Benito Solis

La crisis en Turquía es lección para México

El columnista dice que el próximo gobierno mexicano deberá ser muy cuidadoso en no permitir un desequilibrio macroeconómico y pone el ejemplo de este país.

El gobierno de Estados Unidos incrementó los aranceles al acero y el aluminio provenientes de Turquía, la semana pasada, como una presión para que sea liberado un religioso al que considera un preso político. Esto es un mal precedente porque se utiliza un instrumento comercial como arma política, perjudicando a empresas y trabajadores que no tienen ninguna responsabilidad en el evento ni capacidad de solucionarlo.

Como resultado, la lira turca tuvo una devaluación del 40 por ciento en estos días. Además, el impacto se ha resentido en menor o mayor medida en los diferentes mercados financieros globales. Por ejemplo, el peso mexicano se devaluó 4 por ciento en cuatros días y la mayoría de las divisas en los mercados emergentes también lo resintieron, como fueron el peso argentino y el real brasileño. Una de las monedas que resulta más afectada fue la sudafricana. El impacto también elevó las tasas de interés de los mercados emergentes y hubo una reducción en la mayoría de las bolsas de valores, incluyendo la de los países desarrollados.

Aunque este incremento de los aranceles a las importaciones fue el detonador de la crisis en Turquía y su consecuente impacto a nivel global, hay que enfatizar que su economía ya mostraba evidentes signos de un desequilibrio macroeconómico desde hace varios meses. Sus principales manifestaciones eran una elevada y creciente inflación, misma que se situaba por arriba del 15 por ciento anual y un déficit externo cercano al 6 por ciento del PIB.

Por lo mismo, las calificadoras internacionales de crédito le habían reducido su calificación en meses recientes, a pesar de que esta economía tenía uno de los mayores crecimientos a nivel mundial, que fue del 7 por ciento en el primer trimestre de este año. Sin embargo, el mismo no resultaba de mayor productividad o inversión privada, sino de la política fiscal expansiva que seguía la actual administración.

A raíz del intento de golpe de Estado en 2016 en esa nación, el gobierno buscó elevar el crecimiento de la economía con un mayor gasto público y otras medidas, pero se deterioró el equilibrio de la economía de manera importante. Por lo mismo, cualquier shock externo podría haber desencadenado la crisis. En la actualidad existe el riesgo de que Turquía se convierta en la nueva Grecia, como le sucedió a este país en la década pasada. Aunque su deuda total es de menor magnitud a la de su vecino país, la externa se elevará de manera considerable en términos de la moneda local por la devaluación de su divisa, lo que impactará en su relación al PIB, en su servicio y en el déficit fiscal.

Esto se agravará como resultado de las mayores tasas de interés que se elevarán de manera relevante en las siguientes semanas, a pesar de la oposición del gobierno a esta medida. Las mismas reducirán el dinamismo económico del país y tendrán un deterioro en los resultados de los bancos nacionales e internacionales que tengan valores de deuda de ese país. Para estabilizar la situación el gobierno turco tendrá que reducir su gasto público y ajustar sus finanzas durante varios años, lo que tendrá un impacto social y seguramente político.

El próximo gobierno mexicano deberá ser muy cuidadoso en no permitir un desequilibrio macroeconómico, como consecuencia de su objetivo de elevar el crecimiento económico, crear nuevos empleos e incrementar los sueldos y salarios. Con frecuencia los gobiernos piensan que con un mayor gasto público se puede reactivar la economía, sin embargo, el mismo puede reducir el gasto y la inversión privada, por lo que el efecto neto se vuelve negativo.

De esta manera podría repetirse la situación actual de Turquía, lo que significaría que se obtendrían los objetivos contrarios. México sigue creciendo en la actualidad a pesar de la renegociación del Tratado de Libre Comercio, de las presiones del gobierno norteamericano, de las mayores tasas de interés y del impacto de los pasados terremotos debido a un mejor equilibrio macroeconómico. Sin embargo, descuidar el mismo tendría graves efectos en la población nacional.

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