Dolores Padierna

AMLO, Trump y el TLCAN

La decisión de López Obrador de respaldar las negociaciones llevadas a cabo por los integrantes del equipo de Ildefonso Guajardo, plantea una posición de Estado y no de partido.

Las expectativas sobre la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) son positivas, a pesar de las resistencias y de los temas más duros que quedan "encorchetados" en la negociación bilateral entre México y Estados Unidos. Según los propios negociadores, el avance en el tema de reglas de origen automotriz es del 90 por ciento, y en el caso de propiedad intelectual casi un 80 por ciento de los asuntos están acordados.

Los temas polémicos se limitan prácticamente a tres: la cláusula sunset o cláusula de extinción del TLCAN, ya que el gobierno de Donald Trump sigue insistiendo en un plazo de cinco años de vigencia de lo negociado, mientras que el gobierno de Peña Nieto y el representante del futuro gobierno de Andrés Manuel López Obrador han unificado una posición en contra de sólo cinco años, y aquí hay una posición coincidente con Canadá; el tema de la solución de controversias, donde Canadá ha sido más duro con Estados Unidos; y el asunto de la cláusula de estacionalidad.

De acuerdo con las declaraciones de Moisés Kalach, realizadas a El Financiero, existe en ambas partes un ambiente de "cierre de la negociación", ya que "virtualmente están todos los demás capítulos cerrados y ya nada más se está armando un paquete de cierre para ver si podemos avanzar en dos fases importantes: la inclusión de Canadá, que parece que será en los próximos días, y en este momento ver cómo se aterrizan los 20 capítulos que faltan".

Representante del Consejo Consultivo de Negociaciones Internacionales del Consejo Coordinador Empresarial, Kalach precisó que en la mesa sobre las reglas de origen en el ramo automotriz se mantienen las negociaciones y haciendo contrapropuestas.

Justo en el tema de reglas de origen automotriz es en donde las inéditas coincidencias entre la postura de los negociadores de Trump y las del negociador del presidente electo Andrés Manuel López Obrador, Jesús Seade, han permitido avanzar más rápido. El punto central es el incremento salarial de los trabajadores de uno y otro lado de la frontera. Si se llega a un acuerdo, los principales beneficiados serían los propios trabajadores de la industria automotriz.

La decisión de López Obrador de respaldar las negociaciones que hasta ahora han llevado a cabo los integrantes del equipo de Ildefonso Guajardo, actual secretario de Economía, ha resultado estratégica y crucial por dos razones: por un lado, plantea una posición de Estado y no de partido frente a un socio comercial con las dimensiones de Estados Unidos y la dependencia que tenemos; por otro lado, la fuerza política del triunfo de López Obrador ha inhibido, por el momento, a Donald Trump para "reventar" cualquier negociación con México a partir de los temas más polémicos en la agenda binacional, como son seguridad fronteriza, el muro y la política antidrogas.

Estos tres puntos son los "corchetes" que Donald Trump y López Obrador han dejado para avanzar en las negociaciones del TLCAN. A ambos les conviene una negociación exitosa por varias razones. Trump podrá "vender" electoralmente una victoria comercial, en medio de su confrontación arancelaria con Europa y China. Para Trump, el TLCAN se puede volver oxígeno puro en vísperas de las elecciones legislativas de noviembre en Estados Unidos. Para López Obrador, la culminación de la negociación del TLCAN les da certeza y confianza a los inversionistas, frena la posibilidad de un ataque contra el peso mexicano y permitirá la transición de un sexenio a otro sin tormentas económicas.

Los mensajes recientes de Trump, alabando a AMLO como "todo un caballero" y su autocontinencia en los temas más álgidos en la agenda con México, son un signo del cálculo político-electoral que está realizando el jefe de la Casa Blanca. Esto beneficiará a la economía mexicana, al menos en el tránsito de un sexenio a otro.

El negociador del futuro gobierno de López Obrador, Jesús Seade, afirmó ante la prensa de Estados Unidos que "estamos avanzando muy bien" y que no ve dificultades para solucionar los temas más álgidos, como el de reglas de origen en la industria automotriz. La buena relación entre Seade y Robert Lighthizer, negociador de la parte norteamericana, ha sido un acierto que genera una buena perspectiva para ambas partes.

Estas buenas perspectivas también se han reflejado en redes sociales. El 89 por ciento de los mensajes generados entre el 4 y el 11 de agosto, según la investigación de El Financiero, es que habrá una conclusión favorable en el TLCAN, y sólo el 11 por ciento ubican a la "cláusula sunset" como la principal dificultad.

Paradójicamente, si en las próximas dos semanas el TLCAN se renueva de forma exitosa, el inicio de una relación entre los gobiernos de Trump y López Obrador estará marcada más por el acuerdo que por la confrontación, y esto ayudará a la propia economía mexicana y a los derechos humanos de nuestros connacionales que han padecido la ola xenófoba del mandatario republicano.

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