Opinión

Como tenía que suceder


 
 
Rodolfo Navarrete *
 

Sobre el futuro de la política monetaria estadounidense podrán decir lo que deseen los diferentes gobernadores del Fed, tal como lo han venido haciendo en el transcurso de las últimas semanas, pero lo verdaderamente relevante es lo que en su oportunidad señaló Ben Bernanke: todo dependerá de cómo y a qué ritmo avance la economía estadounidense.
 
Al respecto, el viernes de la semana pasada se dio a conocer uno de los indicadores más importantes sobre el desempeño mensual de la economía estadunidense: cuál es el estado a junio de su mercado laboral. Se reportó la creación de 195,000 nuevos puestos de trabajo cuando se esperaba que fueran 165,000. Adicionalmente, las cifras de los 2 meses anteriores fueron revisadas al alza desde 149,000 y 175,000 a 199,000 y 195,000 en abril y mayo, respectivamente.

Estos resultados fueron producto exclusivamente de la creación de nuevos empleos por parte del sector privado, al reportarse una cifra de 202,000 nuevos empleos creados en junio y de 207,000 en mayo. Estas cifras confirman que la economía de EU se encuentra en un sostenido proceso de recuperación, mismo que fortalece la percepción de que el Fed estadounidense empezará a desactivar su política de estímulos monetarios tan pronto como septiembre del presente año.
 

Inicialmente, empezará por reducir el ritmo de compra de bonos gubernamentales y bonos respaldados por hipotecas, para posteriormente iniciar el proceso de incrementos en las tasa de interés de política monetaria.
 
De acuerdo a lo señalado en la última reunión del FOMC y bajo el escenario macroeconómico de Ben Bernanke, el Fed continuaría comprando bonos gubernamentales, vale decir, inyectando dinero a la economía, hasta mediados de 2014, sólo que a un ritmo cada vez menor. Hacia finales de dicho año e inicios del siguiente se tendría contemplado iniciar el proceso de incremento de la tasa de interés de política monetaria.
 

Sin embargo, a juzgar por la fuerte reacción del mercado de bonos estadunidense del viernes pasado -el de 10 años subió 22 puntos básicos, desde 2.50 hasta 2.72%-, se puede pensar o inferir que los inversionistas consideran que de sostener las actuales condiciones monetarias el Fed no estaría evaluando correctamente los riesgos inflacionarios.
 
O, lo que es lo mismo, que el Fed debería adelantar el calendario propuesto tentativamente, probablemente, para septiembre del presente año.
 
Mientras tanto, habrá que seguir monitoreando la información económica estadounidense y no tanto las opiniones de los distintos gobernadores del Fed. Esto es relevante para seguir el sentido de los flujos de capitales en el mundo y en particular en los países emergentes.
 

Es claro que un aumento en la probabilidad de que en EU pronto se empiece a desactivar la política de estímulos monetarios afectará en primerísimo lugar a los países emergentes, que fueron los grandes beneficiarios en la época de la expansión monetaria.
 
No es casual, en tal sentido, que después de darse a conocer las cifras del empleo estadounidense del viernes pasado las monedas de Hungría, Polonia, Sudáfrica, México y Brasil registraran inmediatamente fuertes depreciaciones producto justamente de las salidas de capital.
 

En tal sentido, habría que esperar no sólo una relativa persistencia en la depreciación de las monedas de los países emergentes, sino también el incremento de las tasas de interés nacionales y caídas en sus mercados de valores.
 
Mientras que en EU, es probable que se sigan observando incrementos en las tasas de interés, aunque pequeños, y un relativo fortalecimiento del mercado accionario determinado fundamentalmente por la mejoría de los resultados de las empresas que implica el mejoramiento macroeconómico.
 

Un elemento interesante que entró a tallar también durante la semana pasada es la afirmación del presidente del BCE de que dicha institución mantendrá los actuales tipos de interés e incluso más bajos durante un tiempo prolongado, lo cual en términos de los efectos sobre los flujos mundiales de capital juega en el sentido contrario al estadounidense. Lo mismo sucede con la política monetaria japonesa, aunque en este caso sujeto a los vaivenes que implica la ambigüedad de los diferentes funcionarios involucrados sobre la duración de la actual política monetaria.
 

No hay duda de que al menos para México será más importante el efecto de un pronto retiro de los estímulos estadounidenses que la política monetaria de Europa y Japón, por lo que al parecer no vienen buenas épocas para los mercados financieros, como tampoco, por esta vía, para la economía. Sin embargo, la recuperación estadounidense tarde o temprano tendrá a impulsar el dinamismo mexicano, mismo que esperamos se dé durante el próximo año.
 
 
* Economista del sector privado

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