Colaborador Invitado

SCJN: la paridad degeneró

Existen pocas mujeres en la SCJN porque el Senado no favoreció a una sola en ocho ternas mixtas. ¿Violencia política de género?

Sergio Valls Esponda es profesor universitario y magistrado del fuero común

El desbocado activismo legislativo provoca en temas importantes insuficiente análisis. Cuatro propuestas para modificar la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación presentó la mayoría en el Senado, tres persiguen ante todo enfrentar la corrupción. Una más pretende impulsar la paridad de género, vamos a su análisis. La iniciativa da cuenta de la desigual participación femenina en el Poder Judicial, lo compara con el Legislativo, en donde la paridad es una meta alcanzada –paradójicamente gracias al impulso de sentencias del Poder Judicial.

Acciones que garanticen la presencia de mujeres en labores jurisdiccionales es algo necesario, urgente y deseable. El punto siniestro de la iniciativa está al modificar criterios para la designación de la presidencia de la Corte, al adicionar ocho palabras: "La elección deberá garantizar la alternancia de géneros…".

Veamos, previo a la salida de quien será presidente de la Corte entre 2019 y 2023 se renovarán tres sillas del Pleno: José Ramón Cossío en días, Margarita Luna en febrero próximo y Fernando Franco en 2021. Es previsible que en las dos renovaciones en puerta arriben abogadas, aspirantes en número y currículum las hay como nunca antes, vale decir que la mayoría no son de carrera judicial. Si es el caso, serán junto con Norma Piña –obligadamente– las candidatas a la Presidencia en 2023.

Es evidente la vulneración de derechos de quienes tienen como función primordial la defensa de nuestros derechos. Tanto para votar como para ser votados. Los ministros actuales con opción –por periodo– para aspirar a la presidencia en 2023 y a quienes la reforma inhabilita por culpa de su órgano reproductor son: Alberto Pérez, Javier Laynez, Alfredo Gutiérrez y Eduardo Medina. Por lo que se anticipa que un par de ellos se sumen a la contienda del próximo enero. Burda intención se advierte de tripular la designación del titular del máximo tribunal, sesgando las opciones hacia las próximas ministras.

¿Conocerán los senadores la razón por la que hay pocas mujeres en la Corte? Quizá alguno. Le comparto. A partir de 2003 (año en que concluyó el primero de los ministros de aquella renovada Corte de 1995), los titulares del Ejecutivo han enviado 15 ternas para elegir 12 ministros (nueve por concluir periodo y tres por fallecimiento. Tres ternas fueron rechazadas).

Así se integraron esas 15 ternas: cuatro sólo por hombres, tres sólo por mujeres y ocho en forma mixta (13 hombres y 11 mujeres), en ninguna de esas ocho ternas se nombró a una mujer, las dos ministras en funciones surgieron de ternas femeninas. Conclusión: existen pocas mujeres en la SCJN porque el Senado no favoreció a una sola en ocho ternas mixtas. ¿Violencia política de género?

Pretender ternas exclusivas de mujeres –sucedió también en la designación de magistradas de la Sala Superior del TEPJF– para evitar competir contra hombres, tiene un estigma cercano a lo indigno. Pensar que la defensa de sus derechos y libertades sólo es posible en clave femenina, es ignorancia. Se requieren personas brillantes, con valores y principios sólidos. Actualmente existen mentes extraordinarias para complementar a la Corte con independencia del cuerpo que habitan. Condicionar la necesaria paridad entre jueces y magistrados a la sospechosa alternancia de género en la presidencia del Poder Judicial, es avieso.

Cualquier votación en el Pleno de la Suprema Corte de Justicia corresponde únicamente a sus integrantes. Pretender influir desde otro poder es envenenar a la República.

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