Benito Solis

Qué deberíamos ver en los debates

La única manera de lograr una mayor tasa de desarrollo económico es incrementando la inversión productiva total. Sin embargo, sorprende que este tema se trató muy poco en el debate.

Nuestro país ha avanzado de manera relevante en el aspecto democrático en los últimos años, con nuevas instituciones, con diferentes candidatos para escoger en los distintos puestos de elección popular, sin saber quiénes los ocuparán sino hasta después de las elecciones y una mayor libertad de prensa (que en ocasiones parece libertinaje). Sin embargo, parece que los ciudadanos somos los que menos hemos avanzado en este proceso, ya que la gran mayoría apenas están aprendiendo en cómo ejercer su voto, qué responsabilidad conlleva su decisión, en qué deben de fijarse y qué tomar en cuenta para su decisión.

Algunos consideran que los debates deberían ser como un espectáculo de luchas o box, en donde el objetivo es golpear lo más posible a sus oponentes; mientras que otros lo interpretan como la oportunidad de lucirse presentando ideas graciosas o atrevidas.

En realidad los debates y las presentaciones públicas de los distintos candidatos deberían de tener el objetivo de conocer mejor a los aspirantes para saber quién puede desempeñar mejor el puesto al que está propuesto y quién daría los mejores resultados para los ciudadanos. Para esto, los votantes deberíamos tener un mínimo de conocimientos de lo que requiere la economía nacional y la nación, cómo obtenerlo y así poder definir el perfil del puesto que se está buscando.

El proceso debería ser parecido al que sigue alguien que quiere contratar a un empleado, trabajador o profesionista, ya sea para laborar en una empresa o para realizar una labor en la casa o en el auto o para seleccionar a un cirujano para una operación médica. En estos casos lo primero que uno debe de averiguar es si los candidatos tienen experiencia en la labor deseada y cuáles han sido sus resultados previos. Sería absurdo contratar a un chofer que no sepa manejar, porque es muy simpático o porque nos ha insistido mucho en que quiere ese empleo. Por otro lado sería irracional contratar a un abogado o a un economista para que me opere el apéndice o un tumor porque es joven y de mente ágil.

Esto nos lleva a definir el tipo de responsabilidad que le pretendemos confiar. México es uno de los doce países más grandes de los doscientos que hay en el mundo, es el que tiene el mayor número de habitantes de habla española, con el mayor número de católicos y ocupa el primer lugar del mundo en producción de productos básicos y manufacturados. En suma es una gran nación y líder en muy diversos aspectos.

Su gobierno federal, así como los estatales y municipales, suman más de cuatro millones de funcionarios y empleados, además de que su gasto es cercano a la cuarta parte de lo que produce la economía nacional y los impuestos que cobran afectan a la totalidad de los habitantes del país, que se estima en 130 millones de personas. Pensar que con frases huecas y lemas atractivos de campaña se puede controlar a esta compleja estructura es absurdo.

Por lo mismo, es frecuente que en los años de cambio de la administración pública la economía reduzca su dinamismo o incluso entre en recesión, como ha sucedido varias veces en sexenios pasados. Esto se debe a que con frecuencia los nuevos funcionarios tienen poca experiencia en sus nuevas responsabilidades.

Incluso en la actualidad ya hay señales de que la actividad está reduciendo su dinamismo, a pesar de que seguimos creciendo, como es en la venta de automóviles y bienes inmuebles, en la inversión pública y privada, así como en la contratación de empleados. Esto es influido por la incertidumbre sobre el resultado de las elecciones y de las negociaciones comerciales.

Los ciudadanos debemos de tener claro lo que queremos de los funcionarios que vamos a 'contratar' con nuestro voto, tomando en cuenta nuestros objetivos y prioridades. Hay que recordar que a diferencia de lo que sucede en las empresas, no podemos 'despedir' a los funcionarios si realizan mal su trabajo antes de que 'venza su contrato'.

Parece existir consenso en la población de que deseamos mayor crecimiento económico con generación de empleos mejor remunerados, así como mayor seguridad y respeto al Estado de derecho. Pero la única manera de lograr una mayor tasa de desarrollo económico es incrementando la inversión productiva total, esto es tanto la pública como la privada. Sin embargo, sorprende que este importante tema se trató muy poco en el debate, que es prioritario en nuestra vida futura y de nuestras familias.

COLUMNAS ANTERIORES

Se frena la economía, por lo que se requiere una estrategia diferente
Las próximas elecciones en varios países definirán su desarrollo o pobreza

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.