Competencia 2.0

Los problemas del nearshoring

México tiene muchas ventajas que todos conocemos; pero también desventajas visibles a los ojos de los inversionistas que toman las decisiones de relocalización en empresas globales.

Todos hablan del nearshoring y lo benéfico que esto puede ser para la economía mexicana. El Consejo Coordinador Empresarial, por ejemplo, estima que México podría crecer al doble si aprovecha esta tendencia. Pero, de lo que se lee y escucha menos es de los retos y problemas que tenemos para aprovechar esta oportunidad y que deberían estar atendiéndose a riesgo de perder la inercia. Lo que se ha analizado poco es el enorme riesgo de que otros países nos ganen parte importante de este pastel si no hacemos ajustes inmediatos. Se necesita una agenda integral para lograr el propósito de atracción de estas inversiones.

La oportunidad por la reubicación de las operaciones de empresas es un tema que le ha tocado a México un poco por azar. Originalmente fue generada por conflictos comerciales entre China y Estados Unidos, así como los problemas logísticos generados en la pandemia entre algunas otras condiciones económicas. Esto no es una estrategia para apoyar a México, ni es esfuerzo de los mexicanos, tampoco es por un interés de aprovechar ventajas de parte de nuestro país. Es cierto, México tiene muchas ventajas que todos conocemos: la frontera con Estados Unidos, mano de obra calificada, cierta infraestructura y sobre todo, alianzas comerciales muy sólidas con muchas economías del mundo. Pero México también tiene, desgraciadamente, desventajas visibles a los ojos de los inversionistas que toman las decisiones de relocalización en empresas globales.

No es materia de esta columna analizar los temas políticos o sociales relacionados con el nearshoring, pero además de eso, nos referimos a uno de los frenos que pueden existir: el ambiente de competencia económica. El tema de competencia para facilitar el nearshoring es tan importante que debe pasar por los tres niveles de gobierno, entendiendo que la política de competencia (entre otras políticas importantes) debe ser una política de Estado para realmente impactar en el crecimiento económico y la atracción de nueva inversión.

En una conferencia reciente, la presidente de la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) reconoció que existen importantes barreras que pueden impedir el éxito del llamado nearshoring y destacó en particular el reto de la regulación anticompetitiva y la gran concentración de mercado que existe en nuestro país. Destacó que debe cuidarse el tema por parte de Cofece, pero también por otros entes públicos, para que no establezcan regulaciones que afecten la relocalización de empresas.

Entre los principales sectores que este esfuerzo desregulatorio o ‘re-regulatorio’ debe atender, se encuentran los de energía, transporte, formalidad y mercado laboral, por mencionar algunos de los más apremiantes y donde ya las autoridades de competencia y analistas de competitividad han detectado importantes cuellos de botella que detendrían la inversión de relocalización. Cofece e IFT no pueden dejar de hacer su parte y mucho les compete en la parte de eliminar prácticas monopólicas y resolver barreras de competencia en muchos mercados, pero también existen varios cambios regulatorios procompetitivos que requieren voluntad de otros actores.

Hay que recordar que la competencia también existe entre naciones y la atracción de este capital podrían ganarla otros países que, aunque con menos beneficios geográficos, otorguen otras ventajas de certidumbre legal y competencia. De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo, Brasil, República Dominicana, Uruguay y Argentina, entre otros, hacen ya esfuerzos explícitos de atracción de empresas que buscan relocalizarse, ofreciendo desde incentivos económicos hasta los temas de estabilidad y competencia económica, seguridad e institucionalidad como ventajas sobre otros países de la región.

En México no podemos quedarnos dormidos. Los gobiernos y organizaciones de estos países competidores no se están quedando callados y contrastan sus ventajas con las desventajas de invertir en nuestro país, incluyendo la falta de proveedores, la falta de claridad en la regulación y otros problemas relacionados con la falta de competencia. El esfuerzo requiere una colaboración entre el sector público y privado que dé marco a un esfuerzo proactivo para la gran oportunidad que se nos presenta. Como dice el dicho, el azar premia al que está preparado.

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