Benito Solis

No es buena una disminución generalizada de sueldos

El ahorro por pagar sueldos menores que los del mercado, aunque políticamente parece atractivo, puede resultar muy costoso para el país.

GINEBRA, Suiza.- El candidato ganador en las pasadas elecciones presidenciales anunció una reducción en el gasto corriente del gobierno federal, una vez que entre al poder, para obtener recursos adicionales y canalizarlos a un mayor gasto de inversión así como apoyar programas sociales y el pago de pensiones adicionales. Es muy encomiable una reducción en el gasto corriente, que con frecuencia es excesivo, mal medido y peor asignado.

Sin embargo, todos aquellos que hemos dirigido empresas o instituciones sabemos que realizar recorte de personal o de sueldos de manera generalizada puede resultar peor que no hacer nada. Mala ejecución en los recortes puede resultar en reducción de la productividad, de la producción y en las utilidades de las empresas, así como un deterioro en los servicios proporcionados. Un típico ejemplo de una medida errónea es reducir el área de ventas, cuando bajan los ingresos de la instituciones, con lo cual el problema se agrava en lugar de corregirse.

En el sector público es generalizado y conocido el problema de las restricciones que imponen los contratos sindicales, que dificultan o impiden movilizar al personal o cambiar sus horarios, por lo que se recarga el trabajo en el personal de confianza.

Por lo mismo, sería deseable una revisión total de las actividades de todo el personal para poderlos reasignar en actividades y áreas que permitan un incremento en la productividad de toda la administración.

En su lugar se anuncia una reducción generalizada en los sueldos del personal de confianza. Hay que enfatizar que los salarios del sector federal se redujeron en 10 por ciento en promedio al inicio del gobierno de Fox y a partir de ese momento han quedado fijos en términos nominales. Esto significa que al tomar en cuenta la inflación, los salarios reales del personal de confianza se han reducido en más de la mitad en los pasados tres sexenios. Es por esta razón que se tiene dificultad para conseguir personal calificado con experiencia para puestos relevantes. Para muchos el riesgo es elevado para distintos puestos de responsabilidad, en donde el ingreso es menor que en las empresas privadas o en el extranjero, destacando el problema en sectores muy especializados como son el financiero, el médico, el técnico y otros más.

El ahorro por pagar menos sueldos que el prevaleciente en el mercado, aunque políticamente parece atractivo, puede resultar muy costoso para el país.

Por ejemplo, basta que en la reestructura de la deuda pública no se cuente con personal experimentado, para que el gobierno pague entre 10 y 15 puntos base por arriba de que lo podría conseguir, lo que equivale a que nuestro país derogue cientos de millones de dólares adicionales cada año. O que los negociadores de los tratados de libre comercio no conozcan el detalle de los distintos acuerdos previos para que diversos sectores de la economía tengan pérdidas relevantes que se reflejen en desempleo, quiebra de empresas y menores impuestos pagados.

Un problema ya generado con este anuncio del recorte de los sueldos es que una parte importante de buenos y honrados funcionarios públicos están más preocupados en encontrar un nuevo empleo fuera de la administración pública, que en concluir su actual responsabilidad y lograr una transición tersa. Es decir, en lugar de quedar bien con la nueva administración están más preocupados en tener los ingresos suficientes para pagar las colegiaturas de sus hijos y la hipoteca de su casa el próximo año, lo cual no se les puede criticar. Esto, sumado a la guerra comercial de Estados Unidos con sus socios, puede provocar una crisis en nuestro país. Varios de los apuros económicos en sexenios anteriores resultaron del cambio en el personal de confianza en el gobierno.

Recuerdo que en Venezuela a inicios del actual siglo se consideraba a los funcionarios de la empresa petrolera PDVSA como una casta dorada, debido a sus elevados ingresos, por lo cual se redujeron los sueldos y se despidió a cerca de 20 mil de sus directivos y empleados en unas semanas, quienes fueron sustituidos por militares.

Como resultado de ello hoy en día la producción de petróleo en ese país es menor a la mitad de lo que se obtenía en esa época, lo cual ha provocado una grave crisis de divisas.

Es obvio que hay que reducir el gasto corriente del gobierno y realizar una reestructura de la administración, pero el criterio debe ser mejorar los servicios públicos a un menor costo, para así aumentar la productividad total de la economía nacional.

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