tengan acceso a las estaciones migratorias mexicanas para tomar huellas y otros datos de los migrantes? ¿Eso, en qué beneficia a México? ¿O se referirá el canciller a negar el asilo a mujeres y niños perseguidos y que una vez deportados enfrentarán la muerte? ¿Cuál es el beneficio que México obtiene de esa política inhumana?

Fiel a ese estilo que ya deberíamos tener más que medido, 24 horas después Trump habló maravillas del proceso de renegociación. Claro, lo que le importaba es que ya había puesto presión justo en el momento en que los negociadores de los tres países anticipaban el fin de las pláticas y un anuncio para mayo sobre el TLCAN.

Para tratar de dar fuerza a su nueva condición, Trump remató su tuit con la palabra "muro" escrita en mayúsculas, y también informó haber dado instrucciones a la secretaria de Seguridad Interior, Kirstjen Nielsen, de "frenar las grandes caravanas de gente" que entran en Estados Unidos.

Con las "grandes caravanas", el presidente del país más poderoso del planeta se refiere a las personas que han recorrido el territorio mexicano organizadas en el "Viacrucis migrante".

Eso de que un puñado de jóvenes, madres de familia y niños, todos huyendo de la violencia, causan miedo al poderoso es, por supuesto, una vil mentira. Trump simplemente utiliza la caravana para asustar a sus votantes, el sector racista del electorado estadounidense que odia a cualquier moreno cerca de su casa.

El objetivo de los integrantes del "Viacrucis migrante" es llegar a la frontera –el martes llegaron a Tijuana– y que algunos de sus integrantes soliciten asilo.

Estados Unidos, con Trump, les niega hasta eso, el simple derecho de petición, tal como dijo la secretaria de Seguridad Interior: "DHS alienta a las personas con asilo u otros reclamos similares a buscar protecciones en el primer país seguro que ingresen, incluido México".

Ahí salió el peine. Hace ya un par de años, WOLA, organización civil con sede en Washington, dejó claro que México se ha convertido en el "deportador en jefe" de Estados Unidos.

Más recientemente, a principios de este año, un informe de Amnistía Internacional, basado en trabajo de campo, acusó al gobierno mexicano de mandar a la muerte a miles de personas, porque retornar al país donde han sido amenazados es prácticamente una condena. En ese mismo texto, el organismo internacional de derechos humanos informó que 75 por ciento de los migrantes detenidos en nuestro país nunca fueron informados por las autoridades mexicanas sobre su derecho a solicitar asilo.

Candil de la calle, mentiras en casa.

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