Rotoscopio

'Paddington 2', merecidamente adorada por la crítica

Lo que distingue a las cintas de Paddington es el cuidado con el que están fotografiadas, diseñadas, editadas y actuadas, destaca Daniel Krauze.

Paddington 2, una película sobre un oso parlante en Londres, es la película mejor reseñada del año. Y basta verla para entender por qué.

Más allá de la historia, en la que Paddington va a dar a la cárcel mientras su familia adoptiva busca al verdadero culpable del delito, lo que distingue a ambas cintas de la serie es el cuidado con el que están fotografiadas, diseñadas, editadas y actuadas. Paddington destaca por la forma en la que halla maneras ingeniosas de narrar, cambiando de estilos si es necesario y haciendo uso de miles de recursos –ángulos, lentes, velocidades– para crear un ambiente lúdico donde todo puede ocurrir y la cámara puede ir a cualquier lado. Esto implica, por ejemplo, que a veces la realidad súbitamente se convierte en fantasía. Cuando Paddington visita una tienda de antigüedades y abre el libro ilustrado que quiere regalarle a su tía de cumpleaños, lo que el espectador menos espera es que la película se meta en el libro y haga una secuencia onírica con sus imágenes; lo mismo ocurre cuando la celda del oso se transforma en una jungla, llevándonos de vuelta al lugar de origen de nuestro protagonista.

Estos y otros pasajes demuestran un ímpetu por hallar las maneras más visualmente atractivas de llevar al espectador de un sitio a otro. No hay montaje que no sea una delicia, ni secuencia de acción que no fluya con suavidad. La factura es tan impecable que por momentos se antoja que el material fuera más complejo que un osito adorable que esparce el bien por el mundo, a pesar de que hay un discurso a favor de la migración bastante logrado.

Además, por Paddington 2 desfilan grandes talentos del cine británico: Brendan Gleeson, Hugh Bonneville, Sally Hawkins, Jim Broadbent y, por supuesto, Hugh Grant, en el papel del memorable villano de la cinta. Cuando se habla de los mejores actores tendemos a mencionar a Daniel Day-Lewis porque nos asombra su capacidad de transformación. Hugh Grant, a quien se le acusa de siempre interpretar una versión del mismo personaje, rara vez aparece en esas listas. Se aprecia poco su naturalidad, aunque su destreza esté precisamente en nunca dar la impresión de estar actuando. No es un logro menor y, sin embargo, en Paddington 2 Grant se revela como un actor capaz de ser camaleónico, con la misma habilidad para la comedia que le conocemos desde Four Weddings and a Funeral. Tanto él como el resto del reparto llevan a cabo trabajos notables (todos están en el mismo registro ligeramente caricaturesco) y son un motivo más para disfrutar la película, merecidamente elogiada por la crítica.

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