Signos y Señales

Participaciones y gasto corriente

Una parte importante de los estados no tiene interés en recaudar, sólo en gastar y no todos son eficientes en la colaboración administrativa con el SAT.

El autor es Auditor Superior de la Federación

Ya he comentado que por lo menos en el Informe de Resultados de la Cuenta Pública 2016, de las auditorías que hace la ASF, el 75 por ciento de las mismas se realizan en el ámbito estatal y municipal. Sin embargo, los resultados no han sido tan efectivos, lo que no es forzosamente en su origen o sólo un problema jurídico, sino que deriva de la calidad de las auditorías. Nuevamente lo del tema preventivo y hacer menos con mejores resultados.

Entre las nuevas responsabilidades que tiene la Auditoría Superior, además de verificar en tiempo real y poder revisar las auditorías de años anteriores, destaca poder auditar las participaciones de los estados y los municipios. Claro, conforme crecen los ingresos propios se audita en mayor proporción a los que dependen más de las transferencias federales y no atienden su responsabilidad recaudatoria.

Por eso resulta interesante conocer la capacidad de los estados para generar ingresos propios, por impuestos, cuya media en 2016 fue de cinco por ciento. Así la CDMX recaudó sólo por impuestos el 24 por ciento de sus ingresos totales, casi cinco veces más que el promedio y lo que las once entidades con menor recaudación o pereza recaudatoria. Nuevo León seguía con el 9.58 por ciento, Quintana Roo con el nueve, y Querétaro con el ocho. Destaca el siete por ciento de Campeche, gracias a políticas eficientes en materia de administración tributaria, pero hasta atrás, con menos del uno por ciento, entran Tlaxcala, Michoacán y Zacatecas.

El promedio de participación de los gastos de servicios personales ese mismo año, fue de 20 por ciento, pero como es un promedio destacan Veracruz, con el 43 por ciento; Michoacán, 42; Tamaulipas, 36; Durango, 35, y Coahuila, Tabasco, Jalisco, Puebla y Zacatecas, entre 30 y 33 por ciento. Tabasco, a pesar de ser un estado golpeado fuertemente por el cambio de fórmulas de distribución de participaciones, que reparte todo por población domiciliada, en lugar de bajar tiene más empleados que en 2008. Pronto este estado recibirá apenas el dos por ciento de las mismas, cuando tenía más del 4.6 por ciento hasta 2007; mientras que Oaxaca, sólo por su población, recibirá casi el doble: 3.6 por ciento, que es su porcentaje de población domiciliada. Finalmente, los que, si recaudan, como Nuevo León, la CDMX y Chihuahua, sólo gastan en sueldos y salarios 16 por ciento. Aguascalientes e Hidalgo, menos del cinco por ciento.

Pretendo señalar cómo la recaudación de ingresos por impuestos locales es insuficiente para pagar los servicios personales. Sólo hay tres que sí podrían hacerlo, además de la CDMX, Quintana Roo y Querétaro.

Así vemos que las participaciones que hoy ya puede auditar la ASF, son insuficientes dado el esquema actual de la coordinación fiscal. Pero también es cierto que una parte importante de los estados no tiene interés en recaudar, sólo en gastar lo que recauda el gobierno federal a través del SAT y no todos son eficientes en la colaboración administrativa.

Esto significa que las participaciones, el Ramo 28 del PEF, se usan fundamentalmente para gasto corriente, para atender a los organismos descentralizados y a los poderes, para dar las aportaciones estatales a las universidades públicas, así como al sistema de educación media. Igual pasa con lo que se paga a los organismos autónomos, los órganos de transparencia, los consejos electorales, etcétera. De ahí su tentación para malgastar las transferencias condicionadas indebidamente.

Por ello, la inversión estatal con recursos propios prácticamente no existe, excepto en los que captan más recursos propios. El promedio de inversión estatal es menor al siete por ciento, de acuerdo con sus propios informes presupuestarios, incluyendo transferencias federales, como FONREGION.

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