Opinión

Del IMEF para EL FINANCIERO: Reformas, competitividad y crecimiento


 
 
Víctor Manuel González Olivares
 
De acuerdo con los datos más recientes del Foro Económico Mundial, nuestro país retrocedió del sitio 53 al 55 dentro del ranking de competitividad, situación que obedece -entre otros importantes aspectos- a las dificultades de acceso al crédito para las empresas y a la insuficiente inversión en investigación, desarrollo e innovación, debilidades que debemos afrontar con urgencia para recortar la brecha en competitividad que nos separa de otras economías.
 
 
Recordemos que el Foro Económico Mundial define a la competitividad como la serie de instituciones, políticas y factores que determinan la productividad de un país, y la calcula al reunir datos en 12 categorías, mismas que clasifica en tres subíndices: requerimientos básicos, potenciadores de eficiencia e innovación y sofisticación.
 
 
Estos 12 pilares no son independientes, ya que tienen una fuerte interrelación entre ellos mismos y una debilidad o una fortaleza en alguno, genera repercusiones relevantes en los demás.
 
 
Por tal razón, la competitividad exige contar con los elementos adecuados para la innovación; desde instituciones públicas sólidas hasta la educación y un entorno facilitador, de ahí que es  fundamental que la esfera de los negocios, el gobierno y la sociedad civil cooperen en forma conjunta.
 
 
La recurrente idea de apostarle a la innovación se refuerza con la advertencia de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), al considerarla un elemento clave para potenciar el crecimiento económico y que los gobiernos deberían resistirse a reducir el gasto en este rubro, esencial para el futuro de un país.
 
 
Lo anterior se suma a las reformas estructurales que se analizan en el Congreso de la Unión, cuyo efecto financiero será preámbulo de un momento crucial para nuestra vida nacional.
 
 
Los próximos cuatro meses México vivirá uno de los periodos más importantes y decisivos de su historia. La discusión de las reformas estructurales pendientes y la promulgación de leyes secundarias no son tema menor en las expectativas de desarrollo y progreso de la nación en el corto y mediano plazos.
 
 
El análisis que se genere en torno a la reforma hacendaria y al Presupuesto de Egresos para el próximo año, dará pauta para saber qué prioridad tendrán los programas sociales, al tiempo en que se discutirá la reforma energética y quizá entre a debate también la reforma política, además de concretarse la reforma financiera.
 
 
Todo ello integra una agenda de suma importancia para la vida económica del país pero que también integra una alta carga política.
 
 
El debate en materia tributaria con seguridad se centrará en la aprobación de nuevos gravámenes o en la revisión al alza u homologación de tributos al consumo y a la renta tanto en personas físicas como morales. Se prevén cambios importantes en regímenes especiales para dar fin a exenciones hasta ahora en detrimento de las finanzas públicas del país y de ahí la importancia de identificar la manera y justificación de los cambios a introducir, porque de ello dependerá la estabilidad y paz social, factores que entrarán en juego durante las discusiones formales en el Poder Legislativo.
 
 
Sin lugar a dudas México se encuentra ante la gran oportunidad para acelerar el paso y recuperar el tiempo perdido. Es momento de recomponer el ritmo y sentar las bases del crecimiento que necesitamos, por ello la trascendencia de la reforma fiscal, misma que es vital para el desenvolvimiento de las demás reformas a implementar y para el IMEF es importante reiterar que la estrategia no puede ser únicamente recaudadora. Debe considerarse una visión global que incluya tanto una reforma impositiva como una reducción en el gasto gubernamental.
 
 
La moderación en el gasto y sobre todo una mayor eficiencia en el mismo, sería tan benéfica como un incremento en el nivel de ingresos. Una podría compensar la otra y el impacto en la sociedad sería nulo o hasta positivo si se busca realmente solucionar el espacio que la reforma energética puede dejar en las finanzas públicas.
 
 
Como podrá observarse,  el cuarto trimestre del año será trascendental para el país y por ello debemos aprovechar la nueva dinámica de cambio y propuestas en que hemos entrado para reforzar el mayor número de actividades económicas posibles y capitalizar nuestras fortalezas. Hoy es el momento de nuestro país y sería un error no aprovecharlo.
 
 
Presidente Nacional del IMEF.
 
 
presidentenacionalimef@imef.org.mx
 
 
 

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