Benito Solis

Cuál será el criterio para el manejo de la economía

Existe la preocupación de que el próximo gobierno siga una estrategia de política económica más identificada con esquemas de mando, los cuales han mostrado ser ineficientes y reducen el poder de compra.

El hombre es un animal que apareció en la faz de la Tierra hace más de dos millones de años, con una capacidad física muy limitada, pero con la habilidad de unirse en grupos sociales para protegerse, ayudarse y lograr una repartición del trabajo que fomentó su especialización. Sin embargo, la sociedad humana vivió en un entorno de pobreza y grandes limitaciones durante varios cientos de miles de años.

Para superarlo hubo distintos esquemas para incrementar la producción de los bienes y servicios. Un primer caso fue el de las sociedades que basaban su economía en las prácticas de los antecesores, con poco o nulo cambio porque 'así hay que hacerlo'. Este esquema de 'tradición' no permite la innovación ni cambios ni mejoras, por lo que produce sociedades estáticas. Esto fue práctica común en los origines de la humanidad y todavía es el caso en varios países en Medio Oriente y algunas partes en el territorio nacional, donde se siguen las prácticas de 'usos y costumbres'.

Paulatinamente aparecieron sociedades más complejas en las cuales una persona o grupo de personas tenían la responsabilidad de ordenar los distintos procesos productivos de la sociedad, qué se debería producir y cómo hacerlo, con qué métodos y en qué cantidades, qué le debe de tocar a cada integrante de la sociedad y a qué debe de dedicarse, etc. Estos responsables podían ser reyes, dictadores o militares, así como religiosos o partidos políticos, y a estos sistemas económicos se le denomina de manera genérica de 'mando' y fueron muy comunes en los últimos milenios. En la actualidad siguen vigentes en los países de régimen comunista y en varias dictaduras.

En los últimos dos siglos se generalizó un sistema basado en la libertad de las personas que, en su actividad y sus preferencias, mandan señales al resto de la sociedad de lo que desean consumir y adquirir, por medio del sistema de precios. Además, este se vuelve un sistema de órdenes para los fabricantes y oferentes para satisfacer estas peticiones y deseos de los consumidores. Si lo obedecen tienen su recompensa por medio de utilidades, si desobedecen tienen disminución de sus ventas, incluso pérdidas y en el extremo la quiebra de sus empresas. Este esquema premia la innovación, la inventiva de las personas y el incremento en la producción. Su generalización en el mundo ha propiciado un crecimiento explosivo de la producción, de las economías, de los inventos y por ende del nivel de vida y de la esperanza de vida de la población en el último siglo.

Sin embargo y a diferencia de lo que opinan algunos, este sistema de precios es un mecanismo muy complejo y requiere el cuidado y atención de los distintos gobiernos. Es absurdo pensar que basta dejar a todos que hagan lo que quieran para que opere. Se requiere de una autoridad fuerte que evite los monopolios y el cierre arbitrario de los mercados, que haga cumplir los contratos entre los particulares y la resolución de los conflictos, que haga leyes justas las cuales se cumplan, que impida la existencia de inflación y la destrucción del poder de compra de la moneda, que castigue la corrupción y permita un 'piso parejo' para los distintos competidores, que mantenga un ambiente de estabilidad y de seguridad, así como muchas características más.

México había avanzado en la dirección de crear un sistema de libertades económicas, de competencia y de eficiencia de los mercados a partir de la grave crisis financiera de 1982, que culminó con el colapso financiero del gobierno y la expropiación de la banca. El proceso se aceleró con la apertura comercial iniciada en la década de los 90's, lo que ha permitido tener un crecimiento sólido sin las crisis sexenales que ocurrían anteriormente. Sin embargo, todavía se requiere avanzar en su perfeccionamiento.

Hoy existe la preocupación de que el próximo gobierno siga una estrategia de política económica opuesta y más identificada con esquemas de mando, los cuales han mostrado ser más ineficientes y reducen el poder de compra de la población. Esto cambiaría el criterio básico por medio del cual los diferentes agentes y grupos toman sus decisiones económicas, como son los consumidores y los ahorradores, los inversionistas y las empresas, los comercios, etc. Esto se debe a que los precios dejan de ser los indicadores confiables para tomar las distintas decisiones. Por lo mismo, hay gran inquietud en conocer el Presupuesto de Egresos y la Ley de Ingresos 2019, para saber si es realista y si concede importancia al fortalecimiento del sistema de precios al mantener el equilibrio fiscal, base para la estabilidad macroeconómica del país.

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