Benjamin Hill

Las propuestas anticorrupción del debate presidencial 'au naturel'

¿Qué pasaría si las propuestas anticorrupción se valoraran sin ligarlas al candidato que las planteó? Tal vez encontraríamos que nuestras opiniones están más cerca de un candidato distinto al que apoyamos ahora.

El pasado domingo se llevó a cabo el muy esperado debate entre candidatos a la presidencia de México. Muy esperado porque se estrenaba un nuevo formato, más dinámico, con la participación de tres moderadores, quienes tenían como misión alentar un intercambio fluido entre los candidatos y evitar el acartonamiento de anteriores debates. Además de que prometía ser un debate de mayor vitalidad, las expectativas de muchos ciudadanos estaban alimentadas por el hecho de que uno de los temas a discutir era el de la corrupción política y las propuestas que cada candidato presentaría para controlar este problema.

Como todo debate político en televisión, este evento convocó en la víspera a simpatizantes de cada candidato, quienes durante el tiempo que duró el intercambio celebraron en redes sociales los aciertos (reales o no) de su aspirante favorito, y fustigaron los dislates y errores (reales o no) de los otros. Nada nuevo ahí.

Muchos de quienes vimos el debate tenemos una idea clara de qué candidato o candidata contará con nuestro voto. Es natural suponer que también vieron el debate muchos ciudadanos que no han tomado una decisión sobre su voto y que buscaban que el debate les ayudara a zanjar el asunto.

Es cierto también que todos nos hemos hecho una idea, más o menos justa, sobre la personalidad de cada candidato. La historia personal de cada uno de nosotros, la información con la que contamos y en algunos casos nuestra experiencia directa de interacción con alguno o algunos de los candidatos hace que sea natural que tengamos juicios previos, favorables o desfavorables sobre cada uno, lo cual limita nuestra capacidad de hacernos un juicio justo, desprovisto de manías o ideas deformantes sobre los candidatos y sus propuestas.

Dicho de otra forma, no importa demasiado si las propuestas de un candidato son muy buenas, si de entrada tenemos una mala opinión de él o ella, esas propuestas no nos van a gustar, nos van a parecer una bazofia, un desperdicio digno de los establos de Augías. Por otro lado, si un candidato habla como un verdadero asno pero se trata del candidato que apoyamos, nuestra opinión tenderá a ser no solamente favorable, sino que nos llevará casi al éxtasis, como si hubiese sido nada menos que Quintiliano el que habló. Estamos, pues, irremediablemente sesgados y, en ese sentido, el ejercicio del debate pierde algo de su objetivo de esclarecer e informar mejor y ayudarlos a decidir.

¿Pero qué pasaría si pudiéramos valorar las propuestas anticorrupción de cada candidato en su justa dimensión, y que pudiéramos calificarlas por sus méritos específicos y no en razón de quién fue el que las dijo? Sería como ver dichas propuestas al natural, sin un empaque que las haga más o menos atractivas; las veríamos tal cual son.

¡Claro! Es un hecho que, una vez realizado el debate, este ejercicio hipotético se vuelve imposible, pues la publicidad política y el desarrollo del debate mismo nos ha informado más o menos sobre qué es lo que propone cada candidato. Pero si nos proponemos encontrar la forma de emplear al máximo nuestro espíritu crítico en presencia de estas propuestas al desnudo, tal vez nos encontremos con que de hecho nuestras opiniones están más cerca de un candidato distinto al que apoyamos ahora y, en ese sentido, habrá sido un ejercicio productivo, pues nos hizo pensar. Vale la pena hacer el esfuerzo.

¿Qué propusieron los candidatos para combatir la corrupción? En el segundo bloque del debate, titulado Combate a la Corrupción e Impunidad, se les hizo a todos la siguiente pregunta:

¿Qué propone para combatir la corrupción y que tenga un efecto en el corto plazo?

Aquí presento las respuestas de cada uno de los candidatos, en la mejor forma que pude reunirlas y redactarlas, y en estricto desorden, omitiendo su nombre:

Candidato A

Dos propuestas generales: Fortalecer los valores para combatir la corrupción y regresar dignidad a la política.

Cuatro propuestas particulares:

1.- Ser implacable contra los corruptos

2.- Cerrar los espacios de la corrupción. Para ello, consolidar el Sistema Nacional Anticorrupción, contar con una Fiscalía Anticorrupción y una Fiscalía General autónomas, esta última con nuevo diseño, distinto al de la PGR, que le dé independencia en la investigación y el análisis.

3.- Fortalecer la cultura de la legalidad.

4.- Generar una cultura del mérito, en la que al que haga bien le vaya bien y al que haga mal le vaya mal.

Candidato B

1.- Que el presidente encabece un gobierno independiente (sin partido) y que el Congreso sea autónomo frente a los partidos.

2.- Que la Fiscalía General tenga autonomía y que el fiscal sea electo por la sociedad.

3.- Una iniciativa de ley para que se ampute una mano a los servidores públicos que sean condenados por robo.

Candidato C

1.- Reformar el artículo 108 constitucional para que el presidente pueda ser investigado y juzgado durante el tiempo de su encargo por hechos de corrupción.

2.- Eliminar el uso del dinero en efectivo en las transacciones del gobierno federal.

3.- Que se le dé cárcel y 'muerte civil' (que no vuelvan a ocupar puestos públicos) a los servidores públicos corruptos.

4.- Eliminar el fuero político.

5.- Dar autonomía a la Fiscalía General y fiscalías de los estados.

Candidato C

Acabar con la impunidad con cuatro propuestas:

1.- Autonomía para el Ministerio Público y eliminación del fuero para el presidente de la República.

2.- Hacer obligatoria la declaración 'siete de sietes (declaración patrimonial, de intereses y fiscal, más consulta en registros públicos de la propiedad, opinión técnica de un contador sobre la declaración 3de3, un informe integral del SAT sobre el comportamiento fiscal y un cotejo notarial de los documentos) para los servidores públicos.

3.- Que el SAT, la Secretaría de Hacienda y el Instituto Nacional Electoral sean parte del Sistema Nacional Anticorrupción.

4.- Total transparencia y apertura en las contrataciones públicas.

Candidato D

1.- Regenerar la vida pública.

2.- Gobernar con el ejemplo.

3.- Terminar con los privilegios, lo cual incluye reducir los sueldos de los altos funcionarios para aumentar los de los servidores públicos de menores ingresos, así como reducir el sueldo del presidente a menos de la mitad.

4.- Vender el avión presidencial al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, al igual que toda la flotilla aérea (aviones y helicópteros) del gobierno federal.

5.- Eliminar el influyentismo (sic).

Si tuviéramos que respaldar el sentido de nuestro voto sólo con base en estas propuestas para combatir la corrupción, si pudiéramos imaginar que no sabemos quién dijo qué, ¿quién sería el candidato con la propuesta que más nos parece viable y productiva, útil y realizable? ¿Cuál propuesta, por otro lado, nos parece imprecisa y vaga; idealista y difícil de operar como política pública? ¿Qué candidato tiene la mejor propuesta anticorrupción?

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