Indicador Político

PRD: PAN+Pacto+EPN-AMLO


 
Las elecciones no estratégicas del 2013 fueron un aviso para el futuro del PRD: o rehacen el partido o en el 2015 enfrentará su derrota final.
 

Entre todos, un dato fue revelador: el PRD ya no pudo reconstruir el modelo de Frente Amplio o de Coalición Progresista porque los lopezobradoristas Movimiento Ciudadano y Partido del Trabajo se fueron por su lado y quedó la amenaza latente del Movimiento de Renovación de López Obrador que comenzará a piratearse posiciones regionales.
 

El resultado electoral fue un plebiscito para el liderazgo de Jesús Zambrano, un veterano líder social de la izquierda comunista pero un deficiente dirigente partidista. A ello hay que agregar el hecho de que el principal problema del PRD radica en la falta de una definición ideológica y por tanto de una propuesta programática.
 

La crisis del PRD no deriva de la estrategia de campaña del PRI sino de su agotamiento interno. Heredero del registro del Partido Comunista-Partido Socialista Unificado-Partido Mexicano Socialista, el PRD cayó en 1989 en manos de la Corriente Democrática del PRI, con algunas figuras progresistas --como Cuauhtémoc Cárdenas-- pero muchos otros oportunistas del vaivén político.
 

Paulatinamente el PRD se fue alejando de las posiciones ideológicas y económicas de la izquierda para quedarse anclado en la propuesta ideológica de López Obrador: el neopopulismo. En el sexenio pasado el PRD encontró el inicio de un camino propositivo con la creación del Frente Amplio, pero López Obrador manipuló a Movimiento Ciudadano y al PT para alejarlos del PRD. Si las expectativas se cumplen, la corriente neopopulista se dividirá en dos bloques: el PRD y el MRN-MC-PT.
 
De ahí la urgencia que enfrenta el PRD de catapultar la derrota de este 2013 hacia una reorganización total del partido para replantear propuestas, aunque con la certeza de que López Obrador no se aliará al PRD aunque sí permitirá que el PRD se subordine a su Movimiento.
 

La estrategia de la alianza del PRD con el PAN le salió cara al perredismo porque apareció en el furgón de cola del panismo. Y el mensaje de fondo que debe ser analizado es el que señala el reacomodamiento de las fuerzas partidistas en un modelo bipartidista con el PRI y el PAN como las dos insignias fundamentales, porque por separado el PRD y el Movimiento de López Obrador estarán lejos de desbancar el posicionamiento bipartidista PRI-PAN.
 
El dirigente más importante del PRD es Jesús Ortega y a él le corresponde tomar decisiones estratégicas de cara al resultado electoral del domingo pasado. Las quejas contra el PRI salen sobrando si la derrota contundente en Quintana Roo fue fundamentalmente interna y su alianza con el PAN de Gustavo Madero evitó la debacle final.
 

La alianza del PRD con el PAN responde a un movimiento táctico ante el fortalecimiento del PRI, pero también a su debilidad política y de cuadros. En Oaxaca, por ejemplo, el PRD fue el pivote en la victoria aliancista del 2010 pero el candidato a la alcaldía de la capital fue del PAN… y perdió ante el PRI. En el DF, el PRD tuvo que inventar como candidato a la jefatura de gobierno a Miguel Angel Mancera, un no-perredista que se niega a afiliarse al PRD y por tanto está contribuyendo a la desarticulación política del partido.
 

Los espacios de Ortega son estrechos y sobre todo sin tiempo político, además de tener pululando a un Marcelo Ebrard --más del viejo PRI-- que quiere tomar por asalto el partido. De ahí que el PRD deba de analizar el 2013 hacia dentro y dejar de culpar a los demás de sus propios errores. Con todo y por el neopopulismo de López Obrador, el PRD podría ser la única opción de izquierda, pero a condición de rehacerse como partido realmente de izquierda y no una franquicia para ganar posiciones de poder.
 
 
 
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